martes, 28 de marzo de 2017
Los masones no descienden de los Templarios
viernes, 24 de marzo de 2017
viernes, 10 de marzo de 2017
La Guardia Varega
Antes de empezar el desarrollo de este trabajo, empecemos como se gestó
la creación de esta prestigiosa unidad de combate bizantina; para ello,
tenemos que retrotraernos al reinado del emperador Basilio II, alias
“Boulgaroktonos” (matador de búlgaros).
El reinado de este emperador, es quizá, (con el permiso del emperador
Justiniano I), uno de los más brillantes del imperio bizantino;
ciertamente durante su reinado, nunca la potencia militar de Bizancio
brilló con más fuerza.
Basilio II accedió al trono en el año 976 tras la muerte del anterior
rey Juan I “Tzimisces”, Basilio y su hermano Constantino (el cual tras
la muerte de Basilio II ascendió al trono como Constantino VIII) eran
los herederos del trono, pero fue Basilio el que llevó las riendas del
trono.
Los dos jóvenes (Basilio tenía 18 años y Constantino 20) habían llevado
hasta su coronación una existencia alegre y disoluta, en el que las
fiestas y la vida despreocupada había jalonado su existencia; pero tras
su coronación, en Basilio empezó a operar un cambio.
Empezó este a convertirse en una persona seria, adusta y sombría; poco a
poco empezó a darse cuenta de sus responsabilidades de lo que su rango
imponía, y poco a poco, empezó a interesarse por las cuestiones de su
mandato real.
Esto chocó abiertamente con las pretensiones de su eunuco de la Corte
imperial llamado Basilio “Lecapeno”, hombre que había alcanzado un alto
poder en la Corte merced a que era hijo ilegítimo de un anterior
emperador llamado Romano I “Lecapeno”.
Basilio “Lecapeno”, confió en que los dos jóvenes pudieran ser
manejados a su antojo; ciertamente la vida alegra que hasta entonces
habían vivido, lejos de las responsabilidades de gobierno, podía hacer
pensar que no se interesarían por gobernar el reino.
Y al principio fue así, pero después, poco a poco, el interés de
Basilio II por el gobierno fue creciendo, entrometiéndose en las
decisiones de gobierno más de lo que Basilio “Lecapeno” podía tolerar;
así que este último personaje decidió destituir del trono a Basilio II
con un artimaña, antes de que este se volviera demasiado poderoso para
frenarle.
Basilio “Lecapeno” estaba en contacto con las familias terratenientes
más poderosas del reino, las formadas por Bardas “Skleros” y Bardas
“Focas”, estas tenían bastas propiedades en el reino bizantino,
aportando muchas tropas al imperio, así como una buena suma de dinero en
impuestos.
Sin embargo, Basilio II aspiraba a iniciar una reorganización en el
sistema agrario del imperio, en el que los terratenientes perdieran
poder en beneficio de los pequeños propietarios rurales, los cuales eran
la espina dorsal del sistema agrario bizantino y habían sido seriamente
perjudicados por los terratenientes, los cuales aprovechando la crisis
económica imperante hasta entonces, habían comprado muchos terreno,
despojando a los pequeños propietarios de sus tierras y asimilando a los
mismos como colonos agrarios.
Basilio II decidió meter en cintura a los grandes terratenientes,
convirtiéndose hasta su muerte en el campeón y defensor de los pequeños
propietarios; los terratenientes, alarmados por las disposiciones de
Basilio II, contactaron con Basilio Lecapeno para poner fin al gobierno
de Basilio II.
Pero el emperador por entonces ya había tomado las riendas del poder
plenamente, se enteró de la conspiración urdida por Lecapeno y sus
cómplices y destituyó a Lecapeno recluyéndolo en un monasterio en el año
985; a partir de entonces, Basilio II gobernó en solitario.
Sin embargo, los terratenientes no dieron su brazo a torcer, ya que era
mucho lo que se jugaban en el envite; estos en el año 987 se levantaron
en franca rebelión, adueñándose de buena parte de la región de Anatolia
(en lo que hoy es Turquía) donde tenían los terratenientes muchas
posesiones y partidarios.
Concretamente Bardas “Focas” se proclamó emperador, con lo que daba a
entender que esta era una guerra a vida o muerte; la suerte de las armas
lo le era muy propicia a Basilio II por lo que este decidió apelar a la
ayuda del príncipe de Kiev llamado Vladimir I.
A cambio de otorgar la mano de la hermana de Basilio II (llamada Ana),
Vladimir I firmó una alianza con Basilio II, en la que este se
comprometió a realizar la conversión al cristianismo ortodoxo de él y
todos sus súbditos; pero también se comprometió a otorgarle un refuerzo
de tropas, el cual sería de suma importancia en la creación de la famosa
“Guardia Varega”, cabe destacar que la Guardia Varega, desde el principio era cristiana en su totalidad.
Unos 6.000 recios y robustos rusos (de origen vikingo) fueron
entregados a Basilio II; estos fueron introducidos furtiva y
sigilosamente en la capital de Constantinopla, sin que se apercibieran
los espías de Bardas Focas, cuyas fuerzas estaban acampadas no muy lejos
de la ciudad, en la localidad de Abidos.