lunes, 14 de mayo de 2018

Como era Jesús? Aspecto físico de Jesucristo

Imagen relacionadaMuchas reseñas se han escrito sobre el aspecto físico de Jesús, hoy en día abundan las que mienten por diversos intereses, como es el caso del artículo que aparece en la web de los Testigos de Jehová, en la que dicen que tenía un aspecto normal y corriente de semita, obviando el hecho histórico de que los galileos eran griegos en mayor parte, y que la mayoría de hebreos de esa época no tenían un aspecto semita/árabe, sino occidental, dado que el añadido racial semita se produjo más adelante, de forma limitada, con la diáspora judía que sucedió a la destrucción del Templo en el año 70 d.c y que duró varios siglos.
Jesucristo es según el salmo «el más hermoso entre los hijos de los hombres» (Sal 45,2). En el evangelio de Mateo se describe su atractivo (atraía a los niños y a las multitudes, y los soldados se sorteaban su túnica: cfr. MT 4, 25; Jn 19, 23-24).
Sin embargo, esa cumbre de la perfección humana que es Jesucristo, es capaz de perder toda su belleza en la Pasión hasta el punto que Isaías dirá: «no hay en él parecer ni hermosura» (53,2), esta cita se suele sacar de contexto, interpretándola erróneamente para desprestigiar la imagen de Jesús en muchas ocasiones.


La carta de Publio Léntulo es el escrito que habla más cláramente sobre el aspecto físico de Jesús:


"Es de elevada estatura, distinguido, de rostro venerable. Sus cabellos, ensortijados y rizados, de color muy oscuro y brillante, flotando sobre las espaldas, al modo de los nazarenos. La frente es despejada y serena: el rostro sin arruga ni mancha. Su nariz y boca son regulares. La barba abundante y partida al medio. Los ojos color gris azulado, claros, plácidos y brillantes; resplandecen en su rostro como rayos de sol, de modo que nadie puede mirarle fijo. Cuando reprende es terrible; cuando amonesta, dulce, amable, alegre, sin perder nunca la gravedad. Jamás se le ha visto reír, pero sí llorar con frecuencia. Camina con los pies descalzos y con la cabeza descubierta. Estando en su presencia nadie lo desprecia; al contrario, le tiene un profundo respeto. Se mantiene siempre erguido; sus brazos y sus manos son de aspecto agradable. Habla poco y con modestia. Es el más hermoso de los hijos de los hombres. Dicen que este Jesús nunca hizo mal a nadie; al contrario, aquellos que lo conocen y han estado con él, afirman haber recibido de él grandes beneficios y salud. Según me dicen los hebreos, nunca se oyeron tan sabios consejos y tan bellas doctrinas. Hay quienes, sin embargo, lo acusan de ir contra la ley de Vuestra Majestad, porque afirma que reyes y esclavos son todos iguales delante de Dios" (Publio Léntulo, procurador de Judea al emperador).


En los últimos siglos han dicho que se trata de un apócrifo escrito en la Edad Media, que Léntulo no existió y demás cosas por el estilo. Si existió Léntulo o no es cuestión secundaria, pues su antigüedad es cercana a los primeros siglos y su fondo es veraz. Curiósamente los mismos argumentos se pueden utilizar contra los evangelios apócrifos, pero en cambio a éstos si les dan cierta validez histórica, que la tienen realmente, aunque fueran escritos por otras personas, pero en cambio con la carta de Publio Léntulo, se usa como argumento su apocrifidad para negar cualquier tipo de validez o veracidad en ella. Es evidente que esto lo hacen movidos por sus ideas anti cristianas y no por la razón.



 


La Sábana Santa de Turín es otra muestra histórica del aspecto de Jesucristo, su autenticidad hoy en dia ya está casi fuera de toda duda y decimos "casi" porqué es científicamente imposible demostrarlo en su totalidad por el método científico puesto que no existe una referencia genética de Jesús, pero se ha demostrado que la persona que quedó plasmada en la sábana murió de la misma forma que Jesús, con todo detalle, y perteneció a la misma época (véase el último estudio genético de 2024). Para más inri, el método por el que quedó plasmada la imagen es similar al de una foto o radiografía, siendo esto totalmente imposible de hacer con medios humanos, demostrando su naturaleza sobrenatural. Curiósamente sus característias físicas concuerdan con la descripción dada en la carta de Publio Léntulo, como su altura o sus facciones.


