jueves, 31 de mayo de 2018

Ocultismo y paganismo "nazi", ariosofía, esoterismo, la new age y su relación con la masonería

Durante los últimos tres siglos han utilizado diversas "creencias o religiones pantalla" inventadas por miembros de la masonería para captar posibles seguidores y futuros miembros potenciales, así como para ofrecer una introducción a la doctrina de la masonería disimuladamente y dirigir la sociedad hacia el sincretismo religioso anticristiano. 

Entre estas corrientes criptomasónicas cabalísticas estarían los diferentes estilos esotéricos del siglo XIX y principios del XX como la teosofía (basada en el hinduísmo), el ocultismo (incluído el pseudonazi), y las vertientes new age, paganas y esotéricas durante el siglo XX. La new age actualmente es su punta de lanza, con una gran difusión desde los años 90 del pasado siglo (reencarnación, energías, chakras, meditación, etc).



Todas estas creencias al igual que la masonería, se basan en la gnosis (gnosticismo). En la gnosis se dice que la salvación viene por uno mismo. Se promete que mediante la iniciación se irán adquiriendo cada vez más conocimientos secretos convirtiéndose así en individuos muy superiores al humano medio, los cuales son vistos como profanos, alimentando así la soberbia y el ego de los posibles futuros iniciados, haciéndoles creer que son elegidos que se convertirán en semidioses en sus fantasías. Ese es su señuelo, se aprovechan de la debilidad del ser humano, de su egocentrismo y ansias de vanidad, de su curiosidad por el misterio...

Es puro marketing por el cual se capta a la gente a base de adularlos y darles algo con gancho, buscando satisfacer la parte perversa del alma humana. 

En realidad, los "iniciados" no se convierten en seres superiores en ningún momento ni obtienen poderes sobrenaturales, simplemente alimentan su ego y en algunos casos llegan a creerse auténticos "gurús", alimentados por la vanidad que le proporcionan cientos o miles de seguidores. Si están dentro de la masonería o alguna secta similar, van conociendo con detalle la organización y sus fines, mientras que se les da la esperanza de que están cada vez más cerca del secreto espiritual más importante del gnosticismo y de la masonería, el cual, por supuesto es un fraude

Como sucedió con la manzana que la serpiente ofrece a Adán y Eva, por la cual Satanás les ofrecía un gran conocimiento oculto que según él, Dios no quería que tuvieran porque se convertirían en dioses... En realidad esa manzana solo los llevó al pecado, a su propia condenación, engañados por el demonio que siempre busca arrastrar a los demás hacia el mal. 

Todas las personas que se dejan arrastrar por estas creencias ocultistas y gnósticas, guiados por la soberbia y la vanidad, o simplemente para subirse la autoestima, sirven al mal sin darse cuenta.


Lucifer es Satanás, por muchos cuentos que se hayan sacado de la manga para dulcificar su imagen desde la new age y la masonería. Lo intentan camuflar de mil formas, pero la "glorificación del hombre" que buscan todas ellas, la salvación por "uno mismo" sin necesidad alguna de Dios, demuestra esa pretensión de ser cómo dioses. El rechazo más o menos contundente de Dios, es una muestra de soberbia y vanidad en cantidades industriales, y esto es lo que les delata como servidores del mal, aunque muchos, cegados por esa borrachera de ego, nunca llegan a darse cuenta.


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Símbolo de la Teosofía, fundada por Blavatsky, de carácter sincrético, gnóstico y ocultista, 
directamente relacionada con la masonería, y precursora de la ariosofia y la new age. Formó parte de una logia masónica adscrita, exclusiva para mujeres en USA.

 

Infiltración esotérica y gnóstica en el neofascismo y el patriotismo
 

Propagando estas creencias gnósticas camufladas en ambientes abiértamente anti masónicos, mezclando medias verdades con mentiras, buscan corromper a su enemigo para que acabe incluso trabajando para ellos sin saberlo, o como mínimo para que su lucha contra las políticas de la masonería, es decir contra las políticas del marxismo cultural, sea mucho menos eficaz. 

El verdadero dios y maestro tanto de la masonería como de estas creencias ocultistas es lucifer, aunque esto pocas veces lo dicen abiertamente por las connotaciones negativas que suele tener. En los círculos masónicos se le llama "gran maestro" mientras que Dios para ellos es alguien poco relevante, el Todo, lo que dió el primer impulso a la creación y nada más, en el mejor de los casos. Ellos aseguran que lucifer es bueno, el portador de la luz, y no Satanás como dice la biblia, pero esto se desmonta por si solo cuando nos damos cuenta de que los fines de su Lucifer son los mismos que los de Satanás, es decir rebelarse contra Dios (al que tachan de malvado, cambiando las tornas) para ser igual de poderoso que él, de igual a igual, haciendo gala de una soberbia y envidia tremendas, lo cual es sinónimo del mal por si mismo. 

Alguien que se guía por la soberbia y la envidia, que no acepta órdenes de ninguna autoridad espiritual, es malvado por definición (este principio es aplicable igualmente a las políticas del marxismo cultural que es la expresión terrenal por excelencia de las creencias luciferinas). 

Por ello, lo que hacen es comportarse de manera totalmente contraria a las enseñanzas cristianas del evangelio empezando por lo de "la verdad debe ser revelada a todos por igual", para ellos la verdad debe ser revelada solo a una élite, que por supuesto... son ellos. Invierten los valores, emulando esa rebelión luciferina para acabar con todo lo que provenga de Dios, de ahí que propaguen actualmente desde la masonería la ideología de género, o en el pasado la lucha de clases y el ateísmo. 

