viernes, 10 de marzo de 2017

La Guardia Varega

The Varangian Guard: Who Were the Vikings of Byzantium?

Antes de empezar el desarrollo de este trabajo, empecemos como se gestó la creación de esta prestigiosa unidad de combate bizantina; para ello, tenemos que retrotraernos al reinado del emperador Basilio II, alias “Boulgaroktonos” (matador de búlgaros).
El reinado de este emperador, es quizá, (con el permiso del emperador Justiniano I), uno de los más brillantes del imperio bizantino; ciertamente durante su reinado, nunca la potencia militar de Bizancio brilló con más fuerza.
Basilio II accedió al trono en el año 976 tras la muerte del anterior rey Juan I “Tzimisces”, Basilio y su hermano Constantino (el cual tras la muerte de Basilio II ascendió al trono como Constantino VIII) eran los herederos del trono, pero fue Basilio el que llevó las riendas del trono.
Los dos jóvenes (Basilio tenía 18 años y Constantino 20) habían llevado hasta su coronación una existencia alegre y disoluta, en el que las fiestas y la vida despreocupada había jalonado su existencia; pero tras su coronación, en Basilio empezó a operar un cambio.
Empezó este a convertirse en una persona seria, adusta y sombría; poco a poco empezó a darse cuenta de sus responsabilidades de lo que su rango imponía, y poco a poco, empezó a interesarse por las cuestiones de su mandato real.
Esto chocó abiertamente con las pretensiones de su eunuco de la Corte imperial llamado Basilio “Lecapeno”, hombre que había alcanzado un alto poder en la Corte merced a que era hijo ilegítimo de un anterior emperador llamado Romano I “Lecapeno”.
Basilio “Lecapeno”, confió en que los dos jóvenes pudieran ser manejados a su antojo; ciertamente la vida alegra que hasta entonces habían vivido, lejos de las responsabilidades de gobierno, podía hacer pensar que no se interesarían por gobernar el reino.
Y al principio fue así, pero después, poco a poco, el interés de Basilio II por el gobierno fue creciendo, entrometiéndose en las decisiones de gobierno más de lo que Basilio “Lecapeno” podía tolerar; así que este último personaje decidió destituir del trono a Basilio II con un artimaña, antes de que este se volviera demasiado poderoso para frenarle.
Basilio “Lecapeno” estaba en contacto con las familias terratenientes más poderosas del reino, las formadas por Bardas “Skleros” y Bardas “Focas”, estas tenían bastas propiedades en el reino bizantino, aportando muchas tropas al imperio, así como una buena suma de dinero en impuestos.

Sin embargo, Basilio II aspiraba a iniciar una reorganización en el sistema agrario del imperio, en el que los terratenientes perdieran poder en beneficio de los pequeños propietarios rurales, los cuales eran la espina dorsal del sistema agrario bizantino y habían sido seriamente perjudicados por los terratenientes, los cuales aprovechando la crisis económica imperante hasta entonces, habían comprado muchos terreno, despojando a los pequeños propietarios de sus tierras y asimilando a los mismos como colonos agrarios.
Basilio II decidió meter en cintura a los grandes terratenientes, convirtiéndose hasta su muerte en el campeón y defensor de los pequeños propietarios; los terratenientes, alarmados por las disposiciones de Basilio II, contactaron con Basilio Lecapeno para poner fin al gobierno de Basilio II.
Pero el emperador por entonces ya había tomado las riendas del poder plenamente, se enteró de la conspiración urdida por Lecapeno y sus cómplices y destituyó a Lecapeno recluyéndolo en un monasterio en el año 985; a partir de entonces, Basilio II gobernó en solitario.
Sin embargo, los terratenientes no dieron su brazo a torcer, ya que era mucho lo que se jugaban en el envite; estos en el año 987 se levantaron en franca rebelión, adueñándose de buena parte de la región de Anatolia (en lo que hoy es Turquía) donde tenían los terratenientes muchas posesiones y partidarios.
Concretamente Bardas “Focas” se proclamó emperador, con lo que daba a entender que esta era una guerra a vida o muerte; la suerte de las armas lo le era muy propicia a Basilio II por lo que este decidió apelar a la ayuda del príncipe de Kiev llamado Vladimir I.
A cambio de otorgar la mano de la hermana de Basilio II (llamada Ana), Vladimir I firmó una alianza con Basilio II, en la que este se comprometió a realizar la conversión al cristianismo ortodoxo de él y todos sus súbditos; pero también se comprometió a otorgarle un refuerzo de tropas, el cual sería de suma importancia en la creación de la famosa “Guardia Varega”, cabe destacar que la Guardia Varega, desde el principio era cristiana en su totalidad.
Unos 6.000 recios y robustos rusos (de origen vikingo) fueron entregados a Basilio II; estos fueron introducidos furtiva y sigilosamente en la capital de Constantinopla, sin que se apercibieran los espías de Bardas Focas, cuyas fuerzas estaban acampadas no muy lejos de la ciudad, en la localidad de Abidos.


Allí acudió Basilio II con sus tropas y el refuerzo de tropas rusas; Los dos ejércitos se encontraron y Bardas Focas galopó directamente hacia el emperador en busca del combate directo, ya que si este moría el reino sería suyo; pero justo cuando se preparaba para el choque, sufrió un desvanecimiento, cayendo de su caballo y dándosele por muerto.

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Emperador Basilio II

En la batalla, los Varegos demostraron su brutalidad ensañándose con el ejército derrotado; la cabeza de Bardas Focas fue cortada y entregada a Basilio, terminando así la rebelión de los terratenientes.
Basilio II no confiaba mucho en las tropas imperiales que tenía designadas como su Guardia personal, así que decidió en el año 988 otorgar esta merced a los rusos vikingos que habían luchado a su lado en Abidos; ciertamente estos eran indefectiblemente unos grandes guerreros, y dieron unas muestras de lealtad indestructibles, no solo a Basilio II, sino a los subsiguientes emperadores que le sucedieron.
Pasemos ahora a especificar las funciones de estos soldados; el nombre de “Guardia Varega” (o también llamada “Tagma ton Varangion” o Τάγμα των Βαραγγίων) deriva del escandinavo “Vár”, que significa “juramento” o “promesa”, en referencia al grupo de hombres unido por un juramento de lealtad y mutuo apoyo.
 Los varegos tenían los siguientes cometidos, los cuales les fueron dados por Basilio II:
-Defensa de la familia imperial bizantina.

-Labores ceremoniales durante la coronación de los emperadores.

-Fuerza de policía especializada en la detención y eliminación de conspiradores.

-Fuerza de choque en frentes de batalla.

-Guarnición eventual de las ciudades cabeceras del Imperio.

-Guardia palaciega.

-Elementos de diplomacia (para impresionar a delegaciones y embajadas del extranjero).
Equipamiento:
Los miembros de la Guardia Varega portaban en sus inicios una descomunal hacha de doble filo, llamada “Hacha Danesa” (al igual que con la que luchaban los vikingos en la época de las incursiones a la Europa Occidental en los siglos IX y X) si bien con el tiempo pasaron a complementar su uso con el de la espada, llegando muchos de sus miembros a ser unos consumados espadachines.
También usaban como protección corporal la cota de malla y protecciones de cuero para contrarrestar las estocadas del rival.

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Soldados varegos

No eran jinetes, por lo que sus incursiones en el campo de batalla fueron siempre a pie, pero dado su estatus de unidad de élite y al ser la Guardia del emperador, se trasportaban hasta la batalla en caballo, momento en el cual descendían para combatir a pie.
Por lo tanto, se les podía calificar como “Infantería Montada”;  su parentesco con los clásicos vikingos les hacía más soldados de mar que de tierra y su procedencia escandinava había quitado de sus venas cualquier gen que tuviera algo que ver con la equitación, aunque el arte ecuestre de la “Monta” nunca desapareció, ya que como dije, se trasportaban a la campaña en caballo.

