Un nuevo estudio liderado por Harvard revela los orígenes genéticos de
los pueblos indoeuropeos y su conexión con las estepas del Cáucaso.

Un reciente estudio liderado por el investigador de la Universidad de Harvard Iosif Lazaridis y publicado en Nature ha revolucionado nuestra comprensión sobre los orígenes de los pueblos indoeuropeos. Así, el análisis de ADN antiguo ha permitido rastrear la formación de estas poblaciones hasta la región de las estepas del Cáucaso y el bajo Volga. A través de técnicas avanzadas de secuenciación genética y
de comparación con restos arqueológicos previos, los investigadores han
podido reconstruir el linaje de estas poblaciones con una precisión sin
precedentes.
El origen genético de las poblaciones indoeuropeas
El estudio aporta nuevas evidencias sobre la relación entre los yamna
y sus predecesores eneolíticos. Ha identificado, además, tres clinas
genéticas fundamentales.
Por otro lado, los resultados refuerzan la teoría de que los
hablantes de protoindoeuropeo compartieron un origen común en la región
de la estepa antes de dispersarse hacia Europa, Anatolia y Asia Central. La integración de la genética con la lingüística histórica
está proporcionando respuestas clave sobre la expansión de las lenguas
indoeuropeas y su impacto en la formación de las civilizaciones
prehistóricas.
Los yamna fueron una cultura de pastores nómadas que emergió hacia el
3300 a.C. en las estepas situadas al norte del mar Negro y el mar
Caspio. La expansión de los yamna no solo dispersó su material
genético, sino también elementos culturales y lingüísticos clave en la
formación de las lenguas indoeuropeas.
Sus descendientes jugaron un papel crucial en la configuración
genética de Europa y Asia Central. Así, influyeron en la formación de
poblaciones como la cultura de la cerámica cordada.
El análisis del ADN antiguo ha confirmado que aproximadamente el 80% del genoma de los yamna proviene de una mezcla entre cazadores-recolectores del Cáucaso y poblaciones de la estepa oriental.
Su tecnología y organización social facilitaron una expansión rápida
hacia el oeste, donde influyeron en la aparición de culturas posteriores
en la Europa central y el Mediterráneo.
La identificación de tres grupos o clinas genéticas principales
El estudio identificó tres clinas genéticas que contribuyeron a la formación de los yamna: la clina del Cáucaso-bajo Volga (CLV); la clina del Volga y la clina de Dnipró. Cada una de estas clinas representa una fase crucial en la configuración genética de los pueblos de la estepa.
La clina del Cáucaso-bajo Volga
Esta clina estaba compuesta principalmente por individuos cuya ascendencia remite a los cazadores-recolectores del Cáucaso. La mezcla con poblaciones de la estepa resultó en una influencia genética que dominó alrededor del 80% del genoma yamna.
Los investigadores también detectaron un flujo genético bidireccional
entre estas poblaciones y los habitantes del norte del Cáucaso.
La clina del Volga
El análisis genético reveló que la clina del Volga fue el resultado
de la mezcla entre los habitantes de la clina CLV y las poblaciones de
cazadores-recolectores orientales. Se formaron grupos genéticamente diversos, con variaciones significativas en su composición.
Así, los individuos de Khvalynsk, por ejemplo, mostraron una mezcla
genética entre ascendencia de la estepa y miembros de las poblaciones de
la cuenca del Volga.
La clina de Dnipró
La clina de Dnipró se originó cuando las poblaciones CLV se
desplazaron hacia el oeste y se mezclaron con los cazadores-recolectores
del Neolítico ucraniano. Este proceso dio lugar a los grupos de Serednii Stih, que fueron fundamentales en la formación de los yamna. Se ha identificado un rápido crecimiento de esta población entre el 3750 y el 3350 a.C.
De la genética a la lingüística
Este estudio representa un avance significativo en la comprensión de
los orígenes indoeuropeos, tanto en la formación de las poblaciones
como en el desarrollo de las lenguas. La identificación de las
tres clinas genéticas y su influencia en la formación de los yamna
refuerza la hipótesis de que las estepas del Cáucaso y el bajo Volga
forman la cuna indoeuropea (y no Asia central).
Estos descubrimientos también abren nuevas líneas de investigación
sobre la migración de los pueblos protoindoeuropeos y su relación con
otras culturas antiguas. Con estos hallazgos, la arqueogenética sigue
transformando nuestra visión del pasado y proporciona respuestas sobre
la historia europea y asiática. Es de esperar que la combinación de
estudios genéticos, arqueológicos y lingüísticos siga proporcionando
información clave para desentrañar el origen de las lenguas y
civilizaciones indoeuropeas.
Comentario del Blog: Como podemos ver, el origen de los indoeuropeos al final no tiene nada de "indo", y con este estudio coge fuerza la idea de que algunos pueblos indoeuropeos tomaron caminos diferentes, como los celtas y los tracios, que fueron influenciados por creencias orientales del mismo modo que los indoarios, (reencarnación y visión cíclica de la vida) debido al camino que tomaron antes de venir a Europa o por los contactos comerciales que tuvieron con diferentes pueblos (oriente próximo y Asia central). En cambio, el resto de pueblos indoeuropeos (germánicos, baltoeslavos, latinos, aqueos, nórdicos) llegaron directamente a Europa desde las estepas del Volga y por ello sus religiones eran ciertamente diferentes a la religión orientalizada de los celtas y de algunos pueblos tardíos de Grecia.