Usan todos los medios que sean necesarios para acabar con la ley natural para destruir el orden: su fin último es poner el mundo del revés, para según ellos "liberar" al hombre. Acaban situándose por encima del bien y del mal, como los gurús hindúes o los antiguos cátaros gnósticos, promoviendo así el relativismo moral. Además manipulan y confunden la biblia, ya que en ésta se dice claramente que Lucifer era un ángel bueno, que se dejó llevar por una soberbia extrema y se rebeló contra Dios, que es cuando cayó por su pecado. Después de su fracaso, lleno de odio y poseído por la envidia, se transformó en Satanás... Esto, los masones, los ocultistas y los gnósticos en general no lo mencionan en ningún momento, en su lugar cuentan la historieta mencionada un poco más arriba; omiten esto intencionadamente porque no quieren creérselo, no les interesa, ellos son soberbios, son la "élite" y quieren seguir emborrachando su ego.

 

La FARSA del ocultismo en el III Reich

Hay muchos escritos de esoterismo de post guerra alineado para con la llamada tercera posición afín al fascismo y al nacionalsocialismo, que de principio a fin son un cúmulo de creencias masónicas. Solamente hay que leer un ejemplar del Kybalion o textos de cualquier web oficial de logias masónicas para comparar y darse cuenta de ello; su máximo referente está en el ocultismo pseudonazi y su precursor Guido Von List (el cual bebió diréctamente de la teosofía y de la masonería) que creó la llamada "ariosofía" a partir de una mezcla entre ocultismo cabalístico y la simbología del paganismo germánico. También siguió una línea similar René Guenón y en menor medida Julius Évola.

Un polémico maestro: el legado de Miguel Serrano - La Tercera 

Miguel Serrano, conocido divulgador chileno del esoterismo pseudonazi


Dichas creencias se presentan como si no tuvieran nada que ver con la masonería, para que el lector poco formado en estas lides caiga en la trampa. Ocurre lo mismo con con el esoterismo actual y el ocultismo en general, al cual pocas veces relacionan con la masonería, (con toda la astucia del mundo) para no asustar al interesado. Todos estos textos olvidan que en los regímenes fascistas se prohibió la masonería y también las organizaciónes esotéricas u ocultistas, como por ejemplo, la archiconocida Sociedad Thule. (Legislación anti-masónica de 1935 en Alemania)

 

VRIL: The Power of the Coming Race - Bulwer-Lytton, Edward: 9781469915821 -  IberLibro

 Los escritores antinazis y los Mass Media siempre han alimentado esa faceta esotérica-ocultista
que atribuyen excesivamente al III Reich.

 

Hablando de la Thule, se ha exagerado interesadamente por los propios enemigos del III Reich su influencia en éste y en Hitler, para darle una imagen de oscuridad y maldad. A efectos reales, los únicos personajes relevantes del III Reich influenciados por la Sociedad Thule y el paganismo germánico ocultista fueron Hess y en menor medida Himmler (el cual acabó traicionando a Hitler), todo lo demás son manipulaciones y fantasías sin fundamento que van en contra de las propias declaraciones y acciones gubernamentales de Hitler, que era católico no practicante.

Hitler llegó a decir sobre los paganos ocultistas lo siguiente: "Estas personas que sueñan con el heroísmo de los antiguos germanos, con sus armas primitivas, como hachas de piedra, lanzas y escudos - escribió Hitler - son en realidad los más cobardes. Conocí demasiado bien a esa gente para no sentir el mayor asco por estos comediantes... Especialmente cuando se trata de reformadores religiosos a base de germanismo antiguo, tengo siempre la impresión de que han sido enviados por aquellas instituciones que no quieren el renacimiento de nuestro pueblo" (Mein Kampf - Hitler).

Sabottendorf, fundador de la Thule y otros tantos de su cuerda fueron perseguidos por el III Reich, cosa lógica, teniendo en cuenta las declaraciones de Hitler sobre ellos. El propio Hitler dió a entender con sus acciones que con los años se dió cuenta de que esas creencias que compartieron algunos de sus camaradas estaban profundamente influenciadas por la doctrina masónica, de ahí que las prohibiera; el mismísimo Himmler tenía que guardarse sus creencias para su círculo más cercano dentro de las SS, que no pasaba de unas pocas decenas de miembros. 

En la absoluta mayoría de cuerpos de las SS, incluyendo su rama militar, las Waffen SS, lo pagano se reducía a unos cuantos símbolos que se usaban por formar parte de la herencia cultural germánica, siendo sus miembros y soldados, protestantes o católicos por norma general.
 

Masonería, Teosofía y New Age

En un nivel de seriedad y profundidad inferior, casi pueril, la masonería hizo lo mismo con las creencias New Age que provienen de la teosofía, creada por Blavatsky y Henry Steel Olcott que pertenecieron a la masonería, así como con la Wicca pagana y sus vertientes -que fue inventada por el masón y judío Gerald Gardner-.  

Todas estas pseudo-religiones tienen algo en común, y es que se basan parcialmente en la gnosis y el sincretismo panteísta además de compartir cierta simbología satánica, la cual intentan presentar como si no fuese algo maligno, vendiéndolo como algo mágico y bueno para que no cause rechazo (ejemplos de esto serían el baphomet basado en el antiguo dios celta Cernunnos o la estrella de cinco puntas de la cábala). Mediante estas pseudo-religiones pantalla, las distintas masonerías logran captar seguidores potenciales que se podrán convertir en futuros miembros si siguen la senda marcada, ofreciendo así disimuladamente una introducción a la doctrina masónica.

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 Cernunnos, dios celta bastante controvertido por los sacrificios humanos y animales que se le ofrecían, actualmente usado por el movimiento Wicca. 
 