Los efectivos de la Guardia Varega como hemos visto eran de unos 6.000 hombres en sus inicios; con el tiempo, aunque hay muchas dudas al respecto, parece que no varió mucho, ya que cuando en el año 1204 los cruzados tomaron y saquearon la ciudad de Constantinopla, estos parece que seguían con su mismo número de efectivos, los 6.000 iniciales.
Durante los siguientes años, Basilio II desarrolló una amplia serie de campañas, tanto en Oriente, (Siria) como en Occidente, (contra el imperio búlgaro del Zar Samuel) el cual conquistó tras una serie de campañas, las cuales jalonaron los años 986-1014 y le llevaron al emperador Basilio II una buena parte de su reinado.
Desde el inicio del reinado de Basilio II, este tuvo como objetivo la conquista del imperio de Bulgaria, algo que no le iba a ser nada sencillo; al principio la suerte no favoreció a Basilio II, una expedición que realizó en persona junto con 30.000 hombres  en Bulgaria se saldó en un desastre.
Tras sitiar Basilio la capital búlgara de Sofía infructuosamente, en la retirada subsiguiente, se vio sorprendido por el ejército búlgaro de Samuel en la región de Tracia, en las montañas de Sredna Gora; en la batalla “del Paso de Trajano”, el ejército bizantino casi fue aniquilado y Basilio y a punto estuvo de ser capturado.
Esta derrota fue el detonante de la sublevación de los terratenientes bizantinos que comenté anteriormente y la cual fue aplastada por Basilio; Samuel a partir de entonces pasó a tener la iniciativa, y en los años siguientes (aprovechando la guerra civil desatada entre Basilio y los terratenientes) se apropió de amplias zonas del imperio bizantino en Serbia y Grecia; sin embargo una vez que Basilio II se rehízo, Samuel no tuvo más remedio que permanecer a la defensiva a partir del año 1001 con el poder bizantino.
Basilio II inició una campaña metódica, que le llevó a destruir sistemáticamente toda fortaleza y ciudad búlgara que se le opusiera en su camino al norte de Bulgaria; las fuerzas del Zar Samuel eran inferiores a las bizantinas, y cuando estas salían en campo abierto para hacer frente a los bizantinos eran continuamente derrotadas.

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El imperio bizantino en la época de Basilio II

Así año tras año, Samuel se vio obligado a retroceder en sus posiciones; a pesar de algún amago que realizó para distraer a las fuerzas de Basilio, (como el que ocurrió en 1009 cerca del pueblo de Kreta al este de Salónica) estas no cejaron en su empeño de marchar al norte para acabar con Samuel.
La gran batalla se dio en el año 1014, aquí el grueso de las tropas búlgaras se enfrentó con los bizantinos en la batalla de Kleidion, donde los búlgaros fueron decisivamente derrotados; cuatro años después, Basilio II completó la conquista de todo el reino búlgaro, adsorbiéndolo para su imperio.
En las diferentes campañas en las que participó personalmente Basilio II, la Guardia Varega estuvo presente al lado del emperador, participando en batalla si la situación lo requería.
En esta como en las siguientes campañas que se desarrollaron, tonto con Basilio II, como con sus predecesores en el trono bizantino, la Guardia Varega no era mandada al completo para participar en la campaña en que participara el emperador, ya que había que proteger la capital de Constantinopla, por lo tanto, normalmente solía mandarse a la campaña de turno la mitad de las fuerzas “varegas”, mientras que la otra mitad permanecía guarneciendo la capital imperial.
Un soldado varego (no olvidemos que eran mercenarios y como tales recibían un buen sueldo) recibía una paga generosa que oscilaba entre los 10 y los 15 “nomismata” (moneda de oro bizantina) mensuales, a lo que se sumaban gratificaciones especiales, participaciones en los botines tomados en campaña y donaciones del emperador otorgadas con motivo de su ascensión al trono.
 Los oficiales y jefes varegos eran hombres ricos, como sabemos por la historia de Harald Hadraada, oficial escandinavo de la guardia imperial de mediados del siglo XI, que comandaba una fuerza de 500 varegos y que llegaría a ser rey de Noruega.
Las oportunidades de riqueza aseguraban un flujo constante de reclutas, los cuales hasta el año 1082 fueron fundamentalmente de orígenes nórdicos (rusos y escandinavos de Suecia, Dinamarca, Islandia y Noruega), siendo posteriormente relevados mayoritariamente en esta etnia por anglosajones, composición que duró hasta el año 1204.
 Muy pocos de los Varegos que se retiraban tras su periodo de servicio regresaron a casa  con las manos vacías. A la muerte de un emperador, de les otorgaba la merced  de entrar en la cámara del tesoro bizantino y  llevarse todo lo que pudieran por su propia mano y sin ayuda de nadie; este acto al que tenían derecho los Varegos, se llamaba "pillaje de palacio", nunca mejor descrito.



Hechos como este, animaba a más escandinavos a alistarse a la guardia en Constantinopla; fue tal el número de gente dispuesta a alistarse en la Guardia Varega, que una ley sueca del siglo XI impedía heredar a nadie mientras estuviera en Grecia.
Tal vez por esto los varegos se ganaron una reputación de lealtad a toda prueba a la institución imperial  bizantina, pero eso no rezaba necesariamente con el ocupante físico del trono, ya que ocurrió alguna vez que cuando un emperador era sustituido por otro, el que accedía al trono pasaba a ser defendido por los Varegos, siendo olvidado por ellos el que era destronado o desposeído.
A veces las tentaciones del poder fueron demasiado grandes para poder ser resistidas, y algunas veces los varegos hicieron ostentación de abuso del poder con la población de Constantinopla, por lo general, en las tiendas de vino local.
 Sus borracheras eran casi tan legendarias como sus habilidades de combate y un rey danés de visita en el siglo XI se avergonzó lo suficiente como para reprochar públicamente el censurable comportamiento de los varegos.
Sus palabras sin embargo no parecieron haber tenido el efecto deseado; un siglo más tarde un osado espectador se refirió a los varegos literalmente como, “los odres de vino del Emperador".
El uso y empleo de la Guardia Varega en combate, sólo se realizaba en los momentos cruciales de la misma, tanto para dar el golpe de gracia como para intervenir en situación de apuro para las tropas bizantinas; aquí, la actuación de los varegos era descrita por los cronistas bizantinos con una mezcla de terror, tal era la rabia y pundonor que desplegaban en combate estos temibles soldados.
La cronología de las participaciones en combate de la Guardia Varega es extensa, así que la desglosaré para no extenderme demasiado en la misma; la participación de los varegos con su fundador, Basilio II fue fructífera.
En los años en que Basilio participó en las campañas contra los búlgaros, los varegos siempre acompañaron al emperador; por desgracia, no hay relevancias detalladas que probaran su participación en combate, o que estuvieran en la misma campaña; pero dado que los varegos acompañaban al emperador durante la guerra, su estancia en la misma está fuera de toda duda.
En el año 1023 Basilio II tras haber derrotado por completo a los búlgaros en el año 1018, se lanzó a una nueva campaña en la zona Oriental de su imperio, concretamente en la zona fronteriza con el reino de Georgia.
Este fue sometido, perdiendo parte de sus tierras en beneficio de Bizancio; pero fue un gran error de Basilio II. El reino de Georgia había servido de colchón a los posibles ataques de fuerzas hostiles, de hecho, Georgia había rechazado con éxito cualquier ataque a su reino.

A partir de entonces, la frontera bizantina estuvo expuesta a cualquier ataque por pueblos hostiles (con lo que debió comprometer más tropas en la defensa de esa zona del reino bizantino) y dejó a Georgia particularmente debilitada para repeler la agresión de un pueblo fuerte, (como le ocurrió más tarde con el pueblo turco de los selyúcidas).
Las campañas en Georgia, Armenia y Abjasia fueron testigos de un comportamiento cruel por parte de los varegos, ya que en alguna ocasión se excedieron en el uso de la fuerza, acabando con las fuerzas enemigas, pero también con civiles indefensos: hombres, mujeres y niños.
En los varegos  el, “sentido del honor”, era una de sus pilares fundamentales: si alguno de sus componentes se comportaba con deshonor, los mismos varegos se encargaban de enjuiciarle (un poder que solo el emperador desfrutaba).
Cuentan las crónicas (narrado por un cronista llamado Jorge Kedrenos) que un varego en el año 1043 fue asesinado por una mujer de Anatolia, la cual iba a ser violada por él., los varegos juzgaron la situación y decidieron que la mujer era inocente.
Ésta fue honrada por los Varegos y las posesiones del culpable fueron entregadas a la mujer y arrojaron su cuerpo sin entierro cristiano, de acuerdo con el mandato de “la ley de los suicidas”.
La misma Italia fue testigo de la participación de los Varegos en combate; en el año 1017 un oficial llamado Basilio Boioanes, había recibido el cargo de “Catepán de Italia”; (el gobierno del las provincias bizantinas situadas al sur de Italia) este gran soldado cuando llegó a su destino juzgó que la situación era mala para los intereses de Bizancio en la zona, ya que los ataques normandos y lombardos a la región eran frecuentes por aquel tiempo.
Basilio Boioanes  gozaba de la confianza del emperador, (ya que había destacado en la campaña búlgara, llamando la atención de Basilio II) y no tardó este en mandarle los refuerzos que necesitaba, entre los cuales destacaba por su calidad un destacamento de la Guardia Varega.
En el año 1018 en la batalla de Cannas, (lugar célebre donde el general cartaginés Aníbal había derrotado a las legiones romanas en el 216 a. de C.) los normandos y lombardos al mando de un tal Gilberto Drengot fueron derrotados claramente por los bizantinos de Basilio Boioanes, (donde los varegos destacaron por su bravura)  dando fin a muchos años de incursiones normandas en la región.