 
Jóvenes Cucuruchos - "El verdadero rostro de Jesucristo. Tomado de la  Sábana Santa de Turín, el lienzo que envolvía el cuerpo del Cristo." |  Facebook
 
Retrato de Cristo basado en la Sábana Santa


Fuentes:
http://es.catholic.net/op/articulos/17586/cat/691/constitucion-fisica-de-jesus.html
http://wwwmileschristi.blogspot.com.es/2016/08/carta-de-publio-lentulo-al-senado.html
Gracia y Gloria - Pedro Blanco
La Sábana Santa de Turín: Su autenticidad - Jorge Loring


jueves, 10 de mayo de 2018

Caballeros medievales, y su equipo de combate



Dos caballeros con armadura completa se enfrentan a lomos de sus monturas

Los comienzos del caballero

Para entender la importancia de los hombres montados es necesario retroceder en el tiempo hasta el siglo VIII, época en la que el término «caballero» no era asociado todavía a noble. Y es que, aunque los jinetes habían existido como tal desde tiempos inmemoriales, fue durante ese tiempo cuando se generalizó en Europa el uso del estribo (una pieza en la que el jinete apoya el pie y le permite sujetarse sin manos a la silla de montar).
Aunque este elemento pueda parecer baladí, algo tan sencillo permitió a los caballeros cargarse de armaduras y armamento y convertirse en el auténtico terror de los soldados a pie. Esa sujeción fue perfeccionada posteriormente mediante diferentes elementos como sillas más profundas o arzones. «En los siglos IX y X estos progresos se extienden y favorecen el combate a caballo, con lanzas todavía cortas […] que se utilizan como venablos o armas de estocada», explican los historiadores especializados en la época medieval Jacques Le Goff y Jean-Claude Schmitt en su obra «Diccionario razonado del Oriente Medieval».


Con el paso de los siglos, se perfeccionó la función del jinete mediante la creación de lanzas extremadamente largas (de unos cuatro a cinco metros) que el caballero usaba para atacar a sus enemigos mediante un método tan simple como efectivo. «El denominado “choque frontal” consistía en utilizar la lanza, que el jinete mantenía firmemente encajada bajo el brazo, en posición horizontal fija. Con este nuevo método la […] eficacia de la lanza ya no dependerá de la fuerza del brazo del guerrero, sino de la rapidez de su caballo. El jinete forma un bloque con su montura y ese “proyectil vivo” se aprovecha de todo el poder que le confiere el galope del caballo. La carga compacta de los caballeros […] adquiere una fuerza de penetración temible, capaz de desbaratar las líneas adversarias y de provocar el espanto», destacan los expertos.
La efectividad de estos «carros de combate» medievales (como son conocidos por múltiples historiadores) hacía que todos los mandameses de la época estuvieran ansiosos por contar con ellos. No obstante, era sumamente caro para los soldados poder mantener una montura y unas armas y armaduras como las que portaban los caballeros, por lo que esta práctica empezó a estar copada por las altas esferas de la sociedad de entonces, la nobleza.
Es quizá por eso por lo que ambos términos han llegado a la actualidad casi como sinónimos. Con todo, a día de hoy se desconoce por qué se acabó haciendo esta asociación entre ambos términos. «Ser caballero era algo mucho más importante que ser un simple soldado; un caballero debía personificar los principios de la caballería, debía ser un dechado de virtudes. El valor, la lealtad, la generosidad y la piedad eran sus principales vitales», explica Michael Prestwich en su obra.