 
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 Baphomet reverenciado por la masonería, el esoterismo ocultista y sus derivados, que representa a Lucifer. Por mucho que intenten dulcificarlo alegando que su mala fama se debe a las críticas de la Iglesia, su aspecto repulsivo y andrógino totalmente contrario a la belleza, lo delata como símbolo satánico y maligno.


Además, con estas creencias consiguen llevar a la sociedad hacia el sincretismo religioso, que es uno de los fines que persiguen, crear una religión de esencia masónica y sincrética, apta para todos, en la que se sustituya a Dios y a Cristo, por el Gran Arquitecto y Lucifer, bajo varias denominaciones más o menos amistosas. Varias ramas del protestantismo formaron parte de este plan como etapa previa, no debemos olvidar que la masonería fue creada por protestantes en su gran mayoría con la ayuda de judíos jasídicos versados en la Cábala, al igual que su antecesora la orden Rosacruz.

Todas estas creencias tienen otro punto en común de gran relevancia, sus ataques al catolicismo y a la iglesia romana, amparándose en la leyenda negra promovida por protestantes y judíos, así como por toda la propaganda anticatólica paganizante y panteísta de la ilustración masónica liberal.

Una cita de San Agustín sintetiza con gran acierto en un par de líneas esta lucha entre el catolicismo y las creencias luciferinas ocultistas:

«Dos amores hicieron dos ciudades. El amor de sí mismo, hasta despreciar a Dios, hizo a la ciudad terrenal, el amor de Dios, hasta despreciar a sí mismo, hizo la ciudad celestial.» 

Como conclusión, podemos decir que no existe una gnosis buena y otra mala, un esoterismo bueno y otro malo, todos sirven al mismo amo, al maligno, en mayor o menor medida, unos diréctamente y otros indiréctamente, la mayoría sin saberlo. El Catolicismo en cambio, se basa en valores nobles, sirve al bien, la verdad y la justicia, además de tener más y mejores vías de acceso para la vida espiritual.

Caballero de Occidente

Bibliografía
La masonería invisible, de Ricardo de la Cierva.
Iglesia y masonería, las dos ciudades, de Dr. Alberto Bárcena.
Las constituciones de Anderson.
Los protocolos de los sabios de Sion.
El Génesis, primer libro de la Biblia.
Porqué dejé de ser masón, de Serge Abad Gallardo.


domingo, 20 de mayo de 2018

Vándalos, Suevos y Alanos. Su origen y la invasión de Hispania

Dos fechas se barajan como las más probables para fijar la entrada de éstos pueblos bárbaros en España, el 28 de septiembre o el 13 de Octubre del 409 d.c.
La invasión se produjo a través de los pasos pirenaicos custodiados por los "Honoriaci". Estos mercenarios de origen bárbaro habían sido contratados por los romanos para evitar internadas poco deseables para la población hispano-romana que, por entonces, andaba enzarzada en una contienda absurda provocada por las aspiraciones de unos y otros de conseguir el dominio del Imperio Romano de Occidente. De todo ello se aprovecharon los pueblos germánicos, sin olvidar que, a su vez, venían siendo empujados por el temible poder de los hunos.
Los honoriaci ni supieron ni quisieron combatir a los 200mil suevos, vándalos y alanos que les cayeron encima. No fue difícil para estas tribus diseminarse por la península ibérica en pocos meses. La destrucción y saqueo fue de alto calibre, y las escasas milicias acantonadas en el territorio se mostraron incapaces de frenar a unas tropas muy determinadas a sobrevivir a cualquier precio.

 Roma Victrix: Suevos, Vándalos y Alanos

Los suevos se concentraban en la provincia de Gallaecia (Galicia), estableciendo la capital de su reino en la antigua metrópoli romana Bácara Augusta, la futura Braga portuguesa. Este pueblo germánico provenía de los territorios situados entre el Rhin, el Danubio y el Elba, y dieron nombre a la región alemana de Suevia. Ya en tiempos de Julio César se hablaba de ellos como un pueblo guerrero y numeroso.
En el 411, tras limpiar de enemigos la zona invadida y someter a los supervivientes, se federaron con Roma para futuras campañas militares. Los suevos consiguieron permanecer independientes por más de siglo y medio, hasta su fusión con los visigodos. En ese tiempo fueron paganos, arrianos y finalmente se hicieron católicos (antes que los visigodos), toda una epopeya religiosa para una tribu orgullosa y de carácter indómito. Veamos ahora algo más sobre los compañeros de viaje elegidos por los suevos.

En la invasión del 409 se podían diferenciar dos grupos muy poderosos en el seno de los vándalos; nos referimos a los asdingos y los silingos. Los primeros permanecieron junto a los suevos en la provincia de Gallaecia, mientras que los segundos optaron por internarse en la Bética (Andalucía). Los vándalos provenían de lageografía báltica de Germania, pero a diferencia de sus aliados ocasionales, mantenían el sueño de ocupar todo el norte de África, principalmente los silingos que lo intentarían poco después de su llegada a Hispania. Aun así, tuvieron oportunidad de dar nombre a la región por la que transitaron: Vandalucía.
  
