sábado, 20 de septiembre de 2025

La Cruz de Caravaca

La tradición sitúa el origen de la Cruz en el siglo XIII, cuando Caravaca estaba bajo dominio musulmán. Se cuenta que en 1231, el rey moro de la ciudad, Zeyt-Abuzeyt, pidió a unos cautivos cristianos que mostraran cómo celebraban la misa. Uno de ellos, un sacerdote llamado Ginés Pérez Chirinos, se preparó para oficiarla.

Pero al llegar el momento de la consagración, faltaba lo esencial: el crucifijo sobre el altar. Según la tradición, en ese instante dos ángeles descendieron del cielo portando una cruz patriarcal (de doble travesaño) y la depositaron sobre el altar. El rey moro, al presenciar el milagro, se convirtió al cristianismo junto con muchos de sus súbditos.

De este suceso procede la devoción a la Cruz de Caravaca, considerada “lignum crucis” porque la reliquia contiene en su interior un fragmento auténtico de la Cruz de Cristo.

La Cruz de Caravaca se asocia a protección contra el mal, amuleto espiritual, defensa de la fe y símbolo de la lucha de la Cristiandad en tierras fronterizas con el Islam.

 

La Cruz de Caravaca 

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