Dionisio en la historia
En el año 430 adC nacía Dionisio, que pasaría a la historia como uno de los tiranos de
Siracusa,
una de las ciudades más influyentes de las que se encontraban dentro de
la Magna Grecia e hizo que esta ciudad viviese su momento de máximo
esplendor entre luchas contra los cartaginenses que no querían perder un
pedazo de ese pastel que era
Sicilia.
Dionisio reclamó la condena inmediata y sin juicio de los generales
responsables de la caída de Agrigento. La propuesta era ilegal y le fue
impuesta una multa, que enseguida fue pagada por Filisto. Dionisio pudo
hacer uso de la palabra y convenció al pueblo: los estrategos fueron
destituidos y un nuevo colegio fue nombrado en su lugar entre los que
figuró Dionisio. Hizo llamar a los ciudadanos desterrados durante el
golpe de estado de
Hermócrates.
Estableció una alianza con el lacedemonios Deixipo, comandante de una
guarnición de las proximidades. Se volvió también popular apoderándose y
revendiendo los bienes de los ricos. El dinero le permitió aumentar el
sueldo de sus soldados.
Características más destacadas
Timeo de Tauromenio le describe grande, rubio y pecoso (FGrH 566,
F29). Para algunos autores, descendía de una familia nobiliaria, según
otros era de baja extracción social — lugar común de la literatura
contra los tiranos. La primera hipótesis parece la más verosímil, tanto
más cuando Dionisio era familiar del estratego Hermócrates y , según
Cicerón, había recibido una buena educación.
El comienzo de sus guerras consolidadas
Pudo ganar tiempo para fortificar Siracusa, consiguiendo conjurar la
amenaza púnica firmando un tratado con Cartago ese mismo año,
reconociendo las conquistas púnicas en Sicilia central, para desarrollar
máquinas de asalto como la
Catapulta
y reorganizar el ejército y la flota, reuniendo así un ejército de
80.000 infantes y 3000 jinetes, y en 398 a. C. decidió desquitarse
contra los cartagineses.
En la primavera de 405 a. C., fracasó en la protección de Gela y
Camarina, dos ciudades vecinas, y tuvo que dar la orden de evacuarlas.
Los aristócratas siracusanos aprovecharon el hecho para intentar
derrocarlo. Una primera tentativa fracasó gracias a la intervención de
la guardia de corps de Dionisio. El tirano hizo fracasar la conspiración
llamando en su ayuda a los espartanos. Los aristócratas consiguieron
huir a tiempo a la fortaleza del Etna. Las fuerzas sublevadas, dirigidas
por dichos aristócratas, mantuvieron a pesar de todo, el asedio de la
fortaleza en la que se refugió Dionisio.
Aprovechando una epidemia de peste que se extendió en las filas
cartaginesas, dio una primera tregua, por la que cedió al la parte
occidental de la isla. De esta forma, consiguió expulsar a los púnicos
de Sicilia central, persiguiéndolos hasta su base de Motia.
Construyó un malecón que le permitió tomar la fortaleza insular con sus
ingenios de artillería. Tras la llegada de refuerzos púnicos a Panormo y
la construcción de la fortaleza de Lilibea, los cartagineses lograron
rechazar a Dionisio hasta Siracusa, poniéndole sitio, que el tirano de
Siracusa logró romper más adelante. De esta forma se llegó a un acuerdo
de paz en el 392 a. C., por el cual se reconocían sus conquistas en
Sicilia central.
Sin embargo, el tratado afianzó la dominación de Dionisio sobre
Siracusa. Aprovechó para fortificar la isla de Ortigia, sita en
Siracusa. Allí construyó un palacio fortificado para él. Rodeó Siracusa
con un recinto fortificado.
La guerra contra Cartago
Dionisio reemprendió la guerra contra Cartago en 397 a. C. y hasta
392 a. C.. Su primera acción fue apoderarse de los bienes de los
cartagineses que dejaron en Siracusa y de los barcos fondeados en el
puerto. Fue imitado por las otras ciudades sicilianas, lo que le
permitió hacerse pasar por el campeón del panhelenismo. En la primavera
de 397 a. C., capturó la plaza fuerte de Motia, principal base militar
cartaginesa. La ciudad fue arrasada y saqueada. Lo griegos que habían
combatido en el bando cartaginés fueron crucificados.
Sin embargo, el general Himilcón, a la cabeza de los refuerzos, puso pie
en Sicilia, en la ciudad de Panormo. Su flota tomó a continuación
Mesina,
que fue completamente arrasada. Dionisio fue vencido finalmente a la
altura del Cabo Tauromenio por Himilcón. Este último comenzó el sitio de
Siracusa, pero una nueva epidemia debilitó a sus tropas, permitiendo a
Dionisio retomar la iniciativa.
El por qué de sus conquistas.
Dionisio se hizo con una clientela al distribuir por lotes las
tierras confiscadas a sus enemigos. Mercenarios y esclavos (quizá
campesinos dependientes comparables a los hilotas espartanos), se
convirtieron así en los nuevos ciudadanos (neapolitai).
Reforzada su posición, decidió restaurar la hegemonía siracusana no
obstante los siracusanos se sublevaron y se aliaron a los conjurados
refugiados en el Etna. Dionisio aprovechó para reclutar mercenarios
campanios, gracias a los cuales aplastó la rebelión. Mediante traición,
recuperó las ciudades de Naxos y Catania, cuyos habitantes fueron
reducidos a la esclavitud. Leontino se rindió y sus habitantes fueron
deportados a Siracusa, donde no tardaron en recibir la ciudadanía.
Mesina y Regio se decidieron a alzarse en armas contra Dionisio, sin
éxito en 399. El tirano intentó reconciliarse con Regio por vía
matrimonial, pero su oferta fue rechazada. Se casó con una aristócrata
de Locri, lo que aisló aún más a Regio.
Su muerte
Dionisio, al que le gustaba mucho la poesía, aunque no era tan bueno
escribiendo como gobernando ganó su primer concurso lírico con el poema
"El rescate de Héctor". Tal fue su emoción que organizó un banquete en
el cual, murió por los excesos, o tal vez envenenado.
A su muerte, su hijo Dionisio el joven, tomó su puesto, pero su
capacidad como gobernante no fue como la que tuvo su padre y pronto vio
como la influencia de Siracusa cesó en la Magna Grecia y finalmente tras
10 años de mandato tuvo que "ceder" el trono a su tío Dión, pero eso es
otra historia.
Datos curiosos
Fomentó la producción de armas y reforzó su ejército. Reclutó
ingenieros para inventar nuevas armas, como el gastraphetes, ancestro de
la ballesta. Fue en ese momento, según Diodoro Sículo cuando fueron
inventadas máquinas emparentadas con la catapulta (perforadora de
escudos, literalmente), y descendiente del gastraphetes:
- el oxibeles: especie de gran ballesta colocada sobre un trípode,
que lanzaba grandes flechas (de 600 a 800 gramos), que podían atravesar
una fila de hombres
- con el mismo principio, pero con un proyectil diferente, el litóbalo enviaba balas de piedra sobre el enemigo.
A la muerte de Dionisio, Filipo II de Macedonia, tercer hijo de Amintas III y más conocido como el padre de Alejandro Magno
, era llevado como rehén a Tebas (la griega) para que esta ciudad no fuese amenazada por Macedonia.
Aparte de tirano de Siracusa, era, en los ratos libres, escritor de tragedias; tragedias griegas.