La extrema izquierda, tan implantada actualmente en nuestra sociedad,
está formada principalmente por el anarquismo y el comunismo, así como sus
vertientes progres. No meteremos en el mismo saco al socialismo
pre-marxista, puesto que
éste era muy variado y se centraba fundamentalmente en mejorar las
condiciones de la clase
obrera.
En este artículo analizaremos su trasfondo, sus fundamentos
reales, fundamentos que el militante medio de extrema izquierda ya sea
anarquista o comunista, ignora por completo. El anarquismo, al igual que
el comunismo defiende a ultranza el
materialismo y ataca con vehemencia el cristianismo y sus valores.
Resumiendo, creen que solo existe lo que vemos, la materia, y que lo
espiritual no existe, que son cosas de la imaginación (pero en cambio su
utopía proletaria no...), creen que la aparición de la vida y la
perfección del universo se deben al fruto de la casualidad. Como podemos
ver, es una concepción muy simplista que destila una gran cortitud de
miras, algo cavernícola podríamos decir. Este tipo de opiniones están
basadas en la ignorancia (ya que
no conocen el cristianismo en profunidad, se quedan solo en lo
superficial) cuando no directamente en la manipulación intencionada,
como es el caso de Bakunin.
El fundador del anarquismo perteneció a la masonería (la cual, en realidad,
desprecia profundamente el ateísmo como queda patente en las
Constituciones de Anderson, aunque lo propagaron por mero pragmatismo) y creía en Lucifer, más conocido como
Satanás, al cual ensalzaba, y esto se le escapa en su propio libro "Dios y el estado". No
pudiendo refrenar su soberbia, acaba desvelando sus intenciones reales.
Bakunin -al igual que Marx y otros autores de renombre de la extrema
izquierda- criticaba el cristianismo con saña, más que a ninguna otra
religión, aunque luego también cargaba contra todas, de un modo más
generalizado y con más suavidad (veasé ese incongruente respeto y
casi veneración que tienen actualmente tanto anarquistas como comunistas
hacia el islam...), pero se centraba en el cristianismo y sobretodo en
el catolicismo por ser el baluarte de los valores europeos, de la
civilización occidental, a la cual odiaba; y tanto él como sus colegas "intelectuales" querían sustituirla por
una nueva civilización de valores invertidos basada en la doctrina
cabalística que ellos mismos profesaban, propia del ocultismo judío y la
masonería.
Para ello, decidieron crear el anarquismo y el
comunismo, los
cuales atacaban frontalmente cada uno de los pilares de la civilización
occidental: Dios, familia y patria. Cuando hablamos de cristianismo nos referimos al católico y
ortodoxo, puesto que el protestantismo les fue muy útil como primera
fase para corromper Occidente durante los tres
siglos anteriores, gracias a su estrecha unión con la masonería y a la
propagación del capitalismo calvinista, así como la "libre
interpretatio", que es muy cercana al relativismo moral.
Bakunin y sus camaradas sabían perfectamente que necesitaban una
ideología que invirtiera los valores, una ideología que luchara contra
los valores cristianos, contra la tradición, contra el orden y el sentido común, puesto que
el orden representa a Dios, mientras que el desorden y la sinrazón
representan a Satanás.
Marx, de origen judío y familia
burguesa, hizo lo propio, pero sabía que sin un mínimo
de orden no se podía lograr nada consistente. Aquí radica
la diferencia fundamental entre dichas ideologías, una acepta cierto
orden, quiere autoridad, poder estatal, y la otra no, pero los fines son
los mismos, acabar con la civilización occidental y con la ley natural
cristiana (la ley natural se basa en el
sentido común), imponiendo la voluntad de Satanás, reproduciendo así en
nuestro mundo la rebelión de Lucifer en el Cielo. Rebelión en la cual,
Lucifer, guiado por la
soberbia y la envidia, no aceptó la existencia del hombre y se rebeló
contra Dios queriendo ser como Él, engañando para ello al hombre,
vendiéndole la moto, es decir, la manzana del "conocimiento" (puesto que
el Diablo siempre
utiliza la mentira para engatusar); para que traicionaran ellos también a
Dios y perdieran su humanidad perfecta, su inmortalidad, siendo así vulnerables y débiles ante el mal.
Cabe destacar que este plan no se logró en la
URSS con el comunismo. Aun siendo verdad que en las primeras décadas los líderes
comunistas consiguieron imponer una buena parte de su programa moral y
cultural imponiendo el ateísmo, desmantelando la iglesia ortodoxa y
creando un fuerte sentimiento de envidia y odio contra la nobleza y la
burguesía fruto de la "lucha de clases"; no lograron acabar con
el patriotismo congénito de los rusos ni con su apego a la tradición,
cosa que si han acabado logrando más tarde en Europa occidental, que
ya estaba lo bastante corrompida por el protestantismo y el liberalismo.