Tras la muerte de Basilio II, la Guardia Varega permaneció tranquila en la Corte Imperial, no destacando en ningún hecho decisivo; pero al final su participación volvió a ser decisiva.
En el año 1024 Basilio II había preparado minuciosamente la invasión de la isla de Sicilia, en poder de los musulmanes; al año siguiente, en el verano de 1025, fuerzas bizantinas (entre las que se encontraban elementos de la Guardia Varega) desembarcaron como avanzadilla, en espera de que la expedición desembarcara en la zona Oriental de la isla.
Sin embargo la muerte de Basilio II en diciembre del 1025 dio al traste con la operación, aplazándola para más tarde (ya que para Bizancio era vital apoderarse de la isla, de la cual partían numerosas expediciones de saqueo y depredación contra las fuerzas bizantinas de Italia).
No tengo ningún dato sobre el tema, pero parece que en el año 1033, los varegos toman parte en una expedición que el Prôtospatharios Theóktistos realizó a Egipto.
En el año 1038 fue cuando se realizó la esperanzadora empresa de la conquista de Sicilia; esta la mandó un prestigioso general llamado Jorge Maniakes; pero la operación no salió como Jorge esperaba. Al principio los éxitos fueron inmediatos; la parte Oriental de la isla fue ocupada, así como sus principales ciudades Mesina y Siracusa, las cuales  cayeron en poder bizantina.
Pero en la Corte Imperial bizantina la expedición y concretamente sus éxitos levantaron grandes envidias, en particular de los consejeros del emperador bizantino Miguel IV; estos minaron la confianza que este tenía en Jorge, y lograron que el emperador destituyera de la campaña a Jorge en el año 1041.
En la campaña había participado un contingente de la Guardia Varega, en el cual realizando operaciones navales militaba su jefe, Harald Hardrada, futuro rey de Noruega; en el alto mando de Jorge parece que hubo discrepancias (con los aliados lombardos) las cuales acabaron con la deposición de su oficial llamado Arduin.
Esto motivó la retirada de este y sus lombardos, pero también fue seguida de la de los mercenarios normandos (retraso en las pagas) y el destacamento de la Guardia Varega que también participaban en la campaña; las disensiones llegaron a oídos de la Corte y fue la excusa perfecta para la destitución del líder de la empresa.
La marcha de Jorge Maniakes fue seguida de la pérdida de los territorios conquistados por los bizantinos en Sicilia; el año 1040 fue aciago para el emperador bizantino Miguel IV ya que una rebelión se extendió como la pólvora en la zona búlgara del imperio, principalmente por los altos impuestos que pagaban.

Pero Miguel IV reaccionó con rapidez y con un ejército de 40.000 hombres (entre los cuales militaba la Guardia Varega) aplastó con rapidez la rebelión, gracias en parte a que las disensiones habían estallado en el mando búlgaro.
Jorge era en 1042 Catepán de Italia, donde había recibido el encargo de volver a recuperar Sicilia; pero entonces la situación era diferente, gran parte de las anteriores conquistas se habían perdido.
La empresa de Jorge Maniakes era harto imposible, lo cual unido a las envidias que su persona despertaba en la Corte bizantina, hizo que sus enemigos lograran que fuera sustituido en el mando, pero Jorge no estaba para juegos, así que tras asesinar a su relevo, decidió dar un golpe de mando jugándose todo a una carta y proclamarse con la adicción de sus tropas, emperador del imperio bizantino en el año 1042.
La posibilidad de ser emperador radicaba en conquistar la capital bizantina, solo así tras acabar con el emperador y proclamarse el mismo líder del pueblo bizantino, podía tener posibilidades de que su rebelión triunfara; tras desembarcar con sus fuerzas en la costa del Adriático, entro en la localidad de Dirraquio y posteriormente, enfiló hacia la ciudad de Tesalónica, siguiendo rumbo a la capital imperial, ya en el año 1043.
El enfrentamiento entre las tropas de Jorge y el ejército bizantino del por entonces emperador Constantino IX, se dio afueras de la ciudad, cerca de la Vía Egnatia; el enfrentamiento entre ambos ejércitos se saldó con victoria para Jorge, pero en los momentos finales de la batalla tras vencer a un ejército imperial, fue gravemente herido, muriendo poco después.
Con la muerte de Jorge Manikes, la rebelión terminó de raíz; existen dudas de la participación de la Guardia Varega en combate. Parece que la misma estaba presente en el ejército de Constantino IX, aunque tengo dudas de que algún destacamento militara en las fuerzas de Jorge, posiblemente esto no fue así.
Como comenté anteriormente, en la campaña siciliana había participado el futuro rey de Noruega Harald Hardrada., este sirvió en la Guardia Varega durante un periodo que se cree fue durante los años 1035-42.
 Vino con un séquito personal de unos 500 guerreros noruegos, y aparte de participar en la famosa campaña siciliana, posteriormente fue trasferido a la región del Danubio, donde participó en el aplastamiento de una rebelión que ocurrió en la región de Bulgaria, donde un sedicioso llamado Delianos había iniciado un alzamiento.
Posteriormente, y posiblemente con los bolsillo llenos por los jugosos botines que llegó a conseguir y lo ganado como soldada en la Guardia Varega, volvería a Noruega para poco después, en el 1047 ser proclamado rey de Noruega.



En el sur de Italia, mientras fue posesión bizantina (hasta la caída de la localidad de Bari por los normandos, último bastión bizantino) hasta el año 1071, los gobernadores bizantinos o “Catepanes” eran enviados a gobernar con destacamentos de la Guardia Varega, quizá en funciones de escolta de los gobernadores.
Tenemos algunos ejemplos como en el año 1047, cuando el Catepan Juan Rafael fue enviado a Bari con un contingente de Varegos; otro ejemplo lo tenemos cuando las posesiones bizantinas en el sur de Italia habían menguado por la presión de los normandos enormemente.
Se hizo un esfuerzo por recuperar buena parte de los territorios bizantinos, y así el último Catepan llamado Miguel Maurikas, en el año 1067, no solo tenía como objetivo tomar posesión de los menguados territorios bizantinos que les quedaban, sino pasar a la ofensiva para ampliar los mismos.
Para ello llegó con nutridos refuerzos entre los que se encontraban un destacamento de la Guardia Varega; pero aquello fue como el canto de cisne para la estancia de los bizantinos en el sur de Italia. Tras una ofensiva exitosa inicial de Miguel, tomando las localidades de Brindisi y Tarento y progresado por el interior, los normandos se recuperaron de la sorpresa y contraatacaron con decisión.
Estos ya estaban muy asentados en el sur de Italia y era imposible, dado su potencial miliar echarlos; quizá de haber recibido más refuerzos Miguel hubiera podido hacer más progresos, pero con las fuerzas que desembarco al inicio, (y las que hubiera de guarnición en Italia) fue con las únicas que pudo contar, ya que no se envió más tropas.
El desastre final llegó con la toma de la última localidad italiana de Bizancio, Bari, en el año 1071; con ello llegaba a su final la presencia de Bizancio en Italia, iniciada en el año 535 tras la expedición del emperador Justiniano I para conquistar la península italiana en manos del pueblo germano de los ostrogodos.
Cambiando de lugar, en el Oriente tenemos datos de una intervención de los varegos., era el año 1054 durante el periodo de inestabilidad que por entonces sacudía todo el imperio bizantino. Sin embargo hubo suerte, los selyúcidas comandados por el sultán Torgrul-Beg lanzaron una incursión en la región de Armenia., sin embargo, fuerzas de la Guardia Varega derrotaron a los mismos en batalla.
La década de los años setenta en el siglo XI, tuvieron como componente un cambio en la etnia de los soldados Varegos que componían la Guardia Varega; tenemos que remontarnos al continente europeo, concretamente a las isla británicas, aquí en rey anglosajón Harold II es invadido por las fuerzas normandas de Guillermo, duque de Normandía.

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Guardias varegos en La batalla de Manzikert, 1071 d.C.

