Los cátaros ( que significa "perfectos") o
también llamados albigenses se encontraban en el Sur de Francia, haciendo frontera con
el reino de Aragón, zona denominada el Languedoc poblada por los occitanos que digamos que eran los primos hermanos de los francos o franceses, muy parecidos a ellos pero con sus particularidades. El Languedoc era una zona con abundantes recursos naturales, un comercio bullente originado por banqueros judíos y una artesanía local de gran calidad, todo ello apetecido por
los vecinos franceses de los siglos XI y XII. Creían en la reencarnación, odiaban el mundo material y estaban en contra de la procreación, es posible que incluso defendiesen a Lucifer (aunque no de forma directa) ya que le daban la vuelta a la historia del Génesis, etc... Viendo esto, es normal que acabara mal la cosa. El catarismo cada vez se fue extendiendo más y después de varios intentos por las buenas de hacerles volver al Catolicismo, la Iglesia acabó declarando el Languedoc como zona hereje, con lo cual pasaron a enviar misioneros y teólogos para combatir dialécticamente de forma activa y oficial a los cátaros. Al cabo de un tiempo y a raíz de una serie de conflictos se declaró la Cruzada Albigense.
Introducción al catarismo
Caminaban descalzos por las calles de los pueblos del Languedoc,
alrededor del 1100, extraños misioneros (as) vestidos con una túnica
negra, siempre de dos en dos. Los cátaros eran ascetas, vegetarianos,
célibes, no recaudaban el diezmo, ni se otorgaban tierras o ventajas de
algún tipo; altamente exigentes consigo mismos; no tenían servicios
religiosos obligatorios, rechazaban la eucaristía, sin distinción de sexos para la vida religiosa, no podían casarse ni tener hijos puesto que odiaban el mundo material, y curiósamente en algunos grupos se dejaban llevar por los placeres sexuales, ya que según el dualismo gnóstico, los iniciados están por encima del bien y el mal, es decir sus obras no importan, esto era bastante común en los grupos gnósticos de épocas anteriores. Creían en la reencarnación, rechazaban los juramentos y creían que el progreso iniciático basado en conocerse a uno mismo sin ayuda divina, les llevaba a la “salvación”.
Su base doctrinal y teológica era la de cualquier movimiento gnóstico anterior, altamente liberal e individualista, muy parecido al maniqueísmo que fue el más conocido de todos ellos.
Propuesta religiosa cátara
Los cátaros eran gnósticos, implica que creían que la “salvación” llegaba por el conocimiento de uno mismo, en el caso de los cátaros con una mínima ayuda de Dios o de lo alto, digamos que andaban a medias entre la gnosis antigua procedente del Maniqueísmo y el Cristianismo, aunque guardaban mayor parecido con los maniqueos. La gnosis era una herejía grave ya muy conocida por la Iglesia, San Agustín de Hipona por ejemplo, fue maniqueo y al convertirse al cristianismo lo combatió dialécticamente con mucho éxito puesto que él conocía bien su doctrina y sabía identificar todos sus errores.
El problema central de la Gnosis se encuentra en que su motivación principal es convertirse en un supuesto ser superior, en el caso de los cátaros en un "perfecto" mediante un conocimiento secreto solo apto para iniciados que se colocan por encima de los demás, por uno mismo, sin necesidad de Dios ni de redención, por lo tanto Jesucristo no tenía mucha importancia para ellos. Se empezó a decir en tiempos modernos que al ser gnósticos, los cátaros admiraban a Lucifer, el cual se rebeló por querer ser como Dios, con una falta total de humildad, por pura soberbia. Con su "non serviam" acabó convirtiéndose en Satanás por la consumación de su propio pecado.
De todos modos lo más probable es que los Cátaros siguiesen la gnosis sin meter la figura de Lucifer por medio. Los gnósticos esotéricos actuales, como la new age o la masonería, le dan la vuelta al Génesis y presentan a Lucifer como el bueno de la película, como el portador de la luz y afirman que no es Satanás. Esa máscara se cae por si sola cuando observamos que defienden la actitud soberbia llena de codicia, que empuja a Lucifer a ponerse contra Dios para ser más que él, justificándolo demagógicamente. No buscan llegar a Dios, buscan convertirse en uno, cayendo en la más absoluta vanidad.
Tanto en las creencias cátaras como en el gnosticismo actual en mayor grado, no hay humildad por ninguna parte, la vía de la soberbia es la que prevalece porque la gnosis conduce a ello, con sus supuestos secretos y sus grados de iniciación, que al fin y al cabo no es más que un plan de marketing para sobrealimentar el ego y la autoestima de los adeptos. Este fue el motivo religioso de base por el que la Iglesia combatía esta herejía, al igual que lo había hecho antes con otras tantas del mismo estilo, aunque la de los cátaros tuvo bastante más éxito que las anteriores.
El Consolamentum era el único sacramento que impartían,
primero, en la ordenación del iniciado como bautismo y segundo, a los
moribundos. Es un largo ritual frente a un altar que utiliza el Evangelio de San Juan. Al no celebrar la eucaristía cerraban el principal canal cristiano de conexión con Dios, esto fue otros de los motivos principales que causó gran conmoción en la sociedad católica de aquellos tiempos. Lógicamente esta doctrina chocaba frontalmente con la Iglesia, al revivir viejas herejías que tenían muy poco que ver con el Cristianismo. Siglos antes, San Agustín de Hipona con su obra "Contra los herejes" rebatió en su totalidad el gnosticismo maniqueo, del cual bebían los Cátaros.
Debido a al secretismo y misterio que envuelve a los cátaros se ha
propagado el rumor ya en tiempos modernos de su supuesta relación con el
Santo Grial, aunque no hay prueba histórica alguna ni ninguna mención
del tema en manuscritos de la época, así que parece ser que esta leyenda
es fruto de la imaginación de unos cuantos que estaban interesados (la masonería por ejemplo) en
darle buena fama y renombre a este tipo de creencias gnósticas. Lo mismo
sucede con su supuesta relación con los templarios, que es otra leyenda más sin
base histórica o mejor dicho, que va contra la propia historia, puesto que
la Orden del Temple participó actívamente contra ellos en la Cruzada Albigense.

Caricatura de la época sobre el catarismo