En El Árbol de la Vida (Ignacio de Ries, 1653) Catedral de Segovia. El mundo se divierte sobre las ramas sin mirar que el tronco está a punto de caer, sumidos en la ignorancia y la vanidad de los placeres mundanos. Abajo, la muerte y el fuego avanzan, y el demonio atiza el fuego. Solo Cristo intenta apuntalar el árbol que todo lo sostiene. Es un llamamiento a cuidar más la vida espiritual, para lograr la vida eterna, y a ser consciente de lo efímera y frágil que es nuestra vida terrena. Barroco puro.
El cuadro incluye las siguientes inscripciones:
"Mira que te mira Dios, mira que te está mirando."
"Mira que te has de morir, mira que no sabes cuando."

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