El anarquismo, aun teniendo varios puntos en común con el comunismo, al
no querer imponer un estado totalitario, se configura como una ideología
menos nociva o peligrosa para el mundo (pero más nociva para el alma) por su falta de eficacia. Además, es utópica, se cree en una
predisposición innata del hombre hacia la solidaridad y la mutua
colaboración (idea bastante ingenua y simplona, pero atractiva). En
definitiva, es algo menos "rabiosa" o iracunda que el comunismo, pero no por
ello, menos dañina para las almas, puesto que la raíz del anarquismo, en la práctica, es la misma
que la del comunismo, es decir, la exaltación de la soberbia contra
Dios y la
inversión de valores, el mal pasa a ser el bien, y el bien pasa a ser el mal.
Es evidente que la solidaridad entre los hombres es imposible de
lograr bajo una ideología materialista, puesto que si para ellos solo
existe esta vida y hay que disfrutarla al máximo, el egoísmo siempre
acabará prevaleciendo. De nada sirve defender algo que parece bueno a simple vista, si
lo que realmente lo mueve hunde sus raíces en el mal.

Mikhail Bakunin, de familia burguesa y masón de grado 32
Basándose en esa traición antes descrita de Lucifer a Dios, Bakunin y
compañía quisieron reproducirla en nuestro mundo. Para ello apelaban a
una falsa libertad con supuestas buenas intenciones, al
igual que hizo su maestro diabólico con Adán y Eva, siempre ayudándose
de una mentira bien adornada; una falsa libertad que en realidad
esclaviza y lleva a la desesperación e infelicidad a los hombres, puesto que los deseos mundanos
nunca se sacian y siempre se quiere más.
Estas ideologías explotan la soberbia, el egoísmo, la
envidia, la codicia y la lujuria... Nada de autoridad! via libre a todos
nuestros caprichos! queremos sexo libre! queremos hacer siempre lo que
nos de la gana! no queremos ser responsables! Muerte a los que viven
mejor que nosotros! Muerte a los que piensan diferente!... todo esto bajo la premisa de querer un mundo
"igualitario y justo", premisa que solo se queda en la teoría, puesto
que dichas ideologías por mucho que supuestamente persiguieran fines
"nobles", se basaban como hemos visto, en antivalores, en lo más
despreciable del ser humano, como la envidia y la soberbia desmedida, y
siempre conducen a establecer la tiranía y la injusticia allá por donde
pasan.
Los autores anarquistas se centran en
los peores
defectos que puede tener el ser humano para engatusarlo, aprovechándose
de sus debilidades, saben que así es muy fácil convencer a las masas,
diciéndoles no la verdad, si no lo que quieren oir, adulándolos y
alimentando su ego, sobretodo a los más ignorantes pero también a otros
que siendo medianamente "cultos" caen en su engaño bajo la trampa de la
vanidad y el amor a sí mismo, ya que al abrazar estas ideologías acaban
creyéndose superiores al resto de mortales, algo que como veíamos
anteriormente es muy propio del "colega" Lucifer. Esta inversión de
valores ha tenido muchos frutos que hoy podemos apreciar por ejemplo en
la ideología de género, en la destrucción de la moral y la familia, en
la falsa solidaridad ligada al fenómeno de la inmigración masiva, en el aborto o en
el feminismo radical, además siempre disfrazan estos objetivos como si
fueran un bien aparente, ocultando el mal que en realidad producen.
En
lo social, los valores más putrefactos de la izquierda, que incluso fueron desechados en la URSS, han sido impuestos en todo Occidente por las élites
en las últimas décadas, todos podemos verlo. En cambio, en
lo económico, como ya no necesitan el cebo izquierdista para con la
clase obrera, dado que que han sustituido al proletariado por otra serie
de
colectivos, como el LGBT, las feministas y ciertas minorías étnicas,
prefieren la socialdemocracia que les renta mucho más. Capitalismo
mezclado con políticas propias del marxismo cultural. En la Escuela de
Franckfurt, se dieron cuenta de que eso es lo que necesitaban para acabar
imponiendo un mundo globalizado, anticristiano y fácil de controlar. El
comunismo y el anarquismo tuvieron un importante papel para lograr los
objetivos globalistas, pero no acabaron de cuajar como habían pensado en un principio. Eso de liberar al
proletariado y
demás solo les "importaba" cuando éstos eran útiles para lograr sus
objetivos, era solo un señuelo, para ellos los obreros eran solo
carnaza, tropa de choque.
Tanto anarquistas como comunistas, desde el más ignorante al más
culto, critican el cristianismo desde la más absoluta ignorancia, dado
que no lo
conocen más que un niño de ocho años que acaba de hacer la comunión, se quedan solo en lo superficial, y haciendo uso
indiscriminado de la demagogia se dedican a ridiculizar la religión
sin utilizar nunca argumentos de peso (mediante la falacia del hombre de
paja normalmente); incluso suelen calificar el cristianismo de "secta"
cuando ellos con su ideología tienen un
comportamiento muchísimo más sectario que muchas sectas reales.
Su único argumento es la defensa de esa supuesta libertad de la que
tanto se les llena la boca, libertad que en realidad es libertinaje,
envidia e inmadurez, y que solo les conduce a la esclavitud.
Caballero de Occidente