viernes, 28 de septiembre de 2018

Desmontando a Bakunin y el anarquismo. El verdadero trasfondo de la extrema izquierda.

La extrema izquierda, tan implantada actualmente en nuestra sociedad, está formada principalmente por el anarquismo y el comunismo con sus vertientes progres. No meteremos en el mismo saco al socialismo pre-marxista, puesto que éste era muy variado y se centraba fundamentalmente en mejorar las condiciones de la clase obrera. En este artículo analizaremos su trasfondo, sus fundamentos reales, fundamentos que el militante medio de extrema izquierda ya sea anarquista o comunista, ignora por completo. El anarquismo, al igual que el comunismo defiende a ultranza el materialismo y ataca con vehemencia el cristianismo y sus valores. Resumiendo, creen que solo existe lo que vemos, la materia, y que lo espiritual no existe, que son cosas de la imaginación (pero en cambio su utopía proletaria no...), creen que la aparición de la vida y la perfección del universo se deben al fruto de la casualidad. Como podemos ver, es una concepción muy simplista que destila una gran cortitud de miras, algo cavernícola podríamos decir. Este tipo de opiniones están basadas en la ignorancia (ya que no conocen el cristianismo en profunidad, se quedan solo en lo superficial) cuando no directamente en la manipulación intencionada, como es el caso de Bakunin.

El fundador del anarquismo perteneció a la masonería (la cual, en realidad, desprecia profundamente el ateísmo como queda patente en las Constituciones de Anderson, aunque lo propagaron por mero pragmatismo) y creía en Lucifer, más conocido como Satanás, al cual ensalzaba, y esto se le escapa en su propio libro "Dios y el estado". No pudiendo refrenar su soberbia, acaba desvelando sus intenciones reales.

Bakunin, al igual que Marx y otros autores de renombre de la extrema izquierda, criticaba el cristianismo con saña, más que a ninguna otra religión, aunque luego también cargaba contra todas, de un modo más generalizado y con más suavidad (veasé ese incongruente respeto y casi veneración que tienen actualmente tanto anarquistas como comunistas hacia el islam...), pero se centraba en el cristianismo y sobretodo en el catolicismo por ser el baluarte de los valores europeos, de la civilización occidental, a la cual odiaba; y tanto él como sus colegas "intelectuales" querían sustituirla por una nueva civilización de valores invertidos basada en la doctrina cabalística que ellos mismos profesaban, propia del ocultismo judío y la masonería. 

Para ello, decidieron crear el anarquismo y el comunismo, los cuales atacaban frontalmente cada uno de los pilares de la civilización occidental: Dios, familia y patria. Cuando hablamos de cristianismo nos referimos al católico y ortodoxo, puesto que el protestantismo les fue muy útil como primera fase para corromper Occidente durante los tres siglos anteriores, gracias a su estrecha unión con la masonería y a la propagación del capitalismo calvinista, así como la "libre interpretatio", que es muy cercana al relativismo moral.

Bakunin y sus camaradas sabían perfectamente que necesitaban una ideología que invirtiera los valores, una ideología que luchara contra los valores cristianos, contra la tradición, contra el orden y el sentido común, puesto que el orden representa a Dios, mientras que el desorden y la sinrazón representan a Satanás.  

Marx, de origen judío y familia burguesa, hizo lo propio, pero sabía que sin un mínimo de orden no se podía lograr nada consistente. Aquí radica la diferencia fundamental entre dichas ideologías, una acepta cierto orden, quiere autoridad, poder estatal, y la otra no, pero los fines son los mismos, acabar con la civilización occidental y con la ley natural cristiana (la ley natural se basa en el sentido común), imponiendo la voluntad de Satanás, reproduciendo así en nuestro mundo la rebelión de Lucifer en el Cielo. Rebelión en la cual, Lucifer, guiado por la soberbia y la envidia, no aceptó la existencia del hombre y se rebeló contra Dios queriendo ser como Él, engañando para ello al hombre, vendiéndole la moto, es decir, la manzana del "conocimiento" (puesto que el Diablo siempre utiliza la mentira para engatusar); para que traicionaran ellos también a Dios y perdieran su humanidad perfecta, su inmortalidad, siendo así vulnerables y débiles ante el mal.

