ETA sembró el terror durante medio siglo en España. Una realidad cercana en el tiempo que va camino del olvido. Mostramos un relato de los números macabros de la organización terrorista
Se cumple medio siglo del primer asesinato de ETA. El 7 de junio de 1968 el guardia civil José Antonio Pardines, de 25 años, fue tiroteado hasta la muerte por los terroristas Txabi Echebarrieta e Iñaki Sarasketa tras solicitarles la documentación. Ocurrió en la localidad guipuzcoana de Villabona. Esta efeméride nos sirve para narrar con datos el macabro historial de la organización terrorista.
Esa muerte ocurrida hace 50 años es considerada por muchos historiadores como la primera causada por ETA. Sin embargo, otros expertos aseguran que la primera víctima mortal fue Begoña Urroz, quien tenía apenas 22 meses cuando una bomba incendiaria colocada en la estación de Amara, San Sebastián, la mató en junio de 1960. Era hija de un matrimonio residente en la cercana localidad de Lasarte. El propio Ministerio del interior hizo oficial este asesinato a finales de 2011.
Tras su legado letal de medio siglo, un regusto de amargura se quedó en el paladar de muchos ciudadanos y la mayoría de las víctimas aún vivas cuando la organización terrorista ETA anunció el 3 de mayo de 2018 su final. El comunicado de disolución de la organización terrorista fue leído por los históricos de ETA 'Josu Ternera', y Soledad Iparraguirre, 'Anboto', dos 'gudaris' que tienen las manos manchadas de sangre. El contenido estaba lleno de cinismo.
Su violencia terrorista provocó 30 víctimas mortales antes de la muerte de Francisco Franco, los otros 828 asesinatos fueron ejecutados tras el fallecimiento del dictador y la llegada de la democracia a España".
Con el fin de que ni los que son ahora veinteañeros ni de otras edades echen la lápida a cinco décadas de terror se publicó en 2010 el libro 'Vidas rotas. La historia de los hombres, mujeres y niños víctimas de ETA', en el que se recogen los relatos de los atentados mortales y las semblanzas de los asesinados. Obra de dos grandes expertos en terrorismo, Rogelio Alonso y Florencio Domínguez, y Marcos García Rey, nos sirve de base para esbozar el acervo macabro de ETA mediante algunos gráficos y datos.
Su relación con otros independentismos
Carod-Rovira: "Ahora, me atrevo a exigiros que cuando queráis atentar contra España os situéis previamente en el mapa"
Corría el 29 de mayo de 1991 cuando varios etarras aprovecharon una rampa para poner un coche en punto muerto y lanzarlo al interior del patio del acuartelamiento de la Guardia Civil en Vic (Barcelona). Antes, los terroristas tuvieron tiempo de contemplar que había varios niños jugando al balón y a la comba. Cuando el coche bomba llegó al patio empujado por los etarras, Juan Carlos Monteagudo activó el artefacto explosivo con un mando a distancia. A los terroristas no pareció nunca conmoverles los ataúdes blancos. Ese atentado costó la vida a nueve personas, cinco de ellas niños. Una muchacha de dos años quedó huérfana al fallecer sus padres.
Dos días después, en el diario 'Avui' se publicó una carta del político Carod-Rovira (ERC) en la que recriminaba a ETA que atentara en lugares geográficos errados. Más cinismo. Esta es una traducción de un extracto de la misiva de Carod-Rovira: "Nada de lo que os voy a decir es nuevo para vosotros. Os lo dije ya hace medio año en un lugar de Euskadi cuando en nombre de mi partido os pedí formalmente que no actuaseis más en mi país [Cataluña]. Habéis respetado la solicitud durante seis meses. Ahora me atrevo a exigiros que cuando queráis atentar contra España os situéis previamente en el mapa".
Al igual que la organización terrorista no discriminó por edad, el sexo también le resultó indiferente para liquidar a sus adversarios. ETA asesinó a 799 hombres y 59 mujeres.
En lo que se refiere a la condición de las víctimas mortales, ETA asesinó a 496 miembros del Ejército y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, mientras que segó la vida de 396 civiles. A la hora de matar, los etarras no dudaron en usar todo tipo de recursos. Asesinaron a 545 personas con disparos de metralleta, subfusil o pistola. Además, usaron una amplia gama de explosivos, desde granadas hasta coches bomba, pasando por cócteles 'molotov' o cartas bomba. En la década de los ochenta, se hicieron tan peritos en el uso del coche bomba que luego instruyeron a otros movimientos armados como a los guerrilleros de las FARC de Colombia.
La geografía de los atentados
ETA llevó la muerte a 24 provincias españolas. Guipúzcoa, con 319 asesinados, Vizcaya, con 212, y Madrid, con 123, fueron las más castigadas.
En cuanto a las comunidades autónomas donde causó víctimas mortales, 12 territorios se vieron afectados. Hasta 576 ciudadanos de Euskadi fueron asesinados, 123 en Madrid y 54 en Cataluña.
El entorno rural más ajeno a los lugares refugio de los etarras estuvo más a salvo de la actuación de ETA. Su camuflaje era más complicado en ese hábitat sin apoyos. Comunidades como Castilla-La Mancha o Extremadura no vivieron atentados mortales.
Sin embargo, según el origen de la víctima, todas las comunidades y las ciudades de Ceuta y Melilla tuvieron que enterrar a sus gentes asesinadas a manos de aquellos que hoy son homenajeados por los abertzales y partidos políticos representados en el Congreso de los Diputados y los parlamentos regionales de Euskadi y Navarra. Encabezan el listado de autonomías más afectadas Euskadi, con 179 muertos, Castilla y León con 139 y Andalucía con 121.
También ciudadanos nacidos en diez países extranjeros perecieron por las acciones de ETA. Personas originarias de Alemania, Argentina, Chile, Cuba, Dinamarca, Ecuador, Estados Unidos, Francia, Marruecos y Portugal.
Los adversarios políticos
Ahora que ETA apuesta por un "escenario democrático" en 'Euskal Herria' es más que nunca pertinente recordar cómo aterrorizó a los políticos opositores del nacionalismo vasco.
ETA nunca asesinó a ningún político de ideología nacionalista, ni del PNV ni de ninguno de los otros partidos independentistas
Hasta 59 políticos encontraron la muerte a manos de los terroristas, bien por pertenecer a un partido político, bien por haber estado relacionados con el franquismo (14). Políticos de izquierdas, de derechas y de centro fueron el objetivo de explosivos y las pistolas de ETA. Nunca nacionalistas vascos. Eliminados de la competencia política por vía de las armas fueron los populares Miguel Ángel Blanco o Gregorio Ordóñez, los socialistas Ernest Lluch o Fernando Múgica, Tomás Caballero de Unión del Pueblo Navarro, y así una larga lista de nombres, hasta 59.
La herida no se cierra aún para los familiares y amigos de los más de 350 asesinatos que quedan por resolver policial y judicialmente
Fuente: El Confidencial (artículo resumido)
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