El origen de una celebración de odio
De la mano de Mardoqueo, Esther se presentó en el Palacio Imperial como candidata al Harén. Los esclavos eunucos la bañaron con fragancias y perfumes, cubrieron su cuerpo escultural con bellas vestiduras y la adornaron con joyas preciosas. Así, la llevaron a presencia del Rey, quien sucumbió ante la posesiva sensualidad de la joven prostituta judía.
Poco tiempo después, comienza a desarrollarse dentro de los muros del Palacio Imperial, la intriga conspirativa judaica: dos Consejeros del Rey, siempre leales servidores del Imperio, fueron injustamente ejecutados porque Mardoqueo, a través de Esther — pronto convertida en la todopoderosa Preferida del Harén — había hecho llegar al Rey la falsa noticia de que dichos Consejeros estaban proyectando un atentado regicida.
Asuero se dejaba engañar por Mardoqueo. El Rey, absorto por las hechicerías de Esther, no se daba cuenta de que aquella Masonería judía que actuaba en el interior del Palacio Imperial, tramaba conjuras subversivas contra la unidad y la integridad del Imperio.
Contrariamente al Rey, el Primer Ministro del Imperio, Amán, ejemplo de lealtad y patriotismo, conocía la perversidad de los judíos y sabía, también, hasta que punto crecía en el pueblo Persa la cólera contra los explotadores judíos enquistados en las altas esferas de la Corte Real. Amman se hizo portavoz de la voluntad popular y con toda sinceridad expuso al Rey las preocupaciones por su nación:
Ante el temor de que sus planes fueran descubiertos y abortados, el judío Mardoqueo, utilizando una vez más a la meretriz Esther, preparó inmediatamente una respuesta a las advertencias del general persa Amman, con el fin de acelerar el proceso de dominación sobre aquel rey pusilámine, entregado a vicios y perversiones. En medio de una bacanal etílica y sexual, completamente borracho, le concedió a Esther todo lo que la prostituta le pidió.
Borracho y perturbado por las
interesadas caricias de la impúdica mujerzuela, Asuero ordenó ahorcar a
su fiel Amman y a sus jóvenes hijos, cometiendo así un espantoso crimen
de Estado. Y acto seguido, en medio de una alucinadora fornicación con
Esther, Asuero firmó un Edicto Real en el que otorgaba plenos poderes
ejecutivos al judío Mardoqueo.
La primera medida adoptada por el
encumbrado tirano, fue la creación de una horda de sicarios judíos que
en las 127 provincias del Imperio desataron una orgía sangrienta contra
la indefensa población civil nacional. Fue un verdadero genocidio, un
auténtico Holocausto. Más de 75.000 Persas (ss posible que las cifras fueran exageradas, algo muy propio de la
literatura oriental para enfatizar el triunfo sobre el enemigo.) fueron salvajemente degollados, en aquella jornada de los
días 13 y 14 "del mes de Adar". Así
mismo, las propiedades de los masacrados, fueron confiscadas por Mardoqueo. Y en recuerdo de aquella jornada de terror, barbarie y saqueo,
los rabinos judíos decretaron una fecha de festín y regocijo, la Fiesta
del Purim, que desde entonces celebran.
Tan alegre puso al judaísmo esta carnicería, que se instuyó la tradición de celebrar la masacre por la eternidad de los tiempos "con banquetes y convites", con el nombre de Fiesta del Purim, o Fiesta de las Suertes.
A esta historia se refería Julius Streicher cuando justo antes de ser colgado en Nuremberg, dijo: " Purimfest 1946. Ahora estaré con Dios". Streicher fue condenado a muerte por editar una revista durante los años 30, que criticaba duramente a los judíos.
Fuente: Wikipedia, Antiguo testamento.
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