Cabe destacar que este plan no se acabó de lograr en la URSS con el comunismo, de ahí su caída casi por arte de magia a principios de los 90 del siglo XX. Aun siendo verdad que en las primeras décadas los líderes comunistas consiguieron imponer una buena parte de su programa moral y cultural imponiendo el ateísmo, desmantelando la iglesia ortodoxa y creando un fuerte sentimiento de envidia y odio contra la nobleza y la burguesía conocido como "lucha de clases"; no lograron acabar con el patriotismo congénito de los rusos ni con su apego a la tradición, cosa que si han acabado logrando más tarde en Europa occidental, que ya estaba bastante corrompida por el protestantismo y el liberalismo.
 

El anarquismo, aun teniendo muchos puntos en común con el comunismo, al no querer imponer un estado totalitario, se configura como una ideología menos nociva o peligrosa para el mundo. Además, es utópica, cree en una predisposición innata del hombre hacia la solidaridad y la mutua colaboración (idea bastante ingenua y simplona, pero atractiva). En definitiva, es algo menos "rabiosa" o iracunda que el comunismo, pero no por ello, menos dañina para las almas, puesto que la raíz del anarquismo, en la práctica, es la misma que la del comunismo, es decir, la exaltación de la soberbia contra Dios y la inversión de valores, el mal pasa a ser el bien, y el bien pasa a ser el mal. 

Es evidente que la solidaridad entre los hombres es imposible de lograr bajo una ideología materialista, puesto que si para ellos solo existe esta vida y hay que disfrutarla al máximo, el egoísmo siempre acabará prevaleciendo. De nada sirve defender algo que parece bueno a simple vista, si lo que realmente lo mueve hunde sus raíces en el mal.



Archivo:Mikhail Bakunin.jpg - Wikipedia, la enciclopedia libre
Mikhail Bakunin, de familia burguesa y masón de grado 32

 
Basándose en esa traición antes descrita de Lucifer a Dios, Bakunin y compañía quisieron reproducirla en nuestro mundo. Para ello apelaban a una falsa libertad con supuestas buenas intenciones, al igual que hizo su maestro diabólico con Adán y Eva, siempre ayudándose de una mentira bien adornada; una falsa libertad que en realidad esclaviza y lleva a la desesperación e infelicidad a los hombres, puesto que los deseos mundanos nunca se sacian y siempre se quiere más. 

Estas ideologías explotan la soberbia, el egoísmo, la envidia, la codicia y la lujuria... Nada de autoridad! via libre a todos nuestros caprichos! queremos sexo libre! queremos hacer siempre lo que nos de la gana! no queremos ser responsables! Muerte a los que viven mejor que nosotros! Muerte a los que piensan diferente!... todo esto bajo la premisa de querer un mundo "igualitario y justo", premisa que solo se queda en la teoría, puesto que dichas ideologías por mucho que supuestamente persiguieran fines "nobles", se basaban como hemos visto, en antivalores, en lo más despreciable del ser humano, como la envidia y la soberbia desmedida, y siempre conducen a establecer la tiranía y la injusticia allá por donde pasan.

Los autores anarquistas se centran en los peores defectos que puede tener el ser humano para engatusarlo, aprovechándose de sus debilidades, saben que así es muy fácil convencer a las masas, diciéndoles no la verdad, si no lo que quieren oir, adulándolos y alimentando su ego, sobretodo a los más ignorantes pero también a otros que siendo medianamente "cultos" caen en su engaño bajo la trampa de la vanidad y el amor a sí mismo, ya que al abrazar estas ideologías acaban creyéndose superiores al resto de mortales, algo que como veíamos anteriormente es muy propio del "colega" Lucifer. Esta inversión de valores ha tenido muchos frutos que hoy podemos apreciar por ejemplo en la ideología de género, en la destrucción de la moral y la familia, en la falsa solidaridad ligada al fenómeno de la inmigración masiva, en el aborto o en el feminismo radical, además siempre disfrazan estos objetivos como si fueran un bien aparente, ocultando el mal que en realidad producen. 