Los alanos constituían la etnia más curiosa y extraña de todas las que llegaron a Hispania en esos años. Eran germánicos de origen iranio, posíblemente su génesis se produjo dentro de los escitas en la Sarmacia caucasiana. Se expandieron por Europa y África siendo conocidos desde tiempos muy antiguos por su belicosidad y manera de entender la vida. El término de alanos podría provenir de raíz griega, por lo que significaría "los vestidos de negro"; otras interpretaciones nos pondrían en contacto con la lengua escita (Alain significaba montaña). Aquellos montañeses germánicos-asiáticos de negra vestimenta eran desdeluego tipos muy visibles; los historiadores antiguos los describen como rubios de gran envergadura física y muy resistentes, además de polígamos, crueles, salvajes y superticiosos. Los alanos mantenían una estructura social y política muy simple, sin instituciones religiosas y sin un sistema de castas donde estuviera presente la esclavitud.
Como curiosidad se puede contar que el trofeo de guerra favorito para los alanos era la piel del cráneo de sus enemigos. Parece que a estos hermosos guerreros les encantaba colocar ese premio colgando de las monturas de sus caballos.
Los alanos se establecieron en las provincias de Lusitania y Cartaginense sin lograr una influencia clara en la población nativa, a diferencia de sus aliados invasores que sí dejaron una huella indeleble en el ánimo y sentir de los hispano-romanos.Imagen relacionada
 Hispania en el año 416

Ésa era la situación y distribución de los tres contingentes bárbaros en el 416, cuando el rey visigodo Walia pactó con los romanos una guerra total para expulsar a los enemigos de Roma en Hispania. Comenzaron dos años de combates, avances y retrocesos por ambas partes, pero los visigodos se acabaron imponiendo. La preparación militar de las tropas visigodas superaba con creces la de sus contendientes. Muy pronto los soldados de Walia comenzaron a derribar el efímero poder de los bárbaros intrusos. Hostigaron a los vándalos silingos en la Bética y pulverizaron a los grupos de alanos que andaban desperdigados por la Cartaginense y la Lusitania. El rey silingo Fridibalgo fue vencido y capturado en el 417, el jefe alano Atax fue igualmente derrotado y muerto en batalla. En menos de dos años, suevos y vándalos asdingos se encontraban cercados en la cornisa noroeste de la Península Ibérica, y además a estos grupos se unieron a los supervivientes de los vencidos. Cuando los visigodos iban a marchar sobre ellos, Walia recibió la llamada del general romano Constancio, el cual le proponía regresar con el grueso de su ejército para acantonarse en el sur y este de las Galias.

Era el año 418, y el rey Walia conseguía para los visigodos un reino donde establecerse definitivamente con capital en Tolosa, en regimen de hospitalitas de Roma. A continuación los visigodos volverían a dirigir su mirada hacia suevos y vándalos que se habían reorganizado ocupando Lusitania y parte de la Bética, aunque éstos se enfrentaron y los segundos optaron por una retirada masiva tierras africanas entre el 429 y el 432. Se calcula que en ese periodo unos 80.000 vándalos salieron de Hispania para crear el primer reino germánico en África con capital en la antigua Cartago.
Los suevos acabaron siendo arrinconados una vez más en Gallaecia y acabaron pactando con los visigodos, convirtiéndose en sus aliados, alternando durante más de un siglo periodos de paz y guerra ya que se rebelaron en varias ocasiones, hasta los tiempos de Leovigildo, que acabó de manera definitiva con el reino suevo y pasaron a ser vasallos del reino visigodo de España.

Imagen relacionada
 Invasión del norte de África por parte de los vándalos, después de retirarse de Hispania, en el año 429.


Fuente:
La aventura de los godos - Cebrián.
Anotaciones de Europa Ancestral.

lunes, 14 de mayo de 2018

Como era Jesús? Aspecto físico de Jesucristo

Imagen relacionadaMuchas reseñas se han escrito sobre el aspecto físico de Jesús, hoy en día abundan las que mienten por diversos intereses, como es el caso del artículo que aparece en la web de los Testigos de Jehová, en la que dicen que tenía un aspecto normal y corriente de semita, obviando el hecho histórico de que los galileos eran griegos en mayor parte, y que la mayoría de hebreos de esa época no tenían un aspecto semita/árabe, sino occidental, dado que el añadido racial semita se produjo más adelante, de forma limitada, con la diáspora judía que sucedió a la destrucción del Templo en el año 70 d.c y que duró varios siglos.
Jesucristo es según el salmo «el más hermoso entre los hijos de los hombres» (Sal 45,2). En el evangelio de Mateo se describe su atractivo (atraía a los niños y a las multitudes, y los soldados se sorteaban su túnica: cfr. MT 4, 25; Jn 19, 23-24).
Sin embargo, esa cumbre de la perfección humana que es Jesucristo, es capaz de perder toda su belleza en la Pasión hasta el punto que Isaías dirá: «no hay en él parecer ni hermosura» (53,2), esta cita se suele sacar de contexto, interpretándola erróneamente para desprestigiar la imagen de Jesús en muchas ocasiones.


La carta de Publio Léntulo es el escrito que habla más cláramente sobre el aspecto físico de Jesús:


"Es de elevada estatura, distinguido, de rostro venerable. Sus cabellos, ensortijados y rizados, de color muy oscuro y brillante, flotando sobre las espaldas, al modo de los nazarenos. La frente es despejada y serena: el rostro sin arruga ni mancha. Su nariz y boca son regulares. La barba abundante y partida al medio. Los ojos color gris azulado, claros, plácidos y brillantes; resplandecen en su rostro como rayos de sol, de modo que nadie puede mirarle fijo. Cuando reprende es terrible; cuando amonesta, dulce, amable, alegre, sin perder nunca la gravedad. Jamás se le ha visto reír, pero sí llorar con frecuencia. Camina con los pies descalzos y con la cabeza descubierta. Estando en su presencia nadie lo desprecia; al contrario, le tiene un profundo respeto. Se mantiene siempre erguido; sus brazos y sus manos son de aspecto agradable. Habla poco y con modestia. Es el más hermoso de los hijos de los hombres. Dicen que este Jesús nunca hizo mal a nadie; al contrario, aquellos que lo conocen y han estado con él, afirman haber recibido de él grandes beneficios y salud. Según me dicen los hebreos, nunca se oyeron tan sabios consejos y tan bellas doctrinas. Hay quienes, sin embargo, lo acusan de ir contra la ley de Vuestra Majestad, porque afirma que reyes y esclavos son todos iguales delante de Dios" (Publio Léntulo, procurador de Judea al emperador).


