domingo, 17 de junio de 2018

Alonso de Ojeda, el conquistador.


(Cuenca, 1466 - Santo Domingo, 1515) Navegante, explorador y conquistador español, veterano de la guerra contra los moriscos, fue uno de los pioneros en la empresa de conquista que siguió al descubrimiento de América. Acompañó al almirante Cristóbal Colón en su segundo viaje y participó activamente en las primeras acciones para someter a los indígenas de la isla de Santo Domingo (La Española). Conocido como el caballero de la Virgen, por su gran devoción a ésta. Entre 1499 y 1502 exploró la costa de las actuales Venezuela y Colombia y fundó Santa Cruz, primer emplazamiento español en el continente. Nombrado gobernador de Nueva Andalucía (Urabá), gobernación de Tierrafirme que comprendía el litoral colombiano, su intento de colonización fracasó, pero dio lugar a la fundación de Santa María la Antigua del Darién, base de futuras conquistas.

Perteneció a una familia hidalga de pocos recursos. En su juventud estuvo al servicio del duque de Medinaceli, don Luis de la Cerda, como paje. Alonso de Ojeda era pariente cercano de un alto miembro del Tribunal de la Inquisición, de su mismo nombre, quien le presentó al famoso obispo de Burgos, que fue después Patriarca de las Indias, don Juan Rodríguez de Fonseca. Participó en la toma de Granada, donde dejó constancia de sus dotes militares, de su destreza como espadachín y de su audacia.
El joven Ojeda se ganó en breve la buena voluntad del Obispo, quien ofreció dispensarle su protección a la primera oportunidad. Alonso tenía veintiocho años en 1494, y de él se daba la siguiente descripción: "Tenía los ojos azules, era pequeño de estatura, ágil hasta causar sorpresa, y en todos los ejercicios de las armas, maestro consumado; tenía el genio pronto y la vista perspicaz; era valiente hasta la temeridad, vengativo hasta la crueldad, tierno de corazón con los débiles, y cortés con las damas; pendenciero y duelista, pero hondamente creyente y por extremo observante de sus deberes religiosos."


Aunque nació en Cuenca, era oriundo de Ojeda, cerca de Oña, en la merindad de Bureba. Perteneció a una familia noble y fue paje y criado del duque de Medinaceli don Luis de la Cerda, en cuya casa conoció quizá a Cristóbal Colón, cuando éste vino a España. Protegido por el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, Alonso de Ojeda fue puesto al frente de una de las naves del segundo viaje de Cristóbal Colón en 1493. Al llegar a la isla de Guadalupe, Colón le confió la búsqueda del veedor Diego Márquez, que se había perdido al internarse con otros ocho compañeros. Una vez en La Española (isla de Santo Domingo), Colón le mandó explorar la región de Cibao, en el interior (enero de 1494), donde Ojeda obtuvo las primeras muestras del oro de Indias, enviadas por Colón a los Reyes Católicos junto con un memorial donde ensalzaba la riqueza de las islas descubiertas.
Poco después se le dio otra misión importante: la de socorrer al capitán Margarit, que estaba sitiado en la fortaleza de Santo Tomás (erigida en Cibao) por las huestes del cacique Caonabó. Ojeda corrió en auxilio del capitán pero quedó sitiado a su vez, hasta que pudieron salvarle nuevos refuerzos venidos de la Isabela con Colón y su hermano  Bartolomé Colón.
Más tarde las tropas de Caonabó pusieron cerco a la Isabela y Ojeda decidió capturar al cacique. Marchó a la provincia de Maguana, donde vivía, y durante la entrevista que mantuvieron, Ojeda le ofreció como regalo unos grilletes de latón. Cuando el cacique se vio inmovilizado, Ojeda lo subió a su caballo, huyó al galope y lo entregó a Colón. Luego derrotó a otro hermano de Caonabó, por lo que se le premió con seis leguas de terreno en Maguana.

La exploración de Venezuela
Alonso de Ojeda estuvo en la Española hasta fines de 1498, momento en que se enemistó con Colón y regresó a España. Fue a la Corte y se entrevistó con el Obispo Fonseca, que le pidió comprobar lo descubierto por Colón en su tercer viaje; se le autorizó así a realizar el primer viaje de descubrimiento tras los colombinos. Con patente del Obispo partió del puerto de Santa María hacia el 18 de mayo de 1499. Llevaba una sola carabela y le acompañaban el cosmógrafo Juan de la Cosa y Américo Vespucio, que hacía entonces su primer viaje al Nuevo Mundo.
Costeó África (donde se apoderó de una carabela de Huelva), pasó a Canarias y finalmente siguió la ruta del tercer viaje colombino para arribar a la costa suramericana por la Guayana venezolana. Desde allí subió a la isla de Trinidad y península de Paria, donde había estado antes el Almirante. A partir de aquí realizó su verdadero descubrimiento: toda la costa de Venezuela hasta Maracaibo, donde los españoles hallaron unas viviendas lacustres que a Vespucio le recordaban a Venecia, y por ello bautizaron el lugar como Venecia Chica o Venezuela. Prosiguieron luego por la península de la Guajira (territorio actualmente colombiano), que los indios llamaban Chichibacoa o Coquibacoa, hasta cerca de un cabo que les pareció desde lejos "vela de navío". Era el cabo de la Vela, al que no arribaron, ya que antes de alcanzarlo enderezaron rumbo hacia la isla Española y atracaron en puerto Yáquimo el 5 de septiembre de 1499. 