Guillermo es proclamado rey de Inglaterra con el nombre de Guillermo I; Harold II había sido muerto en la batalla de Hastings en el sur de Inglaterra en el año 1066, con lo que la resistencia del pueblo anglosajón de Inglaterra se desmoronó casi totalmente, y aunque Guillermo todavía tuvo que batallar un poco para consolidar su reino, gran parte de la tarea estaba hecha.
Entre los nobles anglosajones leales a Harold II cundió un gran descontento, incluso muchos de ellos fueron despojados de sus tierras al ser hostiles al nuevo rey Guillermo; en consecuencia, muchos de ellos decidieron emigrar en busca de nuevas oportunidades, deseosos de sacudirse el yugo del nuevo monarca inglés.
Muchos de ellos eran excelentes guerreros, algunos de ellos de origen danés, (sobre todo en el norte de Inglaterra); entre las opciones que se barajaron, un nutrido contingente decidió con el beneplácito del emperador de Bizancio, acogerse bajo su protección.
Las fuentes bizantinas registras de las varias migraciones que se realizaron, la del año 1088, en la cual un gran número de anglosajones y daneses emigrados de Inglaterra desembarcaron en el Imperio Bizantino siguiendo ruta por el mar Mediterráneo; una fuente registra más de 5000 anglo-nórdicos de Inglaterra, los cuales llegaron en 235 naves.
 Aquellos de sus mejores componentes pasaron a entrar a formar parte de la Guardia Varega, y los que no lo eran tanto fueron admitidos en otras unidades bizantinas o como ejemplo, si no eran admitidos en las fuerzas armadas, fueron asentados en las posesiones bizantinas del Mar Negro.
Los nuevos reclutas ingleses fueron llamados "Englinbarrangoi" (anglo-varegos), de hecho fue tal la afluencia en los años siguientes de los ingleses a la Guardia Varega, que esta fue llamada “la Guardia Inglesa”, con lo que a partir de los años setenta, la presencia ruso-nórdica en la Guardia Varega empezó a decaer en favor de los ingleses.
Los historiadores bizantinos solían relatar las excelencias de esta célebre unidad allá donde esta luchaba; tenemos algunos ejemplos como la del famoso historiador Miguel Psellos, el cual los menciona en algunas ocasiones, dándoles el sobrenombre de "los portadores de hacha".
Quizá la presencia más activa de la Guardia Varega por aquellos años, fue en la batalla de Manzikert en el año 1071; estamos en la parte Oriental del imperio bizantino, en lo que hoy es Turquía. Un pueblo de origen turco, los selyúcidas se han establecido con fuerza en la frontera con Bizancio y de manera agresiva estaba atacando en los años sesenta las zonas fronterizas con Bizancio.

El imperio bizantino no pasaba por un buen momento militar, así que recibía los golpes estoicamente sin casi posibilidad de responder, pero esto cambió con la toma del poder en el trono bizantino de un reputado general, este fue coronado en el año 1068 como Romano IV Diógenes y se propuso inmediatamente enmendar la plana a los selyúcidas.
Tras unas victorias iniciales estos decidieron parlamentar con el emperador bizantino, pero este decidió que había finalizado el periodo de la diplomacia y había llegado la hora de dejar hablar a las armas.
Romano IV decidió realizar una invasión en toda regla al corazón del imperio selyúcida con el objetivo de asestarle un golpe decisivo; sin embargo, la inmensidad la las zonas por donde pasaban descorazonaba a las tropas, con pocas poblaciones habitables; el calor también mermaba la confianza de la tropa ante esta campaña.
Para desgracia de Romano IV, entre los altos mandos había rivales poderosos que podían jugarle una mala pasada, algo que Romano no podía permitirse, sobre todo en esta campaña y encima cuando ya se había adentrado profundamente en territorio enemigo.
 Pero Romano IV no era consciente de ello y solo se enteró cuando ya la cosa no tenía solución posible; el ejército de Romano IV estaba cifrado en unos 100.000 hombres, pero que posiblemente solo 60.000 fueran auténticos combatientes, siendo el resto, componentes de todo tipo y condición intendentes, asistentes, siervos, soldados que manejaban las máquinas de asedio, proveedores, zapadores (al ejército le seguía una tropa de la más diversa índole, prostitutas, vendedores, magos, familiares etc… y un largo etcétera de personas).
Romano IV se dispuso a asediar la localidad de Manzikert, rodeando la ciudad y empezando a preparar las máquinas de asedio para batir las murallas que protegían la ciudad; sin embargo, el rey selyúcida Alp Arslan  junto a una fuerza de 30.000 jinetes ligeros ideó una maniobra inteligente para desbaratar las fuerzas de su adversario.
Era agosto y un calor agobiante sacudía a la región, lo cual no afectaba mucho a sus jinetes, acostumbrados a estos rigores del verano, por el contrario los bizantinos estaban literalmente asfixiados con el calor sofocante que reinaba y Alp Arslan  decidió explotar dicha situación.
La caballería pesada bizantina era de lo mejor entre las unidades militares y el rey selyúcida salió al frente de sus tropas para dar batalla a los bizantinos; Romano IV confiaba en que un ataque con fuerza de su caballería pesada desbaratara las unidades ligereas de los selyúcidad como si fueran un castillo de naipes.


Pero Alp Arslan  no aceptó el envite de un ataque frontal, (lo cual hubiera sido el final para sus jinetes) sino que este procedió a retirarse con sus jinetes, pero sin que los bizantinos los perdieran de vista, para que no se descorazonaran en la persecución e intentaran darles alcance.
La caballería pesada bizantina, realizó una carga heroica, pero ciertamente no podía realizar un alcance efectivo sobre el enemigo, para colmo de males sus caballos se estaban agotando, ya que lo pesado de la impedimenta y el sofocante calor unido a la pesada carga, estaba matando de sed a unos caballos que no tenían en un sitio tan árido posibilidad de recibir agua, como no fueran en la lejana base del campamento bizantino.
Finalmente los caballos quedaron agotados y la carga hubo de suspenderse; ahora era el turno de los jinete selyúcidas, los bizantinos lejos de su campamento base eran presa fácil ante un enemigo que atacaba secuencialmente. Un grupo se acercaba disparaba un nutrido enjambre de flechas y se retiraba a continuación, para ser sustituido por otro destacamento.
La caballería bizantina no estaba en objeto de responder adecuadamente, ya que sus caballos estaban agotados y no podían competir con los de su oponente, mucho más veloces y más ágiles.
Romano IV ordenó la retirada a su campamento, pero la misma fue un auténtico infierno con los selyúcidas hostigándolos continuamente; la retirada fue un caos, las alas del ejército bizantino fueron derrotadas, las fuerzas de retaguardia al mando de Andrónico Ducas (el cual odiaba a Romano IV) se dieron a la fuga dejando inerme al centro del ejército bizantino, liderado por Romano IV.
El emperador con su séquito de escolta y algunas tropas más tuvieron que hacer frente solos a la furia de los arqueros a caballo selyúcidas, los cuales arreciaron en sus ataque con el objeto de capturar al emperador bizantino.
Romano fue herido y capturado, pero no sin antes oponer una fiera resistencia (la cual sus enemigos alabaron) junto con sus escoltas, incluida los miembros de la Guardia Varega, parte de la misma había acudido a la batalla como escolta del emperador.
Los varegos lucharon con fanatismo hasta ser casi completamente exterminados, ya que sobre ellos cayó un diluvio de flechas, las cuales no podían ser contrarrestadas, ya que los seyúcidas eran fundamentalmente arqueros a caballo y los bizantinos infantería, con lo que casi estos no podían trabar combate contra los selyúcidas, ya que estos se cuidaban muy mucho de luchar cuerpo a cuerpo con los varegos, procurando asaetear a estos, a una prudente distancia.

Tras esta desastrosa campaña, el devenir de la Guardia Varega siguió sus propios designios, los cuales eran fundamentalmente la protección del emperador bizantino y la salvaguarda de la ciudad imperial de Constantinopla, la cual cuando el emperador marchaba de la ciudad, se quedaba en parte  guarneciendo la ciudad y en parte acompañando al emperador.
En el año 1077, las luchas por el poder entreNicéforo Brienio y Alejo Comneno hicieron que soldados varegos sirvieran en los ejércitos de ambos., así como también en la batalla de Kalouryta de ese año.
En la rebelión del año 1078, unidades varegas sirvieron en el ejército de Vasiliakes, gobernador de Dyrrachium y el cual, se había declarado emperador.
El siguiente gran enfrentamiento en que participó la Guardia Varega fue cuando el emperador Alejo I Comneno tomó posesión del trono bizantino en el año 1081; su ascenso al trono estuvo revestido por cierta gravedad. ¡Efectivamente!, fue en un año en el que el poder de los normandos hacía sentir toda su fuerza sobre los desdichados bizantinos.
Liderados por un soldado capaz como Roberto Guiscardo, caballero normando empobrecido que como otros muchos de su especie, había emigrado a Italia en busca de aventuras y fortuna en los años cuarenta; su carácter decidido le había llevado a poderse a la cabeza de los normandos de Italia, lo cual le llevó a realizar los designios que tenía en mente.
Roberto se había establecido con fuerza en la isla de Sicilia, gracias al Papa, el cual reconoció su autoridad en Sicilia a cambio de someterse a su autoridad como su señor feudal; en el año 1081 obtuvo una gran victoria sobre el emperador bizantino Alejo I Comneno en Durazzo (Albania), en lo que se llamó la batalla de Dirraquio; mientras tanto y de manera coordinada para que los bizantinos dividieran sus fuerzas, su hijo Bohemundo realizó otra campaña en la regiones de Macedonia y en Tesalia.
La batalla de Dirraquio dirigida personalmente por Alejo I tuvo como testigo a la Guardia Varega, aunque la suerte de la Guardia no le fue nada propicia; parte de la Guardia se había quedado en Constantinopla, pero un gran contingente de 3.000 guardias había marchado con Alejo para la campaña que este tenía en mente.
25.000 bizantinos se oponían a unos 30.000 normandos; las fuerzas estaban igualadas, así que solo la táctica de Alejo I o Roberto Guiscardo podría desequilibrar la batalla en liza.
 La batalla se había iniciado con buenas perspectivas ya que el flanco izquierdo normando había sido derrotado y puesto en fuga por el ala derecha del ejercito bizantino; por desgracia la persecución posterior de las tropas bizantinas a las fuerzas normandas en retirada se efectuó torpemente, circunstancia que fue aprovechada por el astuto Roberto Guiscardo para contraatacar con fluidez por el centro de las desordenadas líneas bizantinas.