En los últimos siglos han dicho que se trata de un apócrifo escrito en la Edad Media, que Léntulo no existió y demás cosas por el estilo. Si existió Léntulo o no es cuestión secundaria, pues su antigüedad es cercana a los primeros siglos y su fondo es veraz. Curiósamente los mismos argumentos se pueden utilizar contra los evangelios apócrifos, pero en cambio a éstos si les dan cierta validez histórica, que la tienen realmente, aunque fueran escritos por otras personas, pero en cambio con la carta de Publio Léntulo, se usa como argumento su apocrifidad para negar cualquier tipo de validez o veracidad en ella. Es evidente que esto lo hacen movidos por sus ideas anti cristianas y no por la razón.



 


La Sábana Santa de Turín es otra muestra histórica del aspecto de Jesucristo, su autenticidad hoy en dia ya está casi fuera de toda duda y decimos "casi" porqué es científicamente imposible demostrarlo en su totalidad por el método científico puesto que no existe una referencia genética de Jesús, pero se ha demostrado que la persona que quedó plasmada en la sábana murió de la misma forma que Jesús, con todo detalle, y perteneció a la misma época (véase el último estudio genético de 2024). Para más inri, el método por el que quedó plasmada la imagen es similar al de una foto o radiografía, siendo esto totalmente imposible de hacer con medios humanos, demostrando su naturaleza sobrenatural. Curiósamente sus característias físicas concuerdan con la descripción dada en la carta de Publio Léntulo, como su altura o sus facciones.


 
Jóvenes Cucuruchos - "El verdadero rostro de Jesucristo. Tomado de la  Sábana Santa de Turín, el lienzo que envolvía el cuerpo del Cristo." |  Facebook
 
Retrato de Cristo basado en la Sábana Santa


Fuentes:
http://es.catholic.net/op/articulos/17586/cat/691/constitucion-fisica-de-jesus.html
http://wwwmileschristi.blogspot.com.es/2016/08/carta-de-publio-lentulo-al-senado.html
Gracia y Gloria - Pedro Blanco
La Sábana Santa de Turín: Su autenticidad - Jorge Loring


jueves, 10 de mayo de 2018

Caballeros medievales, y su equipo de combate



Dos caballeros con armadura completa se enfrentan a lomos de sus monturas

Los comienzos del caballero

Para entender la importancia de los hombres montados es necesario retroceder en el tiempo hasta el siglo VIII, época en la que el término «caballero» no era asociado todavía a noble. Y es que, aunque los jinetes habían existido como tal desde tiempos inmemoriales, fue durante ese tiempo cuando se generalizó en Europa el uso del estribo (una pieza en la que el jinete apoya el pie y le permite sujetarse sin manos a la silla de montar).
Aunque este elemento pueda parecer baladí, algo tan sencillo permitió a los caballeros cargarse de armaduras y armamento y convertirse en el auténtico terror de los soldados a pie. Esa sujeción fue perfeccionada posteriormente mediante diferentes elementos como sillas más profundas o arzones. «En los siglos IX y X estos progresos se extienden y favorecen el combate a caballo, con lanzas todavía cortas […] que se utilizan como venablos o armas de estocada», explican los historiadores especializados en la época medieval Jacques Le Goff y Jean-Claude Schmitt en su obra «Diccionario razonado del Oriente Medieval».


Con el paso de los siglos, se perfeccionó la función del jinete mediante la creación de lanzas extremadamente largas (de unos cuatro a cinco metros) que el caballero usaba para atacar a sus enemigos mediante un método tan simple como efectivo. «El denominado “choque frontal” consistía en utilizar la lanza, que el jinete mantenía firmemente encajada bajo el brazo, en posición horizontal fija. Con este nuevo método la […] eficacia de la lanza ya no dependerá de la fuerza del brazo del guerrero, sino de la rapidez de su caballo. El jinete forma un bloque con su montura y ese “proyectil vivo” se aprovecha de todo el poder que le confiere el galope del caballo. La carga compacta de los caballeros […] adquiere una fuerza de penetración temible, capaz de desbaratar las líneas adversarias y de provocar el espanto», destacan los expertos.
La efectividad de estos «carros de combate» medievales (como son conocidos por múltiples historiadores) hacía que todos los mandameses de la época estuvieran ansiosos por contar con ellos. No obstante, era sumamente caro para los soldados poder mantener una montura y unas armas y armaduras como las que portaban los caballeros, por lo que esta práctica empezó a estar copada por las altas esferas de la sociedad de entonces, la nobleza.
Es quizá por eso por lo que ambos términos han llegado a la actualidad casi como sinónimos. Con todo, a día de hoy se desconoce por qué se acabó haciendo esta asociación entre ambos términos. «Ser caballero era algo mucho más importante que ser un simple soldado; un caballero debía personificar los principios de la caballería, debía ser un dechado de virtudes. El valor, la lealtad, la generosidad y la piedad eran sus principales vitales», explica Michael Prestwich en su obra.