Tipos de caballeros desde el comiendo de la Edad Media

Esta evolución provocó, a su vez, que nacieran varios tipos de caballeros medievales desde el siglo XII atendiendo a la finalidad que tuvieran a la hora de repartir bofetones entre sus enemigos. En primer lugar se destacaban los «caballeros cubiertos», un título que se otorgaba de forma hereditaria y que -además de ser representativo de la alta nobleza- implicaba una serie de privilegios como no tener que quitarse el yelmo ante el monarca.
Los segundos eran los que pertenecían a las órdenes militares, aquellos que decidían tomar las armas como una profesión y dedicaban su vida a ello. Estos se correspondían con grupos de jinetes que se unían bajo una orden estratificada y de carácter marcial. La más conocida fue la del Temple. «Obedecían a un maestre, seguían unas reglas y se comprometían a defender a los peregrinos por los caminos que llevaban a Jerusalén. […] Orden militar no es lo mismo que orden de caballería, las órdenes militares eran de corte religioso mientras que las de caballería estaban formadas por laicos.
Finalmente, el último tipo era el que estaba formado por los «caballeros andantes», los que vagaban por el mundo llevando a cabo buenas acciones de manera solitaria. «Inspirados por los ideales del amor cortés, ran siervos de una dama a quién debían fidelidad amorosa y a quién dirigían sus pensamientos más generosos y el mérito de sus hazañas. El caballero debía poseer virtudes propias y virtudes distintivas. Las propias eran la castidad, la generosidad, el sacrificio, la caridad..., aquellas virtudes que conformaban su personalidad y su espíritu», determinan Aurelio González y María Teresa Miaja en su obra «Introducción a la cultura medieval».

El equipo de un caballero de finales del siglo XIV

Debido a que al hablar de «caballero medieval» estamos haciendo referencia a un jinete que perduró durante más de cuatro siglos, es lógico pensar que su equipo fue evolucionando con el paso de los años. Sin embargo, las armas y armaduras más representativas de estos soldados son las que portaron a finales del siglo XIV y principios del XV. Y es que, son las más habituales en las películas.
Paños «menores»
Antes de ponerse la parafernalia defensiva, todo caballero que se preciara debía vestirse con una primera protección del cuerpo que se ubicaba encima del torso. Usualmente, todas estas prendas eran utilizadas para amortiguar los golpes y evitar que la armadura rozase directamente la piel.

1-Gambesón
El gambesón era un camisón de tela gruesa que evitaba que el frio metal pellizcase la piel de su portador. Solía estar fabricado de cuero, lana o lino. Estaba relleno de la parte más burda y barata de la lana o, si el portador contaba con unos buenos ahorros, de algodón. El más habitual era de grandes dimensiones que llegaba hasta las rodillas de manga larga, aunque también destacaban los de dos piezas o los de manga corta.
«A efectos prácticos era una colcha que amortiguaba los golpes que se daban sobre la armadura. Sin este elemento las placas rozarían la piel y serían sumamente molestas. Usualmente iban cosidas al gambesón varias piezas de cota de malla para evitar los golpes que se pudiera hacer a través de un hueco de la armadura», explica Gil Perujo a ABC.

2-Cofia
La cofia era la versión militar de la crespina, una prenda utilizada para proteger la parte superior de la cabeza. Era de tela y se fijaba a la cabeza mediante dos trozos de tiras de tela que se ataban en la parte inferior de la barbilla. «Estaba acolchada y servía para aislar el cuero cabelludo del roce del yelmo», explica el investigador y divulgador histórico Sebastián Roa en su obra «El Ejército de Dios».

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 Cofia
 
Armadura
La armadura del caballero del siglo XIV es uno de los elementos que ha hecho que esta época histórica haya perdurado en nuestras mentes. Y es que, además de ser espectacular, supuso una auténtica revolución que permitió a los jinetes ir cubiertos de arriba a abajo de metal. Una gran ventaja ante los arcos y las estocadas enemigas. Con ella, se puso fin así a los problemas que ofreció la cota de malla durante el siglo XIII (un camisón formado por múltiples anillas de metal que, aunque protegía de los cortes, se rompía fácilmente a las punzadas y los golpes). «A esa primitiva cota de malla se le fueron añadiendo piezas de metal hasta completar una armadura completa», completa el recreador.
Se caracterizaban porque estaban elaboradas por herreros de forma artesanal, pieza por pieza, y por ser sumamente caras. De hecho, no toda la población podía permitirse una. Así lo afirma Prestwich en su obra, donde hace un desglose de lo que un militar (que solía cobrar 2 chelines ingleses al día) debía pagar para hacerse con las diferentes piezas de la armadura. Así pues (y sabiendo que -en la actualidad- una libra es equivalente a 20 chelines) este soldado debía pagar 6 libras y 6 chelines por la silla de montar o 8 libras y 6 libras y 8 peniques por dos pares de guanteletes. 