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Emperador Juan II Comneno

La Guardia Varega había participado en la desordenada carga sobre la derrotada izquierda normanda; por desgracia luego se encontró rodeada por los normando por todas partes, la Guardia fue literalmente masacrada a pesar del valor con que defendieron sus vidas, muy pocos de sus componentes lograron volver a sus líneas.
Sin embargo no por ello los varegos supervivientes pusieron quedar ociosos, ya que una fuerza de ellos tuvo que ser enviada a la zona del Danubio para hacer frente a una incursión de guerreros pechenegos.
¡Efectivamente!, en los años 1087-91 unidades de la Guardia Varega participan en el ejército de Alejo I Comneno en las batallas de Drastar (Drista) y Levunium en la campaña contra los molestos pechenegos, los cuales no dejan de incursionar al otro lado del río Danubio.
La primera cruzada que el Papa Urbano II emprendió para reconquistar los lugares Santos de Palestina, supusieron una oportunidad para que los varegos entraran nuevamente en batalla. El cruce de los guerreros cruzados por territorio bizantino bajo pode del emperador Alejo I no estuvo falto de tensiones, pero al final se logró capear con mano diestra por cruzados y bizantinos.
Los 30.000 cruzados junto con un pequeño cuerpo de ejército bizantino (entre los que había destacamentos de la Guardia Varega) tras cruzar las costas Mediterráneas bizantinas, llegaron a la región de Siria, enfilando rumbo sur para iniciar la conquista de los lugares Santos.
En los primeros combates en que participaron, los varegos participaron en la toma de la ciudad de Nicea junto a los cruzados, arrebatando la cuidad a los selyúcidas que la ocupaban. Los bizantinos astutamente lograron tomar posesión de la ciudad, a pesar de que el peso del ataque había sido de realizado por los cruzados.
Las posteriores conquistas realizadas por los cruzados fueran ya posesiones suyas, y a pesar de que los bizantinos protestaron por lo que creían que eran antiguos territorios suyos, (y de que al cruzar Constantinopla todos los cruzados “prestaron homenaje” al emperador Alejo I como su señor y de que las conquistas pasarían a sus posesiones) los cruzados no cambiaron de opinión a este respecto.
Con todo, los varegos ya no participarían más en batalla, siendo los combates en Palestina realizados por los cruzados., los cuales conquistaron una serie de territorios, entre los cuales estaba la ciudad Santa de Jerusalén.


Los siguientes años de participación de la Guardia Varega en combate fue profusa, ya que bajo la dinastía imperial de los emperadores Comnennos: Alejo I (1081-1118), Juan II (1118- 1143) y Manuel I (1143-1180) se efectuó no solo la consolidación del poder bizantino en Oriente, sino la recuperación de parte de los territorios de la región de Anatolia, los cuales se habían perdido en los años sesenta del siglo XI a manos del imperio selyúcida.
Narremos algunos de los enfrentamientos de cierta entidad en los que participó la Guardia Varega; reinando ya el emperador Juan II, en el año 1122 se dio por la zona del Danubio una batalla de cierta entidad con el pueblo de los “pechenegos”.
Este pueblo de origen turco y proveniente de las estepas de Asia Central, había sido una auténtica pesadilla para las fuerzas bizantinas del Danubio, ya que sus incursiones de saqueo cruzando el río en la segunda mitad del siglo X, habían sido constantes; en el año 1091 el emperador Alejo I había aplastado a dicho pueblo en batalla (aunque pasando a realizaciones prácticas, eran unos excelentes arqueros a caballo, y muchos de sus componentes supervivientes, pasaron al servicio de Bizancio).
Sin embargo, no todos habían sido masacrados, y con los años lograron rehacerse y volver nuevamente a la carga sobre las posesiones bizantinas en el año 1122; ya no estaba Alejo I para hacerles frente, pero su hijo que había subido al trono cuatro años antes, era tan capaz como su padre.
Liderando una fuerza de 20.000 hombres, marchó de Asia Menor donde se encontraba por entonces haciendo frente los pueblos turcos de Anatolia, para ir al norte danubiano para hacer frente a la coalición pechenega de 30.00 guerreros.
La invasión pechenega había sido realizada por sorpresa, así que decidió Juan II pagarles con la misma moneda; en un primer momento ofreció un tratado de paz con condiciones favorables a sus intereses, los pechenegos se instalaron en un campamento a la espera de las negociaciones cristalizaran.
Acto que fue aprovechado por Juan II para realizar un ataque sorpresivo sobre el campamento de los desprevenidos pechenegos, los cuales no se esperaban esta reacción bizantina; no obstante los pechenegos ofrecieron una desesperada resistencia que frenó el progreso bizantino en el ataque.
Pero Juan II rompió la resistencia pechenaga gracias a su unidad de élite, la Guardia Varega., los varegos (cuyo contingente varía según las fuentes de los 4.500 hombres a los 540) se abrieron paso a través del muro circular enemigo, colapsando de la posición pechenega y provocando una desbandada general en su campo, la batalla de Beroia fue un triunfo clamoroso de Juan II y la tranquilidad volvió al Danubio bizantino durante muchos años.


Pasaron los años, y la vida para la Guardia Varega seguía igual, cumpliendo las mismas funciones que desde el inicio de su creación le habían sido encomendadas, las cuales ya narré al principio del trabajo.
 Su estatus de unidad de élite seguía igual, ya que aunque habían pasado más de 150 años desde su creación, el estándar para los nuevos reclutas seguía siendo exigente, ¡no es para menos teniendo en cuenta que eran la Guardia del emperador!, y que cuando entraban en combate, tenían que dejar constancia de ser una unidad de combate que marcaba las deferencias con el resto de las unidades bizantinas, algo que ya demostró muchas veces a lo largo de los años.
Con el ascenso al poder de Manuel I las campañas militares de Bizancio pasaron a ser más espectaculares, ya que Manuel deseaba demostrar que la debilidad que el imperio había demostrado en la segunda mitad del siglo XI hasta el ascenso al poder de Alejo I, era falsa y que estaban por entonces en plena forma, no solo para detener a los enemigos de Bizancio, sino para recuperar todas las posesiones que les habían sido arrebatadas en el pasado.
Las campañas de Manuel I a lo largo de su reinado están bien relatadas y para no extender demasiado este trabajo no es cuestión de narrarlas, en ellas la participación de la Guardia Varega fue habitual, como siempre que el emperador salía de campaña.
En el año 1149, contingentes de tropas varegas son enviados a defender Tebas, en Grecia., ya que las incursiones normandas en la zona eran más que molestas.
Aunque no he encontrado nada sobre el tema, se hace referencia a que en el año 1154, 300 miembros de la Guardia Varega fueron decisivos en para frustrar el intento de  asesinato que se quería realizar en la persona del Emperador Manuel I Comneno.
Los años 1155-1156 son testigos de la lucha de tropas varegas contra los normandos de Renault de Chatillon, los cuales son derrotados en la isla de Chipre.
 La campaña de Antioquía en el año 1156, la cual hizo que los reinos cruzados latinos instalados a lo largo de la costa mediterránea del Oeste (donde hoy está Siria, Israel o el Líbano) reconocieran la hegemonía de Manuel o la del sometimiento bajo su órbita al reino de Hungría, el cual en los años sesenta se mostraba díscolo con Manuel, son algunas de las campañas (pero hubo más) en las que Manuel I demostró su superioridad a los reinos vecinos fronterizos.
Aun hay quien piensa con razón que Manuel desperdició fuerzas y recursos en frentes secundarios, cuando el verdadero enemigo lo tenía en el Este, ¡el reino turco Selyúcida!; aunque los choques con los selyúcidas a lo largo de su reinado habían sido esporádicos, ciertamente el buen hacer de Manuel hicieron que se decantaran a su favor.