Tipos de caballeros desde el comiendo de la Edad Media

Esta evolución provocó, a su vez, que nacieran varios tipos de caballeros medievales desde el siglo XII atendiendo a la finalidad que tuvieran a la hora de repartir bofetones entre sus enemigos. En primer lugar se destacaban los «caballeros cubiertos», un título que se otorgaba de forma hereditaria y que -además de ser representativo de la alta nobleza- implicaba una serie de privilegios como no tener que quitarse el yelmo ante el monarca.
Los segundos eran los que pertenecían a las órdenes militares, aquellos que decidían tomar las armas como una profesión y dedicaban su vida a ello. Estos se correspondían con grupos de jinetes que se unían bajo una orden estratificada y de carácter marcial. La más conocida fue la del Temple. «Obedecían a un maestre, seguían unas reglas y se comprometían a defender a los peregrinos por los caminos que llevaban a Jerusalén. […] Orden militar no es lo mismo que orden de caballería, las órdenes militares eran de corte religioso mientras que las de caballería estaban formadas por laicos.
Finalmente, el último tipo era el que estaba formado por los «caballeros andantes», los que vagaban por el mundo llevando a cabo buenas acciones de manera solitaria. «Inspirados por los ideales del amor cortés, ran siervos de una dama a quién debían fidelidad amorosa y a quién dirigían sus pensamientos más generosos y el mérito de sus hazañas. El caballero debía poseer virtudes propias y virtudes distintivas. Las propias eran la castidad, la generosidad, el sacrificio, la caridad..., aquellas virtudes que conformaban su personalidad y su espíritu», determinan Aurelio González y María Teresa Miaja en su obra «Introducción a la cultura medieval».

El equipo de un caballero de finales del siglo XIV

Debido a que al hablar de «caballero medieval» estamos haciendo referencia a un jinete que perduró durante más de cuatro siglos, es lógico pensar que su equipo fue evolucionando con el paso de los años. Sin embargo, las armas y armaduras más representativas de estos soldados son las que portaron a finales del siglo XIV y principios del XV. Y es que, son las más habituales en las películas.
Paños «menores»
Antes de ponerse la parafernalia defensiva, todo caballero que se preciara debía vestirse con una primera protección del cuerpo que se ubicaba encima del torso. Usualmente, todas estas prendas eran utilizadas para amortiguar los golpes y evitar que la armadura rozase directamente la piel.

1-Gambesón
El gambesón era un camisón de tela gruesa que evitaba que el frio metal pellizcase la piel de su portador. Solía estar fabricado de cuero, lana o lino. Estaba relleno de la parte más burda y barata de la lana o, si el portador contaba con unos buenos ahorros, de algodón. El más habitual era de grandes dimensiones que llegaba hasta las rodillas de manga larga, aunque también destacaban los de dos piezas o los de manga corta.
«A efectos prácticos era una colcha que amortiguaba los golpes que se daban sobre la armadura. Sin este elemento las placas rozarían la piel y serían sumamente molestas. Usualmente iban cosidas al gambesón varias piezas de cota de malla para evitar los golpes que se pudiera hacer a través de un hueco de la armadura», explica Gil Perujo a ABC.

2-Cofia
La cofia era la versión militar de la crespina, una prenda utilizada para proteger la parte superior de la cabeza. Era de tela y se fijaba a la cabeza mediante dos trozos de tiras de tela que se ataban en la parte inferior de la barbilla. «Estaba acolchada y servía para aislar el cuero cabelludo del roce del yelmo», explica el investigador y divulgador histórico Sebastián Roa en su obra «El Ejército de Dios».

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 Cofia
 
Armadura
La armadura del caballero del siglo XIV es uno de los elementos que ha hecho que esta época histórica haya perdurado en nuestras mentes. Y es que, además de ser espectacular, supuso una auténtica revolución que permitió a los jinetes ir cubiertos de arriba a abajo de metal. Una gran ventaja ante los arcos y las estocadas enemigas. Con ella, se puso fin así a los problemas que ofreció la cota de malla durante el siglo XIII (un camisón formado por múltiples anillas de metal que, aunque protegía de los cortes, se rompía fácilmente a las punzadas y los golpes). «A esa primitiva cota de malla se le fueron añadiendo piezas de metal hasta completar una armadura completa», completa el recreador.
Se caracterizaban porque estaban elaboradas por herreros de forma artesanal, pieza por pieza, y por ser sumamente caras. De hecho, no toda la población podía permitirse una. Así lo afirma Prestwich en su obra, donde hace un desglose de lo que un militar (que solía cobrar 2 chelines ingleses al día) debía pagar para hacerse con las diferentes piezas de la armadura. Así pues (y sabiendo que -en la actualidad- una libra es equivalente a 20 chelines) este soldado debía pagar 6 libras y 6 chelines por la silla de montar o 8 libras y 6 libras y 8 peniques por dos pares de guanteletes. 


Lo cierto es que el coste estaba justificado, pues en una buena parte de los casos la armadura era fabricada expresamente para el caballero y contaba con un aura de misticismo que la hacía todavía más valiosa. «Durante la Edad Media, el equipo del caballero gozó de una naturaleza sagrada […] La armadura pesada, esa apariencia de hombre de hierro, de cuerpo humano acorazado, será la que configure y diferencie su imagen. Esta sensación de invulnerabilidad psiquica y física producida por la armadura hizo del caballero medieval casi un semidiós. […] El tratamiento artístico […] aplicado para el armamento ceremonial […] convirtió las armaduras de placas medievales en verdaderas joyas de orfebrería con decoración y programa iconográfico generalmente épico».
 
La armadura completa que solían portar los caballeros pesaban habitualmente entre 25 y 30 kilos. Una cantidad que puede parecer extrema pero que, por el contrario, les permitía moverse con cierta libertad, subirse al caballo sin ayuda de nadie y, por descontado, les ofrecía más protección que las viejas cotas de malla.

