En este artículo vamos a analizar el movimiento skinhead sin adornos ni manipulaciones fantásticas como la del "spirit of 69" y otras memeces inventadas por la izquierda. Y vamos a analizarlo porque, pese a sus aspectos negativos (inflados muchas veces por los massmedia) y sus errores ideológicos, dicho movimiento también tuvo aspectos positivos, sobre todo en Inglaterra, y es que llegó a unas cotas de presencia callejera, actividad e influencia cultural, que muchos ignoran, ya que solemos tener como referencia lo vivido en España durante los 90 y los 2000 o lo visto en películas más cercanas a la ficción que a la realidad.
El movimiento skinhead auténtico no nace en los 60, como algunos historiadores y medios de izquierda insisten, sino en la segunda mitad de los años 70, en un contexto muy concreto:
Crisis económica y desempleo masivo en la Inglaterra industrial.
Inmigración creciente que generaba tensiones en barrios obreros.
Abandono de la clase trabajadora por parte de los laboristas, que se volvían progresistas de despacho.
Es aquí cuando aparece el verdadero skin: joven patriota, obrero, anti-sistema y, a menudo, abiertamente nacional-socialista o nacionalista británico. Su estética —cabeza rapada, botas, tirantes, vaqueros— simbolizaba orgullo obrero y espíritu de combate, no la moda jamaicana que otros intentan vender como “origen”.
Skinheads auténticos frente a los “skins inventados” de los 60
Los skinheads auténticos, surgidos a mediados de los años 70, se caracterizaban por una ideología claramente nacionalista, patriota y, en muchos casos, abiertamente fascista. Su estética era inconfundible: cabeza rapada o semi-rapada, botas militares tipo Doc Martens, tirantes, vaqueros o pantalones ajustados y cazadoras bomber, chaquetas tejanas o de tipo crombie. Su imagen proyectaba dureza, orgullo obrero y una actitud de combate. No eran una moda, sino una juventud de choque, con conciencia de clase y de sangre, que se vinculó directamente a movimientos como el British Movement (BM) y al Rock Against Communism (RAC).
En contraste, los llamados “skinheads” de los años 60 —más bien una subcultura apolítica y multicultural— no se caracterizaban por el patriotismo ni por identificarse con la clase obrera. Influenciados por los mods y los rude boys jamaicanos, llevaban el pelo corto a tijera o recortado, pero era raro verlos rapados, y usaban zapatos o mocasines en lugar de botas militares. Sus pantalones eran más anchos, incluso de campana, combinados con camisas mod o prendas coloridas. Su estética era festiva, musical, sin espíritu de combate, y su función se limitaba al entretenimiento, al ocio hedonista. No había conciencia política ni orgullo identitario, era solo una moda más.
La diferencia clave es clara: los skins auténticos nacen para luchar y defender su identidad, mientras que los falsos skins sesenteros, o mejor dicho, los mods reciclados de finales de los 60, fueron simplemente jóvenes siguiendo una tendencia pasajera, que más tarde fue reciclada por la izquierda para blanquear la historia del movimiento skinhead y tener en sus filas a jóvenes más aguerridos que pudieran hacer frente a los skins nacionalistas.
Los 70: el despertar patriota
Hacia 1975-1977, el movimiento skinhead empieza a organizarse y vincularse con la ola nacionalista británica. Surgen grupos de jóvenes en torno a:
British Movement (BM): Fundado por Colin Jordan, de corte nacionalsocialista, fue el primer movimiento que canalizó a muchos skins hacia la militancia política abierta. Defendía la identidad blanca británica y la expulsión de inmigrantes.
National Front (NF): Aunque anterior, muchos skins se sumaron a sus marchas y actos, siendo el músculo callejero del partido durante la segunda mitad de los 70.
Estos primeros grupos de skins auténticos ya eran lo que la prensa llamaba “nazis”, y su música empezaba a girar en torno al Oi!, que serviría como altavoz callejero.
Aún en 1976, no todos los skins eran nacionalistas. Muchos eran simplemente chavales de barrio sin ideología concreta, aunque con valores patriotas, y no tenían nada que ver con el "espíritu del 69", el "Skinhead reagge" y otras chorradas, que no fueron más que invenciones de la izquierda de finales de los 70 y principios de los 80.
Y para muestra de esto, Sham 69, al que tanta importancia dan desde la escena izquierdista, sin ser skins por cierto... ( tenían seguidores skins, todos ellos nacionalistas) el caso es que el nombre del grupo surgió a partir de una pintada en un muro que decía: “Walton & Hersham ‘69”. Era una referencia al equipo de fútbol Walton & Hersham F.C., campeón en 1969. La pintada estaba parcialmente borrada, y solo se leía: “…sham 69”. Nada que ver con el inventado espíritu del 69, año en el que según la mitología izquierdil, surgieron los skinheads.
A partir de 1979–80, la identidad skinhead nacionalista ya se había separado completamente de los intentos de la izquierda por “reivindicar” el movimiento.
Los 80: expansión y militancia
En los años 80 el movimiento skinhead se masifica y politiza. Entre los hitos destacan:
British Movement (BM) sigue siendo referente, aunque perseguido judicialmente.
British National Party (BNP) nace como escisión del NF, intentando ser más electoral. Muchos skins participaron como activistas de base y seguridad en mítines.
Blood & Honour (B&H): Fundado por Ian Stuart Donaldson, líder de Skrewdriver, se convierte en la columna vertebral cultural y musical del movimiento skinhead nacionalista británico.
Organizaba conciertos, festivales y distribución de propaganda.
Era una red internacional, conectando skins británicos con Alemania, EE. UU. y Europa del Este.