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Pero en el año 1176 decidió dar en este frente un golpe de mano, una campaña de envergadura, para demostrar a los selyúcidas quien mandaba en esta zona; por desgracia, los esfuerzos de demostración que realizaba Manuel I escondían lo que era Bizancio por entonces, una potencia de segundo orden, la cual estaba estirando en demasía el límite de sus fuerzas.
La campaña tuvo como objetivo la toma de Inonio, capital selyúcida; por desgracia la toma de la capital hizo que las tropas bizantinas tuvieran que pasar los un estrecho desfiladero, lugar en el cual los guerreros turcos les tendieron una emboscada.
 El jefe de los selyúcidas, Kilij Arslan II, era consciente de su inferioridad ante los bizantinos, por lo que antes de que penetraran en territorio selyúcida había intentado negociar con Manuel, pero este consciente de su superioridad había rechazado todo contacto diplomático.
Pero a pesar de su inferioridad, Arslan II eran un hábil guerrero el cual supo lidiar la campaña jugando y explotando el perfecto conocimiento que tenía él del terreno; tras una serie de pequeños ataques, logró que la columna bizantina se dirigiera hacia donde el quería (incluso en un terreno boscoso logró aniquilar una columna bizantina que había realizado una maniobra de diversión mientras el grueso del ejército se dirigía a la capital bizantina.
 Las tropas bizantinas fueron redirigidas a un difícil paso entre montañas, el Tzyvritzé, ese paso tenía al principio un estrecho desfiladero donde los selyúcidas se apostaron; el cruce bizantino fue ordenado y por desgracia lento, ya que trasportaban un pesado tren de asedio para la toma de la capital, amén de un numeroso bagaje que contenía, provisiones y equipamiento.
La línea bizantina (donde la Guardia Varega ocupaba el ala izquierda de las fuerzas bizantinas) se había extendido demasiado en el cruce y además había perdido cohesión; cuando la retaguardia no había iniciado el cruce fue el momento para que los sulyúcidas cayeran sobre los sorprendidos hombres de Manuel.
Las bajas fueron serias, (la Guardia Varega en particular sufrió muchísimas) ya que a la sorpresa, había que añadir que los bizantinos estaban apelotonados por la estrechez del terreno, lo cual dificultaba su despliegue para realizar una defensa ordenada; la retirada también presentaba dificultades, ya que el tren de los bagajes imposibilitaba la fluidez de una retirada en condiciones.
Cuando finalmente los bizantinos pudieron zafarse de sus enemigos, abriéndose paso combatiendo, y saliendo del desfiladero mortal que habían cruzado, lograron parapetarse en una posición fortificada improvisada, la cual fue objeto de un ataque continuo de arqueros acaballo, que los hostigaron de manera inmisericorde.

Manuel celebró un consejo de guerra con sus oficiales, al objeto de hacer un balance sobre la aptitud que había que tomar tras la batalla; se llegó a la conclusión de que no había más que hacer, se habían perdido el forraje, los alimentos y el agua, y, sobre todo, el tren de asedio imprescindible para tomar Iconio.
Manuel decidió pactar una salida del territorio sulyúcida con Kilij Arslan II, la cual se consiguió sin dificultad, ya que la debilidad de los turcos selyúcidas les imposibilitaba acabar con los bizantinos, no olvidemos que estos seguían siendo superiores y que además, las bajas no habían sido catastróficas.
Sin embargo, Manuel I ya no pudo realizar una campaña de envergadura nunca más, y aunque realizó con éxito más tarde pequeños ataques contra los selyúcidas hasta su muerte en el año 1180, había quedado demostrado que el imperio bizantino ya no podía dar más de sí, sobre todo en lo referente a realizar expediciones ambiciosas, ya que no disponía de los hombres y sobre todo, los recursos económicos y financieros necesarios para ello.
No obstante, si se tiene referencia a que antes de su muerte, alguna pequeña victoria alcanzó Manuel I., en el año 1179, unidades varegas están presentes en la victoriosa batalla de Claudiópolis, derrotando a los turcos sulyúcidas.
La Guardia Varega tras la Muerte de Manuel I siguió demostrando su valía, pero por desgracia vio como el imperio bizantino entró en un periodo de decadencia que fue aprovechado por los enemigos de Bizancio; emperadores de carácter débil dieron al imperio una triste visión del futuro que esperaba sus habitantes.
El ascenso al poder del emperador Alejo II hizo que un periodo de decadencia y lucha por el poder, intrigas cortesanas y todo tipo de desmanes hicieran que muchos países empezaran a sondear las zonas fronterizas bizantinas con objeto de dar un bocado a sus territorios.
Zonas sometidas al imperio como el antiguo reino búlgaro se levantaron exitosamente en rebelión, no pudiendo hacer casi nada los bizantinos por devolver a los antiguos territorios a su obediencia; el rey Béla III de Hungría tomó Dalmacia, Bosnia y Sirmio sin oposición, parecía que el imperio bizantino estaba poco a poco desintegrándose.
Alejo II era un niño de 11 años cuando tomó el poder, así que el  “Protosebastos” Alejo Comneno, sobrino del difunto Emperador logró hacerse con la regencia del reino; pero le salió un enconado competidor en la pugna por el poder, Andrónico Comneno, primo del antiguo emperador Manuel I.
Este hombre era inteligente, enérgico y un valiente guerrero, pero quizá impulsivo y desmedido cuando algo lo contrariaba, lo cual le otorgaba para el terreno de la diplomacia un suspenso severo, algo que en el futuro lamentaría.

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Entrada de los cruzados en Constantinopla 1204

Andrónico que al principio tenía pocos apoyos, consiguió que estos aumentaran gracias al desacertado desgobierno de Alejo;  finalmente derrotó y depuso a Alejo.
 Incluso cuando estaba cerca de la capital de Constantinopla, Viendo que la regencia estaba perdida, el 2 de mayo de 1182 la Guardia Varega arrestó y cegó al Protosebastos Alejo, arrojándolo a una mazmorra; con este acto se demostraba que cuando en el imperio no había un liderazgo claro, incluso una unidad militar de élite como la Guardia Varega, podía llegar a sentir tentación en realizar acciones que no estaban en el ámbito de su competencia.
Andrónico tras una breve regencia ascendió al trono en el año 1183, pero no estuvo en el poder más de dos años; los enemigos del imperio eran demasiados y fuertes y las fuerzas del imperio no estaban en condiciones para responder a los retos que tenía entonces por hacer, fue derrocado y asesinado.
Sus inicios eran esperanzadores a la hora de repuntar la economía, pero su carácter paranoico, le llevó a represaliar a numerosas personas que creía sus enemigos, lo que le hizo ganarse grandes enemistades que al final llevaron a su triste fin.
Los años siguientes fueron un lento declinar, con los enemigos del imperio haciéndose con numerosos territorios del imperio sin que este pudiera responder con una gran debilidad, no solo militar, sino también moral, ya que las intrigas y luchas por el poder entre altos dignatarios del imperio estaba socavando las menguadas fuerzas de un imperio en el que no había nadie que pudiera levantar un liderazgo que al menos hiciera que no se perdieran más territorios bizantinos.
El toque de gracia que hizo desbaratar al imperio fue el inicio de la cuarta crazada contra los infieles en territorio palestino; estamos ya en el siglo XIII y desde el siglo XI una serie de cruzadas de índole religioso ofrecían a todo guerrero en Europa el perdón Papal de sus pecados, a cambio de recuperar los territorios santos de Jerusalén, por aquel entonces en manos de los infieles (musulmanes).
La primera cruzada había sido un éxito a la hora de recuperar la ciudad Santa (Jerusalén) y numerosos territorios adyacentes, principalmente de la zona costera de lo que hoy es Siria, Israel y el Líbano; pero no era menos cierto que desde el siglo XII la ofensiva de los musulmanes a la hora de recuperar dichos territorios arreció con fuerza.
Esto ya ocurría desde mucho antes, y de vez en cuando el Papa de Roma organizaba alguna cruzada destinada a arrancar territorios de manos de los musulmanes, aunque no es menos cierto que estos cada vez presentaban más resistencia a cada invasión de los “Cruzados”.

El cruce de los guerreros cruzados camino a “Tierra Santa” (zona reconquistada por los cruzados) estaba al pasar por territorio bizantino no exenta de tensiones y problemas; no olvidemos que la cruzada la organizaba la “Iglesia Católica”, la cual no se llevaba del todo bien con la “Iglesia Ortodoxa”, religión del imperio bizantino y de algunos países del Este europeo.
El “Cisma” o separación de los creyentes ortodoxos del año 1054 fuera de la autoridad de la religión católica había creado numerosos odios entre ambas religiones, en la cual una posible vuelta de los ortodoxos a la religión católica se hacía prácticamente imposible; con el paso de las cruzadas, los ánimos de los cruzados se encrespaban cada vez más.
La cruzada del año 1203 resultó ser la gota que colmó el vaso entre ambas religiones, aunque esta vez registró un matiz diferente ya que sirvió para diferentes propósitos; si nos retrotraemos un poco en el tiempo, veremos que la cruzada no sirvió para reconquistar Tierra Santa, sino para aplacar la sed de dinero de los cruzados.
El caso ocurrió de la siguiente manera: los cruzados estaban a finales del año 1202 acantonados en Venecia en espera de concretar el destino de la Cruzada (finalmente perece que era Egipto el destino); en estas se les apareció un bizantino llamado Alejo IV Ángelo, hijo del anterior emperador Isaac II Ángelo, el cual había sido derrocado por el actual emperador bizantino (y hermano mayor) Alejo III.
Alejo IV prometió a los cruzados algo imposible para los mermados recursos que por aquel entonces disponía el imperio bizantino, (eso si la misión tenía éxito) prometió a los promotores de la cruzada (el Papa Inocencio III, al Dux (máxima autoridad de la república de Venecia) Enrico Dándolo, a Felipe (emperador del imperio alemán) y a Bonifacio de Montferrato):
-200.000 marcos de plata.
-Participar en la cruzada con una tropa de 10.000 hombres.
 -Mantener a perpetuidad un regimiento de 500 caballeros en el Santo Sepulcro.
Lo segundo y tercero era harto dificultoso, pero no imposible; pero desde luego, lo primero jamás de los jamases podría reunir Alejo IV tal cantidad de dinero, ¡aunque por prometer se puede prometer hasta la luna!, luego una vez obtenido la restitución de su padre Isaac II, ya se vería como contentar a los cruzados.
Alejo IV no calculó con quien se enfrentaba, sobre todo teniendo en cuenta que los cruzados guardaban un gran rencor a los bizantinos, que como ya comenté, podía retrotraerse a la primera cruzada del año 1096-99 y en los posteriores.