Lo cierto es que el coste estaba justificado, pues en una buena parte de los casos la armadura era fabricada expresamente para el caballero y contaba con un aura de misticismo que la hacía todavía más valiosa. «Durante la Edad Media, el equipo del caballero gozó de una naturaleza sagrada […] La armadura pesada, esa apariencia de hombre de hierro, de cuerpo humano acorazado, será la que configure y diferencie su imagen. Esta sensación de invulnerabilidad psiquica y física producida por la armadura hizo del caballero medieval casi un semidiós. […] El tratamiento artístico […] aplicado para el armamento ceremonial […] convirtió las armaduras de placas medievales en verdaderas joyas de orfebrería con decoración y programa iconográfico generalmente épico».
 
La armadura completa que solían portar los caballeros pesaban habitualmente entre 25 y 30 kilos. Una cantidad que puede parecer extrema pero que, por el contrario, les permitía moverse con cierta libertad, subirse al caballo sin ayuda de nadie y, por descontado, les ofrecía más protección que las viejas cotas de malla.

1-Partes de la armaduras (de arriba a abajo)

A-Yelmo. La parte indispensable de toda armadura -y también la más cara debido a que su función era proteger la cabeza, una de las partes de mayor importancia del cuerpo- era el yelmo. Estos cascos sufrieron una considerable evolución desde el siglo XIII. Y es que, por entonces los caballeros portaban el denominado «gran yelmo», que se caracterizaba por ser tosco, con forma de cubo, y de una sola pieza.
«Era una enorme pieza de metal que descansaba sobre los hombros. […] Solía tener la parte superior plana, lo que facilitaba su fabricación», explica Prestwich. Su peso era tal que lo mejor era ponérselo únicamente cuando se fuera a combatir. A partir del siglo XIV el yelmo sufrió una gran evolución y se le añadió una «visera» que se podía abrir y cerrar (la cual protegía el rostro) y empezó a adquirir nuevas formas.
B-Coraza. Una pieza bastante revolucionaria en el siglo XIV. Se correspondía con la parte de la armadura que cubría el torso y en la que, además, se enganchaban algunos otros elementos. Estaba formada por:
b.1. Un peto que protegía la parte delantera del cuerpo.
b.2. Un espaldar que, como su propio nombre indica, salvaguardaba la espalda de los golpe de los enemigos.
b.3. Un faldón, una pieza utilizada para proteger la cintura.
b.4. Las escarcelas, dos piezas metálicas que, asidas al peto, servían para proteger las caderas. Solían llegar hasta medio muslo.


Armadura completa


C-La protección del brazo la otorgaban varios elementos. En primer lugar se destacaba la hombrera, una pieza que protegía el hombro y en la que se solía ubicar el escudo de armas. Bajo ella, el ristre servía para que el brazo no sufriera daños. A continuación se ubicaba el codal, ideado para proteger el codo y encargado de unir el ristre con la siguiente pieza, el brazal (que aseguraba el antebrazo). Finalmente, el guantelete era el encargado de proteger la mano.
D-Por su parte, la pierna del caballero era protegida en primer lugar por el quijote (para el muslo); la rodillera (para la rodilla); la greba (para la espinilla) y el escarpe (encargado se salvaguardar el pie).
En el siglo XIV, la armadura solía cubrirse finalmente con una túnica amplia. Con todo, esta prenda terminó pasando de moda.

Armas y defensas

1-Armas principales.
Desde que el «caballero medieval» comienza a dominar los campos de batalla de Europa, en su equipo se destacan dos armas principales. La primera fue la lanza, que comenzó teniendo una extensión de apenas dos metros pero que, con el paso de los años, llegó a contar con hasta cuatro y cinco. Solía portarse de forma vertical hasta que se entraba en batalla.
Cuando la lanza se rompía durante la carga, el caballero usaba la espada, un arma con la que, desde los comienzos del siglo XI, tenía una relación especial. Tal y como señalan Le Goff y Schmitt en su obra, estas fueron ganando en tamaño y en peso hasta el siglo XIV, cuando llegaron a medir hasta 1 metro 30. Dependiendo de su extensión eran portadas a dos manos o a una.