1-Partes de la armaduras (de arriba a abajo)

A-Yelmo. La parte indispensable de toda armadura -y también la más cara debido a que su función era proteger la cabeza, una de las partes de mayor importancia del cuerpo- era el yelmo. Estos cascos sufrieron una considerable evolución desde el siglo XIII. Y es que, por entonces los caballeros portaban el denominado «gran yelmo», que se caracterizaba por ser tosco, con forma de cubo, y de una sola pieza.
«Era una enorme pieza de metal que descansaba sobre los hombros. […] Solía tener la parte superior plana, lo que facilitaba su fabricación», explica Prestwich. Su peso era tal que lo mejor era ponérselo únicamente cuando se fuera a combatir. A partir del siglo XIV el yelmo sufrió una gran evolución y se le añadió una «visera» que se podía abrir y cerrar (la cual protegía el rostro) y empezó a adquirir nuevas formas.
B-Coraza. Una pieza bastante revolucionaria en el siglo XIV. Se correspondía con la parte de la armadura que cubría el torso y en la que, además, se enganchaban algunos otros elementos. Estaba formada por:
b.1. Un peto que protegía la parte delantera del cuerpo.
b.2. Un espaldar que, como su propio nombre indica, salvaguardaba la espalda de los golpe de los enemigos.
b.3. Un faldón, una pieza utilizada para proteger la cintura.
b.4. Las escarcelas, dos piezas metálicas que, asidas al peto, servían para proteger las caderas. Solían llegar hasta medio muslo.


Armadura completa


C-La protección del brazo la otorgaban varios elementos. En primer lugar se destacaba la hombrera, una pieza que protegía el hombro y en la que se solía ubicar el escudo de armas. Bajo ella, el ristre servía para que el brazo no sufriera daños. A continuación se ubicaba el codal, ideado para proteger el codo y encargado de unir el ristre con la siguiente pieza, el brazal (que aseguraba el antebrazo). Finalmente, el guantelete era el encargado de proteger la mano.
D-Por su parte, la pierna del caballero era protegida en primer lugar por el quijote (para el muslo); la rodillera (para la rodilla); la greba (para la espinilla) y el escarpe (encargado se salvaguardar el pie).
En el siglo XIV, la armadura solía cubrirse finalmente con una túnica amplia. Con todo, esta prenda terminó pasando de moda.

Armas y defensas

1-Armas principales.
Desde que el «caballero medieval» comienza a dominar los campos de batalla de Europa, en su equipo se destacan dos armas principales. La primera fue la lanza, que comenzó teniendo una extensión de apenas dos metros pero que, con el paso de los años, llegó a contar con hasta cuatro y cinco. Solía portarse de forma vertical hasta que se entraba en batalla.
Cuando la lanza se rompía durante la carga, el caballero usaba la espada, un arma con la que, desde los comienzos del siglo XI, tenía una relación especial. Tal y como señalan Le Goff y Schmitt en su obra, estas fueron ganando en tamaño y en peso hasta el siglo XIV, cuando llegaron a medir hasta 1 metro 30. Dependiendo de su extensión eran portadas a dos manos o a una.

Curiosamente, no todos los jinetes sabían utilizarlas. «La esgrima la trabajaban aquellos que podían pagarse un maestro. Usualmente los que solían aprender técnicas determinadas eran los escuderos, que trabajaban a las órdenes de un caballero y, como tal, aprendían de él gratuitamente. El resto de los soldados no solían tener acceso a ello. En primer lugar porque no sabían leer y debían aprenderlo de alguien, en segundo, porque no tenían dinero», determina Gil Perujo.

2-Armas secundarias (usadas a pie y a caballo, a veces solo en los torneos)
-Hacha (corta y larga)



-Bracamante o bracamarte. «Era una mezcla entre espada y hacha para que, con la inercia que tomase, se hiciese una gran fuerza», determina el recreador histórico. Contaba con un filo y era abombada en su parte superior.
 

- Maza
 


3-Escudo.
Una pieza indispensable pero que, según fueron pasando los siglos, se fue haciendo más pequeña. En principio solían tener un tamaño considerable y su parte inferior estaba acabada en punta. Iba unido mediante unos correajes al brazo. «Había caballeros que se clavaban el escudo a la armadura para evitar que se moviese. Con todo, y a pesar de estar fijado, había que hacer cierta fuerza para que no se cayera», informa a ABC el recreador histórico y luchador de combate medieval Daniel de la Flor Sánchez.
«Los correajes eran enganchados mediante una hebilla o mediante el sistema de “lengua de serpiente” (en el que partían un trozo de cuero en dos, hacían dos agujeros y los unían mediante un nudo). Esta última era la opción barata. Los que tenían el dinero y podían comprar una pieza de metal usaban la primera», explica, en este caso, Gil Perujo. El escudo llevaba también un cierre en la mano para evitar que se abriese.




Fuente: ABC Cultura

jueves, 3 de mayo de 2018

Los Cátaros, mitos y realidad. Parte I

Los cátaros ( que significa "perfectos") o también llamados albigenses se encontraban en el Sur de Francia, haciendo frontera con el reino de Aragón, zona denominada el Languedoc poblada por los occitanos que digamos que eran los primos hermanos de los francos o franceses, muy parecidos a ellos pero con sus particularidades. El Languedoc era una zona con abundantes recursos naturales, un comercio bullente originado por banqueros judíos y una artesanía local de gran calidad, todo ello apetecido por los vecinos franceses de los siglos XI y XII. Creían en la reencarnación, odiaban el mundo material y estaban en contra de la procreación, es posible que incluso defendiesen a Lucifer (aunque no de forma directa) ya que le daban la vuelta a la historia del Génesis, etc... Viendo esto, es normal que acabara mal la cosa. El catarismo cada vez se fue extendiendo más y después de varios intentos por las buenas de hacerles volver al Catolicismo, la Iglesia acabó declarando el Languedoc como zona hereje, con lo cual pasaron a enviar misioneros y teólogos para combatir dialécticamente de forma activa y oficial a los cátaros. Al cabo de un tiempo y a raíz de una serie de conflictos se declaró la Cruzada Albigense.