En lo social, los valores de la izquierda han sido impuestos en todo Occidente por las élites en las últimas décadas, todos podemos verlo. En cambio, en lo económico, como ya no necesitan el cebo izquierdista para con la clase obrera, dado que que han sustituido al proletariado por otra serie de colectivos, como el LGBT, las feministas y ciertas minorías étnicas, prefieren la socialdemocracia que les renta mucho más. Capitalismo mezclado con políticas propias del marxismo cultural. En la Escuela de Franckfurt, se dieron cuenta de que eso es lo que necesitaban para acabar imponiendo un mundo globalizado, anticristiano y fácil de controlar. El comunismo y el anarquismo tuvieron un importante papel para lograr los objetivos globalistas, pero no acabaron de cuajar como habían pensado en un principio. Eso de liberar al proletariado y demás solo les "importaba" cuando éstos eran útiles para lograr sus objetivos, era solo un señuelo, para ellos los obreros eran solo carnaza, tropa de choque.

Tanto anarquistas como comunistas, desde el más ignorante al más culto, critican el cristianismo desde la más absoluta ignorancia, dado que no lo conocen más que un niño de ocho años, se quedan solo en lo superficial, y haciendo uso indiscriminado de la demagogia se dedican a ridiculizar la religión sin utilizar nunca argumentos de peso (mediante la falacia del hombre de paja normalmente); incluso suelen calificar el cristianismo de "secta" cuando ellos con su ideología tienen un comportamiento muchísimo más sectario que muchas sectas reales. Su único argumento es la defensa de esa supuesta libertad de la que tanto se les llena la boca, libertad que en realidad es libertinaje, envidia e inmadurez, y que solo les conduce a la esclavitud.


Caballero de Occidente

viernes, 14 de septiembre de 2018

Los samnitas, enemigos de Roma.


Orígenes y procedencia

Para conocer mejor a este pueblo debemos remontarnos a sus orígenes. Esta tribu de origen latino estaba emparentada con los Sabelios, establecidos justo al norte de sus territorios. Para hablar con más propiedad, debemos decir que se trataba de una confederación de varios pueblos. Estos eran los Caracenos, los Pentri, los Hirpinos y los Caudinos. Cada uno de ellos poseía un territorio propio. Los más fuertes de ellos, fueron los Pentri, que habitaban la zona central del Samnio. En el norte estaban situados los Caracenos, al sur los Hirpinos, y en el suroeste los Caudinos.

Todos ellos hablaban una lengua común de origen indoeuropeo, el osco. La capital de la confederación estaba en Bovianum. Su origen es antiguo, ya se sabe de ellos entorno al 800 a. C. La ocupación principal que desarrollaban era el pastoreo, aunque también fueron temibles guerreros. Llegaron a ocupar la zona donde se levantó posteriormente la ciudad de Pompeya.

Gracias al contacto con los griegos del sur de Italia (Magna Grecia), copiaron algunas de sus costumbres. Entre elllas el hecho de fortificar las ciudades. En el campo militar también asimilaron algunas de sus tácticas de combate.

El conflicto con Roma

Tras la victoria de Roma en las guerras latinas, los Samnitas se opusieron firmemente a someterse al yugo romano. Ellos eran los siguientes, pero no se lo iban a poner fácil. Su resistencia a ser sometidos, dio lugar al inicio de las llamadas guerras Samnitas.

Entre los años 343 y 290 a. C., tuvieron lugar tres guerras entre ambos pueblos y sus repectivos aliados.

La Primera guerra samnita (343-341 a. C.)


Esta se inició por el choque entre ambas potencias. Por un lado, los romanos, tras someter al pueblo de los auruncos se fijó en la Campania. Mientras, por su parte, los samnitas presionaron a otra tribu, los Sidicinos. Estos últimos buscaron apoyo en la ciudad de Capua para defenderse. Los samnitas derrotaron a los capuanos con suma facilidad. Estos se vieron obligados a pedir ayuda a Roma. Esa fue la excusa que necesitaba la potencia del Lacio para empezar la guerra.