Los cruzados en número cercano a los 40.000 hombres desembarcaron cerca de Constantinopla en junio del año 1203; los sucesos posteriores fueron precipitados y en la Corte bizantina reinó una gran confusión, sobre todo por las intrigas palaciegas que hacían entronizar y caer al poderoso de turno, veámoslo de la siguiente manera:
Ese verano de 1203 hizo a los cruzados con la promesa de un suculento botín marcha a la ciudad de Constantinopla; la ciudad fue rodeada y se organizó un asalto a la misma; desembarcaron cerca de la torre “Gálata”, (al otro lado del “Cuerno de Oro”) la cual conquistaron, logrando romper la famosa cadena que defendía la entrada en el puerto de cualquier navío hostil. La defensa bizantina de la ciudad fue inoperante por parte de Alejo III, ni siquiera la temible Guardia Varega para cuya defensa de la ciudad estaba encomendada fue movilizada para la defensa de la ciudad.
El ataque al barrio de Las “Blaquernas”, el cual guardaba la residencia imperial, motivó al fin la entrada en acción del Cuerpo Varego; y luego, cuando la defensa de las “Murallas Marinas” flaqueó, fueron nuevamente los varegos los que obligaron a retroceder al enemigo… (Según se cuenta, la visión de los cruzados al ver a los gigantescos Varegos armados con “hachas danesas” de doble filo, y dirigiéndose hacia ellos con gran furor, hizo que el ánimo flaqueara totalmente, saliendo los cruzados por piernas, para no tener que hacer frente a la temible unidad militar) hasta que finalmente se declaró un incendio intencional que les sirvió a los cruzados venecianos para escapar.
Pero no se podía contener a la marea de cruzados que tanteaba por diversos puntos las murallas bizantinas, ni siquiera la Guardia Varega podía hacer milagrosos para defender todo el perímetro amurallado de la ciudad; finalmente el 17 de julio los venecianos lograron abrir una brecha en las murallas.
 Creyendo inminente la caída de la ciudad, el emperador Alejo III decidió huir, llevándose consigo a su hija favorita y una bolsa llena de piedras preciosas, y refugiarse en la ciudad tracia de Mosynópolis. Los dignatarios imperiales bizantinos, para resolver la situación, sacaron de la cárcel al depuesto emperador Isaac II Ángelo, padre de Alejo IV y lo restauraron en el trono.
Había llagado la hora de hacer los pagos prometidos, pero finalmente Alejo IV hubo de admitir que la promesa (sobre todo la de los 200.000 marcos de plata) era imposible de hacer; además las tensiones en la ciudad eran grandes; se había llegado a prometer que la iglesia ortodoxa se sometería a la autoridad católica y que realizaría las misas según el rito católico.
Esto hizo que entre la iglesia y los súbditos de la ciudad fieles a la ortodoxia griega estallara un odio hacia los cruzados, lo cual provocó no pocos incidentes; finalmente de urdió un complot que hizo que se derrocara a la familia reinante: Alejo IV fuera estrangulado en una mazmorra, y su padre Isaac II muriera poco después en prisión.

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 Emperador Manuel I Comneno

Alejo V Ducas familiar de los anteriores dueños del imperio bizantino (Alejo IV e Isaac II gobernaron como co-emperadores) fue proclamado nuevo emperador en el año 1204; pero este acto no supuso la restauración del orden. Al otro lado de las murallas de Constantinopla estaba un ejército cruzado, el cual exigía imperiosamente el dinero prometido y cuando supo que no lo recibiría, decidió obtenerlo por las bravas.
Nuevamente la ciudad fue asaltada por los cruzados, los cuales lograron expugnarla; la defensa bizantina fue nuevamente desastrosa; se cree incluso que la Guardia Varega se desbandó tras la captura de Constantinopla por la los cruzados, donde nuevamente fueron el único cuerpo del ejército que defendió con éxito la capital, oponiendo una resistencia violenta y luchando cuerpo a cuerpo con su hachas danesas, de hecho, el sector que defendieron, fue el único que se mantuvo firme, mientras en los demás los cruzados habrían brechas y entraban a raudales por las desgraciada ciudad.
La Guardia Varega por aquel tiempo nadaba en la confusión, esta era una unidad de élite, que respondía a un mando firme; por desgracia en aquellos tiempos de 1203-04 la confusión que el quita y pon emperador, los Varegos ya no sabían muy bien a quién defender, por lo que empezaron a dudar de a quién obedecer y hacer caso.
Con Isaac II repuesto en el trono y gobernando junto a su hijo, Alejo IV, la Guardia Varega perdió su capacidad de iniciativa por falta de un líder hábil para conducirla… al punto que durante el último acto del drama, aprovecharon la debilidad de los co-emperadores bizantinos, negociaron duramente con estos una mejora en sus soldadas.
Con este acto, uno puede darse perfecta cuenta lo que puede ocurrir cuando la anarquía se instala en un reino, incluso una unidad militar tan perfectamente disciplinada como la Guardia Varega, puede llegar a inculcarse cierta deslealtad y ambiciones personales.
 En el ardor de la confusión cuando los cruzados estaban invadiendo la ciudad, les  embargo la desesperanza así como el valor. Huyeron rápidamente y se perdieron en medio de la confusión reinante.
El imperio bizantino vivió durante una serie de décadas un periodo convulso, que tras unos años difíciles de intento de aclimatar a la situación reinante, vivió posteriormente un periodo de esplendor y enriquecimiento a todos los niveles: militar, económico y cultural.
Pero al principio la situación era realmente inquietante, los territorios europeos se habían perdido irremediablemente, incluida su capital Constantinopla, lo cual era un desprestigio para los bizantinos evidente. Estos tuvieron que trasladar su capital a Asia Menor., concretamente a la localidad Anatolia de Nicea.

Los territorios bizantinos adyacentes de Asia Menor, (hasta la recuperación de Constantinopla en el año 1261), con capital en Nicea, fueron conocidos como “el Imperio de Nicea”.
Ciertamente el imperio había menguado mucho, pero quizá como contrapartida, el dinero que requería dicho imperio era factible de estar disponible, ya que anteriormente, el territorio que había que defender por las continuas rebeliones, era imposible de realizarse, habida cuenta de que los recursos disponibles para tal fin no estaban en posesión de un emperador, falto quizá de todo y con las arcas más que vacías por una administración corrupta y decadente.
Ahora quizá, con menos exigencias ofensivo-defensivas por parte bizantina y la falta de un enemigo poderoso al que hacer frente, el imperio de Nicea pudo, no solo consolidar sus posesiones, sino en la medida de lo posible, recuperar algunos territorios circundantes en manos de los cruzados.
Teodoro I Láscaris fue el primer emperador del imperio de Nicea. Al que posteriormente le siguieron otros emperadores, los cuales en la medida de sus fuerzas, siguieron engrandeciendo las posesiones bizantinas adyacentes.
Respecto a la Guardia Varega, con la caída de Constantinopla en el año 1204, dio por finalizado la época más brillante de esta unidad militar de élite., a partir de entonces inició un periodo de declive que finalizó con la toma de los turcos a Constantinopla en el año 1453.
Pero no nos adelantemos en los hechos, y narremos de lo poco que cuentan las fuentes relativo a unidad militar varega., según parece, entre los fugitivos varegos que desaparecieron tras la toma de Constantinopla por los cruzados, muchos de ellos tomaron los más diversos caminos.
Algunos retornaron a sus países de origen, otros pasarían a servir como mercenarios, en los nuevos reinos latinos creados entre los antiguos territorios bizantinos europeos, ahora en manos de los cruzados latinos.
Como curiosidad, en los territorios de Europa y Anatolia surgieron dos reinos independientes cuyos gobernantes eran de origen bizantino, y que siguieron gobernando al modo bizantino, pero sin acatar la autoridad del emperador de Nicea.
Estos fueron los reinos (o “Despotados”) de Epiro (En Europa) y Trebisonda (en Anatolia o el Noroeste de la actual Turquía)., en el reino de Epiro, consta que un grupo de fugitivos varegos pasaron al servicio de mandatario epirota., esto duró hasta que el reino epirota fue tomado por el reino búlgaro en el año 1230, con lo que la suerte de los Varegos fu incierta, o pasaron al servicio de los búlgaros, o pasaron al servicio de otro reino o potencia.