Con H de Historia: Montsegur, el último bastión de los cátaros

 
Introducción al catarismo
Caminaban descalzos por las calles de los pueblos del Languedoc, alrededor del 1100, extraños misioneros (as) vestidos con una túnica negra, siempre de dos en dos. Los cátaros eran ascetas, vegetarianos, célibes, no recaudaban el diezmo, ni se otorgaban tierras o ventajas de algún tipo; altamente exigentes consigo mismos; no tenían servicios religiosos obligatorios, rechazaban la eucaristía, sin distinción de sexos para la vida religiosa, no podían casarse ni tener hijos puesto que odiaban el mundo material, y curiósamente en algunos grupos se dejaban llevar por los placeres sexuales, ya que según el dualismo gnóstico, los iniciados están por encima del bien y el mal, es decir sus obras no importan, esto era bastante común en los grupos gnósticos de épocas anteriores. Creían en la reencarnación, rechazaban los juramentos y creían que el progreso iniciático basado en conocerse a uno mismo sin ayuda divina, les llevaba a la “salvación”. 

Su base doctrinal y teológica era la de cualquier movimiento gnóstico anterior, altamente liberal e individualista, muy parecido al maniqueísmo que fue el más conocido de todos ellos.

Propuesta religiosa cátara

Los cátaros eran gnósticos, implica que creían que la “salvación” llegaba por el conocimiento de uno mismo, en el caso de los cátaros con una mínima ayuda de Dios o de lo alto, digamos que andaban a medias entre la gnosis antigua procedente del Maniqueísmo y el Cristianismo, aunque era maniqueo en mayor parte. La gnosis era una herejía grave ya muy conocida por la Iglesia, San Agustín de Hipona por ejemplo, fue maniqueo y al convertirse al cristianismo lo combatió dialécticamente con mucho éxito puesto que él conocía bien su doctrina y sabía identificar todos sus errores. 

El problema central de la Gnosis se encuentra en que su motivación principal es convertirse en un supuesto ser superior, en el caso de los cátaros en un "perfecto" mediante un conocimiento secreto solo apto para iniciados que se colocan por encima de los demás,  por uno mismo, sin necesidad de Dios ni de redención, por lo tanto Jesucristo no tenía mucha importancia para ellos. Se empezó a decir en tiempos modernos que al ser gnósticos, los cátaros admiraban a Lucifer, el cual se rebeló por querer ser como Dios, con una falta total de humildad, por pura soberbia. Con su "non serviam" acabó convirtiéndose en Satanás por la consumación de su propio pecado. 

De todos modos lo más probable es que los Cátaros siguiesen la gnosis sin meter la figura de Lucifer por medio. Los gnósticos esotéricos actuales, como la new age o la masonería, le dan la vuelta al Génesis y presentan a Lucifer como el bueno de la película, como el portador de la luz y afirman que no es Satanás. Esa máscara se cae por si sola cuando observamos que defienden la actitud soberbia llena de codicia, que empuja a Lucifer a ponerse contra Dios para ser más que él, justificándolo demagógicamente. No buscan llegar a Dios, buscan convertirse en uno, cayendo en la más absoluta vanidad.

Tanto en las creencias cátaras como en el gnosticismo actual en mayor grado, no hay humildad por ninguna parte, la vía de la soberbia es la que prevalece porque la gnosis conduce a ello, con sus supuestos secretos y sus grados de iniciación, que al fin y al cabo no es más que un plan de marketing para sobrealimentar el ego y la autoestima de los adeptos. Este fue el motivo religioso de base por el que la Iglesia combatía esta herejía, al igual que lo había hecho antes con otras tantas del mismo estilo, aunque la de los cátaros tuvo bastante más éxito que las anteriores.

El Consolamentum era el único sacramento que impartían, primero, en la ordenación del iniciado como bautismo y segundo, a los moribundos. Es un largo ritual frente a un altar que utiliza el Evangelio de San Juan. Al no celebrar la eucaristía cerraban el principal canal cristiano de conexión con Dios, esto fue otros de los motivos principales que causó gran conmoción en la sociedad católica de aquellos tiempos. Lógicamente esta doctrina chocaba frontalmente con la Iglesia, al revivir viejas herejías  que tenían muy poco que ver con el Cristianismo. Siglos antes, San Agustín de Hipona con su obra "Contra los herejes" rebatió en su totalidad el gnosticismo maniqueo, del cual bebían los Cátaros.
 Debido a al secretismo y misterio que envuelve a los cátaros se ha propagado el rumor ya en tiempos modernos de su supuesta relación con el Santo Grial, aunque no hay prueba histórica alguna ni ninguna mención del tema en manuscritos de la época, así que parece ser que esta leyenda es fruto de la imaginación de unos cuantos que estaban interesados (la masonería por ejemplo) en darle buena fama y renombre a este tipo de creencias gnósticas. Lo mismo sucede con su supuesta relación con los templarios, que es otra leyenda más sin base histórica o mejor dicho, que va contra la propia historia, puesto que la Orden del Temple participó actívamente contra ellos en la Cruzada Albigense.


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 Caricatura de la época sobre el catarismo