El general y cónsul que se encargó de dirigir la campaña fue Marco Valerio Corvo. Las fuentes nos dicen que derrotó a los samnitas en el monte Gaurus y posteriormente se unió a su otro colega para infligir la derrota definitiva. Los samnitas se vieron forzados a firmar un tratado con Roma por el que le cedían la ciudad de Capua. A parte de eso no podrían interceder en los intereses comerciales que estos tenían en la Campania.

La Segunda guerra samnita (327 – 304 a. C.)

Esta segunda guerra se produjo justo después de que finalizase la segunda guerra latina. De nuevo las dos potencias chocaron porqué Roma apoyó a la ciudad de Nápoles, la cual los Samnitas pretendían. La primera fase de la guerra sucedió entre los años 327-321 a. C., y en ella los romanos llevaron el peso.

El año 321 a. C., marca un punto de inflexión, ya que es entonces cuando el ejército samnita consigue unas victorias importantes. Ese año se prodeuce uno de los episodios más vergonzosos de la historia de Roma. Un ejército romano bastante grande (según Apiano de 50 mil hombres) es completamente rodeado en las Horcas Caudinas. Ese acudía por un atajo a toda prisa para levantar un falso asedio promovido por los propios samnitas. Fueron emboscados en ese desfiladero que fue el que dio nombre a la batalla.

Los romanos, rodeados, intentaron trepar por las escarpadas paredes para salir de la emboscada. Les sirvió de poco, y sus enemigos apostados en lo alto les abatían sin piedad. Los romanos se viero obligados a claudicacar. Sus enemigos les perdonaros la vida, pero les obligaron a vivir una situación penosa. Apiano dice que los legionarios fueron desarmados y despojados de sus panoplias. Les dejaron tan sólo las túnicas. Posteriormente fueron obligados a pasar por debajo de una lanza horizontal colocada sobre otras dos verticales. De ahí procede la expresión “pasar bajo el yugo”.

Además tuvieron que ceder varias ciudades y firmar una tregua de cinco años. Al finalizar los cinco años pactados, Roma volvió a la carga, pero volvió a ser derrotada en la batalla de Lautulae. En el 311 a. C., los romanos derrotaron a los etruscos (aliados de los samnitas) en la batalla del Lago Vadimo. Después avanzaron hacia Bovianum, la capital Samnita, y la tomaron. Tras varios años más de guerra, el 304 a. C., los romanos sometieron la totalidad de la Campania.

La tercera guerra samnita(298 – 290 a. C.)

En esa ocasión, los samnitas formaron una nueva coalición, en la que englobaron a etruscos, sabinos, lucanos, umbros y celtas del norte de Italia. Roma pudo enfrentarse por separado a sus enemigos y les venció. El mismo año del inicio de la guerra, los romanos reocuparon de nuevo la capital samnita. Los habitantes huyeron hacia el norte para juntarse con sus aliados.

El 295 a. C., los ejércitos volvieron a chocar en Sentino. En esa batalla, los romanos derrotaron a la coalición samnita pese a que esta era superior en número. Pese a ser derrotados, los samnitas no cedieron, aunque ya solos, en el 290 a. C., claudicaron y se sometieron a la autoridad romana.

¿Qué pasó con el pueblo samnita?

Fueron vencidos, por lo que fueron asimilados, aunque jamás dejaron de ser rebeldes hacia Roma. Aprovecharon cada ocasión en la que apareció un enemigo de Roma poderoso para alinearse junto a él. Lo hicieron con Pirro y luego con los cartagineses en las guerras Púnicas.

Sila fue eñ que acabó con todos los samnitas que quedaban. En el año 82 a. C., en el marco de la revuelta social o guerra social, los samnitas continuaron solos hasta el final. En la batalla de Puerta Colina, fueron derrotados de manera definitiva y borrados del mapa. Los prisioneros que se hicieron, fueron ejecutados públicamente. Los cadáveres fueron arrojados al Tiber como señal de advertencia.



Fuente: https://www.sergioalejogomez.com/