Durante esta década, el skinhead inglés es abiertamente patriota, racialista y militante. La estética, la música Oi! y los conciertos de Rock Against Communism (RAC) consolidan la identidad que luego influirá en toda Europa.
Los 90: represión y transformación
A partir de 1990, el movimiento skinhead entra en una fase de represión y clandestinidad:
El BNP intenta suavizar su imagen para ganar votos, dejando de lado a los skins más radicales.
Blood & Honour sigue siendo la referencia, pero la presión policial y mediática aumenta tras incidentes violentos y leyes anti-“hate speech”. La música R.A.C. (Rock Against Communism) se difunde por todo Occidente.
Muchos grupos pasan a operar en la sombra, con conciertos secretos y una red internacional que mantiene viva la cultura skin patriota.
El British Movement fue el pilar fundamental del movimiento skinhead patriota y nacional-socialista en Inglaterra durante los años 70 y 80. Su historia refleja la lucha de una juventud obrera nacionalista contra un sistema político y mediático que los criminalizó, demonizó y finalmente persiguió hasta casi desaparecerlos.
Orígenes del BM
El BM fue fundado en 1968 por Colin
Jordan, veterano del movimiento nacionalsocialista
británico, conocido por su militancia previa en el National
Socialist Movement (NSM).
Sin embargo, el BM realmente
cobra fuerza a mediados de los 70, coincidiendo con
el surgimiento del skinhead auténtico:
jóvenes de barrios obreros, hartos del desempleo, de la inmigración
masiva y del abandono político de la clase trabajadora.
El BM ofrecía algo que ningún otro grupo político daba:
Orgullo obrero y racial.
Identidad combativa en las calles.
Un canal político para la rabia de los skins.
Rápidamente, el BM se convierte en el referente del nacionalismo de acción directa, nutriéndose de skins, hooligans y jóvenes militantes que veían al National Front como demasiado institucional y al BNP como débil.
El ascenso del BM en los 70-80
A finales de los 70, el BM es la fuerza más visible del movimiento skin.
Sus militantes protegían actos nacionalistas, organizaban manifestaciones, y eran la cara más temida por la izquierda.
Choques callejeros con comunistas y “antifascistas” eran habituales, y la prensa británica empezaba a pintar al BM como la encarnación del mal.
Al mismo tiempo, el BM comprendió la importancia cultural de la música:
Apoyaron el nacimiento del Oi! y del Rock Against Communism (RAC).
Establecieron vínculos con Skrewdriver e Ian Stuart, que más tarde darían lugar a Blood & Honour, heredero musical del BM.
Durante estos años, la militancia skin del BM se convirtió en un movimiento juvenil masivo, visible en estadios, barrios obreros y conciertos, atemorizando a la izquierda callejera que rara vez podía enfrentarlos sin apoyo policial.
El sistema contraataca: demonización y persecución
El sistema político y mediático británico no tardó en reaccionar:
Campañas mediáticas masivas presentaban a los skins del BM como “nazis violentos”, exagerando o inventando incidentes.
Criminalización sistemática:
Allanamientos y detenciones por delitos de odio, acabando muchos de ellos en prisión.
Prohibición de actos y conciertos.
Creación de brigadas policiales anti-nacionalistas.
Uso del miedo social: Se asoció cualquier agresión o disturbio a “skins del BM”, incluso sin pruebas, para justificar la represión.
El punto clave fue que el BM no tenía respaldo institucional: a diferencia de partidos como el NF o el BNP, era una organización de combate, y eso lo convirtió en enemigo prioritario del Estado y de la prensa.
Declive y legado
A mediados de los 80, la combinación de:
Persecución policial,
Campañas mediáticas,
Divisiones internas,
hizo que el BM perdiera fuerza, dejando espacio a Blood & Honour como sucesor cultural y a pequeños grupos de acción.
Sin embargo, su legado es imborrable:
Forjó la identidad skinhead patriota tal como se conoce hoy.
Fue escuela de militancia para toda una generación de jóvenes nacionalistas.
Sentó las bases del movimiento internacional RAC, que mantuvo vivo el espíritu del BM en toda Europa.
A pesar de la represión, el British Movement queda en la historia como el movimiento que llevó el orgullo obrero autóctono a las calles, desafiando a políticos, medios y policías, y convirtiéndose en símbolo eterno de la resistencia skinhead.
Tras la derrota del movimiento skin y de su representación política afín (National Front y BNP), murió la oportunidad para Inglaterra de salvarse como nación, doblegándose así a la sustitución étnica impuesta por el globalismo, ya que los partidos actuales y a pesar del Brexit, son de lo más flojo que hay en Europa y no aportan soluciones.
La desaparición de los skins patriotas fue el punto de no retorno. Desde entonces, Inglaterra ha sido objeto de una sustitución demográfica progresiva y planificada, sin ningún contrapeso con capacidad real de resistencia. En los años 1977 a 1983, se estima que había entre 30.000 y 50.000 skinheads activos en el Reino Unido.
Quizá no fueron perfectos, seguro que cometieron excesos, pero aquellos skinheads —con sus botas, sus cabezas rapadas y su orgullo sin filtro— fueron el último grito de una juventud obrera que se alzó, con rabia y sin pedir permiso, frente a la sustitución étnica planificada de su patria. No eran monstruos: eran jóvenes dispuestos a luchar por no ver morir la tierra que amaban.
Este artículo versa únicamente sobre los skins en Inglaterra y no se puede extrapolar a otros países. En España nunca hubo una escena skinhead comparable en número, cohesión ni fuerza social a la del Reino Unido. En nuestra patria se estima que hubieron unos 3000 skinheads en su momento más álgido, que se dio durante los años 90.
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