 
Allí cargaron palo tintóreo y encontraron a Francisco Roldán, alcalde de Santo Domingo reconciliado con Colón después de su rebelión. El funcionario pidió el permiso para hacer descubrimientos y Ojeda se lo mostró. El resto del viaje carece de interés; cargaron esclavos en las Lucayas y arribaron a Cádiz a mediados de junio del año 1500. Los resultados de estos descubrimientos (toda la costa venezolana y parte de la atlántica oriental colombiana) se consignaron en el famoso mapa de Juan de la Cosa, elaborado el año 1500.
 
Ojeda fue nombrado Gobernador de Coquibacoa el 8 de junio de 1501 y organizó una expedición colonizadora con dos socios llamados Juan de Vergara y García de Ocampo. Partió en enero de 1502 con cuatro navíos y repitió la ruta anterior. Al llegar a Coro, que denominó Valfermoso, mandó a Vergara por víveres a Jamaica y continuó hacia un puerto que llamó Santa Cruz, posiblemente Bahía Honda, en la zona colombiana de la península de la Guajira. Aquí construyó un fuerte, que fue el primer establecimiento español en Suramérica.
El descontento por la falta de víveres y por las adversas condiciones canalizaron una gran hostilidad hacia el gobernador. Al regresar de Jamaica, Juan de Vergara se concertó con García de Ocampo para destituir a Ojeda, que fue apresado (mayo o junio) y, por consiguiente, despoblado el lugar. Resultado de esto fue un pleito en la isla Española entre Ojeda y sus socios, del que el primero salió absuelto en 1503. 

La colonización de Tierrafirme
En 1508 se celebró la famosa Junta de Burgos en la que se acordó la colonización de Tierrafirme, dividida en dos gobernaciones, la de Castilla de Oro (Veragua) y la de Nueva Andalucía (Urabá). La gobernación de Nueva Andalucía, que correspondió a Alonso de Ojeda, abarcaba la costa colombiana desde el Cabo de la Vela hasta el golfo de Urabá. Ojeda reunió cuatro barcos y 220 hombres y partió de Santo Domingo el 10 de noviembre de 1509 en compañía de Juan de la Cosa; dejó en la isla a su socio el cosmógrafo Martín Fernández de Enciso para que reclutara más hombres. 


Desembarcó en las proximidades de Cartagena, donde leyó a los indios el famoso "Requerimiento", y se internó hasta el poblado de Turbaco. Cuando los españoles estaban ocupados en saquear las viviendas vacías de los nativos, aparecieron los guerreros indígenas, que ocasionaron una gran mortandad. Entre las víctimas estuvo el cosmógrafo Juan de la Cosa, que fue capturado y asaeteado. Ojeda logró escapar y alcanzó la playa, donde apareció Diego de Nicuesa que había sido nombrado gobernador de Castilla de Oro y se dirigía a su gobernación. Diego de Nicuesa se unió a Ojeda en la represalia contra los indígenas, y luego siguió su camino. 
 
Ojeda continuó también por la costa de su gobernación en dirección hacia occidente, en busca de un lugar para fundar un asentamiento. Creyó encontrarlo en el Golfo de Urabá, donde erigió San Sebastián de Urabá, en realidad un simple fuerte. El lugar era insalubre y enfermaron muchos hombres, pero lo más grave era que los indios usaban flechas envenenadas con curare, que producían la muerte casi instantánea a quienes eran heridos. El propio Ojeda fue herido en una pierna, aunque pudo salvar su vida tras obligar al cirujano a que aplicara sobre su herida dos planchas al rojo vivo. Para contener la hemorragia fue necesario gastar una pipa de vinagre. 
 
Ante tan precaria y peligrosa situación, y en vista de que no llegaba el esperado refuerzo de Fernández de Enciso, Ojeda decidió aprovechar la aparición de una nave en Urabá para ir a la Española en busca de víveres e implementos. Dejó a los pobladores de San Sebastián bajo el mando de un entonces oscuro teniente llamado Francisco Pizarro (el futuro conquistador del Perú), con órdenes de actuar como creyera oportuno si no había regresado en un plazo de cincuenta días, y embarcó rumbo a La Española.

Pero la nave en que embarcó Ojeda iba llena de bandidos, los cuales, dirigidos por Bernardino de Talavera, decidieron ir a Cuba en vez de Santo Domingo para eludir la justicia. El barco naufragó cerca de Cuba y sus ocupantes cruzaron a pie la isla hasta el Oriente, donde fueron acogidos por los indios (posiblemente en la zona de la actual Santiago de Cuba). Desde allí se pidió ayuda al gobernador de Jamaica, Juan de Esquivel, que envió una nave con Pánfilo de Narváez. Se ejecutó a Bernardino de Talavera y a sus seguidores y Ojeda viajó hasta Santo Domingo. Allí decidió hacerse monje y falleció en Santo Domingo al cabo de unos años, hacia 1515, fue enterrado a la entrada de la iglesia de San Francisco. 

En cuanto a los hombres de San Sebastián de Urabá, partieron bajo el mando de Francisco Pizarro al cumplirse los cincuenta días y encontraron cerca de Cartagena el refuerzo de Fernández de Enciso, en el que venía Vasco Nuñez de Balboa, que indicó el lugar apropiado para fundar un asentamiento en Tierrafirme: un paraje junto a un río (Tanela) más allá del golfo de Urabá, donde no había indios flecheros. Allí se erigió la ciudad de Santa María la Antigua del Darién, base del descubrimiento del Pacífico y de la colonización de Panamá.


monumentoAlonsoOjeda

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