En lo relativo al imperio de Nicea, estos lograron conformar a pesar de las carestías, un pequeño ejército de 20.000 hombres, (pequeño pero aguerrido y combativo, el cual dio mucho juego a los emperadores) en el cual destacaba el núcleo de sus fuerzas, (también llamado “Taxeis”) el cual estaba conformado, 12 batallones o “Allaghia”.
Estos batallones estaban compuestos a partes iguales (o sea 3.000 miembros cada uno) de antiguos miembros de una unidad de la guardia imperial llamados “Vardariotai” y antiguos miembros de la Guardia Varega., estos ayudaron mucho a los emperadores a efectuar pequeñas conquistas encaminadas a reconquistar los territorios adyacentes en manos de sus enemigos.
Por desgracia no hay relevancia o testimonio directo de los combates en los que participó la antigua Guarda Varega, aunque perteneciendo al núcleo de las fuerzas bizantinas, no hay duda de que participara en muchos de los combates realizados.
En el año 1261 los bizantinos tomaron la antigua capital bizantina de Constantinopla, la cual fue nuevamente convertida en la nueva capital del imperio bizantino, relegando con ello a la capital asiática de Nicea.
Pero esto fue solo el principio., hombres y recursos fueron trasladados a la nueva capital para iniciar la reconquista de los antiguos territorios bizantinos europeos, los cuales estaban en manos de los latinos (estos no pasaban ciertamente por un periodo militar estable).
La lucha por la reconquista fue dura, pero los bizantinos bajo la mano de la mano del emperador Miguel VIII Paleólogo, conquistaron amplias zonas europeas. Por desgracia, la zona bizantina Oriental fue desguarnecida para la conquista de los territorios europeos, facilitando con ello que los pueblos de origen turco instalados en las fronteras orientales bizantinas pudieran presionar las fronteras de los, ahora, desprotegidos bizantinos orientales.
En el año 1265, tropas de la Guardia Varega, la cuales estaban de guarnición en la ciudad de Ainos, defienden con éxito la misma de un ataque de los búlgaros.
Con el paso de los años estos no tuvieron más remedio que replegarse a la costa mediterránea, ya que Constantinopla con sus ojos puestos en Europa, no tenía ojos para lo que sucedía en Oriente. Por otro lado la defensa de tantos territorios, estaba presionando los recursos disponibles.
Bizancio con un pequeño ejército como el que disponía por entonces, no podía dar para defender a los amplios territorios que tenía ahora bajo su poder. Pero incluso su economía con tanta reconquista estaba ya por entonces resentida, y ciertamente ya no podía sustentar ya a tan magna fuerza.

Los mermados recursos de los bizantinos habían mermado la fuerza de los Taxeis o núcleo del ejército bizantino donde militaban los antiguos varegos., durante el reinado del emperador Andrónico II (1282-1328), el Taxeis se había reducido a la mitad de su antigua fuerza: sólo se disponía de 2.000 jinetes en Asia Menor y de 1.000 en Europa.
La lucha contra los turcos en Oriente y contra las nacientes potencias europeas (búlgaro, serbios y posteriormente también los turcos) mermaron la fuerza de los bizantinos, y también sus fronteras.
En el siglo XIV el elitismo militar que había imperado en la fuerza de los antiguos Varegos empezó a mermar paulatinamente., estos pasaron específicamente a realizar a tiempo completo la labor de “Guardia Palaciega” y a estar presentes en todos los actos protocolarios y ceremoniales, como paradas y desfiles militares, que sucedieron en la capital imperial de Constantinopla.
 En los siglo XIII y XIV parece que los miembros de la antigua Guardia Varega estuvieron compuestos al principio por los antiguos Varegos huidos de Constantinopla en 1204., pero sus relevos posteriores parecieron ser mercenarios ingleses y también los miembros de la antigua unidad imperial de los Vardariotai, ya que llegó un momento en que la fusión fue tal que no se distinguía entre antiguos Vardariotai y antiguos varegos.
Sencillamente sus miembros se fusionaron un cuerpo central, el cual formaba la columna vertebrar del ejército bizantino; durante todo el siglo XIII siguieron disfrutando un estatus de unidad militar de élite, pero quizá inferior a la que había disfrutado en los tiempo anteriores al saqueo de Constantinopla en el año 1204.
Como vemos, a lo largo de todo el siglo XIV, los miembros de la Guardia Varega perdieron el estatus militar que habían tenido de unidad militar de élite, ya que pasaron a no realizar ninguna campaña militar más, y a concentrarse en realizar solo labores de guarnición y protección en la capital bizantina, así como desfiles militares, recepciones y todo el aparato cortesano imperial que se podía desplegar en la capital del imperio.
No obstante, el aura de la Guardia Varega todavía ejercía un influjo enorme en las mentes de los súbditos del imperio bizantino., es por esto que en el año 1341, el “Corregente” del imperio bizantino Juan VI Cantacuzeno y su esposa Ana de Saboya (Juan V Paleólogo solo tenía 9 años) deciden seleccionar 500 hombres como guardaespaldas para el emperador Juan V, añadiendo que sus miembros a los que lleven un hacha varega.
En el año 1351 se menciona por Pseudo-Kodinos, que la Guardia Varega  participa en las ceremonias imperiales que se desarrollan en el Imperio Bizancio.Resultado de imagen para imperio bizantino 1453
Mapa del imperio Bizantino año 1453


El siglo XV, (hasta la toma de Constantinopla por los turcos en el año 1453) no tuvo mucha mayor novedad en lo relativo a los antiguos varegos., solo quizá que su componente se había degradado quizá un poco más de lo debido, y ciertamente, su importancia militar era ya escasa.
Los miembros de la guardia de corps imperial, se obtenían con la venia del dogo de Venecia (el cual por entonces ejercía una considerable influencia en el por entonces débil y pequeño imperio bizantino) y dicho reclutas provenían de la isla de Creta, por aquel entonces posesión veneciana.
La calidad de dichos reclutas por entonces era sumamente escasa, la dinastía reinante en Bizancio formada entonces por la familia de los “Paleólogos”, quizá cometió uno de los mayores errores dejar que en los relevos de los Varegos fueran llenados por reemplazos cretenses.
Estos soldados no eran del todo efectivos, y según una novela histórica, eran excesivamente refinados, acostumbrados a la vida palaciega de lujo y militarmente hablando, tenían el mismo parecido a los antiguos varegos como, "el del huevo a la castaña”.
Ciertamente los antiguos Varegos se hubieran revuelto en sus tumbas de ver la calidad de los Varegos que militaban en la Guardia del siglo XV; no tengo noticias de su participación en la toma de Constantinopla en el año 1453; quizá no tuvieron más remedio que participar en ella, ya que incluso el emperador Constantino XI Paleólogo se despojó de sus insignias imperiales y luchó junto con sus allegados contra los turcos, muriendo en combate según testigos, después de abatir a varios enemigos turcos.
Como lucharon los varegos y dada la calidad que por entonces atesoraban, su actuación debió ser más o menos ineficaz. Aunque posiblemente vendieran caras sus vidas, ya que los turcos al entrar en la ciudad y dado que los bizantinos ofrecieron una resistencia muy empecinada, (rechazando dos ataques turcos) no tuvieron miramientos en obtener prisioneros, por lo que prisioneros bizantinos se debieron coger muy pocos.
Con esto se pone punto y final al trabajo., la Guardia Varega fue una de las unidades militares más famosas del imperio bizantino desde su creación en el año 988; sirvieron con lealtad a todos los emperadores a los cuales sirvieron, aunque hay algunos claro- oscuros en los actos que realizaron, tanto en batalla como en su comportamiento en Constantinopla.
El posterior declive de su estatus en el siglo XIV hasta el XV, hace que la época legendaria de tal unidad militar pasara al olvido y que a partir de entonces fuera una unidad palaciega, solo apta para desfiles y labores de guarnición.
Pero nosotros nos quedamos con lo que fue, una unidad militar de élite que asombró al mundo por sus proezas en batalla, y a la que los emperadores recompensaron ampliamente no solo por su ferocidad en batalla, también por su fidedigna lealtad  a la institución imperial sin falla alguna.

 
 Constantino XI | Wiki | Historia de la Humanidad Amino
Constantino XI último emperador romano, murió defendiendo Constantinopla
de los turcos en día de la caída de la ciudad, el 29 de mayo de 1453.



Fuente del texto: http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/la-guardia-varega-bizantina

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