Curiosamente, no todos los jinetes sabían utilizarlas. «La esgrima la trabajaban aquellos que podían pagarse un maestro. Usualmente los que solían aprender técnicas determinadas eran los escuderos, que trabajaban a las órdenes de un caballero y, como tal, aprendían de él gratuitamente. El resto de los soldados no solían tener acceso a ello. En primer lugar porque no sabían leer y debían aprenderlo de alguien, en segundo, porque no tenían dinero», determina Gil Perujo.

2-Armas secundarias (usadas a pie y a caballo, a veces solo en los torneos)
-Hacha (corta y larga)



-Bracamante o bracamarte. «Era una mezcla entre espada y hacha para que, con la inercia que tomase, se hiciese una gran fuerza», determina el recreador histórico. Contaba con un filo y era abombada en su parte superior.
 

- Maza
 


3-Escudo.
Una pieza indispensable pero que, según fueron pasando los siglos, se fue haciendo más pequeña. En principio solían tener un tamaño considerable y su parte inferior estaba acabada en punta. Iba unido mediante unos correajes al brazo. «Había caballeros que se clavaban el escudo a la armadura para evitar que se moviese. Con todo, y a pesar de estar fijado, había que hacer cierta fuerza para que no se cayera», informa a ABC el recreador histórico y luchador de combate medieval Daniel de la Flor Sánchez.
«Los correajes eran enganchados mediante una hebilla o mediante el sistema de “lengua de serpiente” (en el que partían un trozo de cuero en dos, hacían dos agujeros y los unían mediante un nudo). Esta última era la opción barata. Los que tenían el dinero y podían comprar una pieza de metal usaban la primera», explica, en este caso, Gil Perujo. El escudo llevaba también un cierre en la mano para evitar que se abriese.




Fuente: ABC Cultura

jueves, 3 de mayo de 2018

Los Cátaros, mitos y realidad. Parte I

Los cátaros ( que significa "perfectos") o también llamados albigenses se encontraban en el Sur de Francia, haciendo frontera con el reino de Aragón, zona denominada el Languedoc poblada por los occitanos que digamos que eran los primos hermanos de los francos o franceses, muy parecidos a ellos pero con sus particularidades. El Languedoc era una zona con abundantes recursos naturales, un comercio bullente originado por banqueros judíos y una artesanía local de gran calidad, todo ello apetecido por los vecinos franceses de los siglos XI y XII. Creían en la reencarnación, odiaban el mundo material y estaban en contra de la procreación, es posible que incluso defendiesen a Lucifer (aunque no de forma directa) ya que le daban la vuelta a la historia del Génesis, etc... Viendo esto, es normal que acabara mal la cosa. El catarismo cada vez se fue extendiendo más y después de varios intentos por las buenas de hacerles volver al Catolicismo, la Iglesia acabó declarando el Languedoc como zona hereje, con lo cual pasaron a enviar misioneros y teólogos para combatir dialécticamente de forma activa y oficial a los cátaros. Al cabo de un tiempo y a raíz de una serie de conflictos se declaró la Cruzada Albigense.

Con H de Historia: Montsegur, el último bastión de los cátaros

 
Introducción al catarismo
Caminaban descalzos por las calles de los pueblos del Languedoc, alrededor del 1100, extraños misioneros (as) vestidos con una túnica negra, siempre de dos en dos. Los cátaros eran ascetas, vegetarianos, célibes, no recaudaban el diezmo, ni se otorgaban tierras o ventajas de algún tipo; altamente exigentes consigo mismos; no tenían servicios religiosos obligatorios, rechazaban la eucaristía, sin distinción de sexos para la vida religiosa, no podían casarse ni tener hijos puesto que odiaban el mundo material, y curiósamente en algunos grupos se dejaban llevar por los placeres sexuales, ya que según el dualismo gnóstico, los iniciados están por encima del bien y el mal, es decir sus obras no importan, esto era bastante común en los grupos gnósticos de épocas anteriores. Creían en la reencarnación, rechazaban los juramentos y creían que el progreso iniciático basado en conocerse a uno mismo sin ayuda divina, les llevaba a la “salvación”. 

Su base doctrinal y teológica era la de cualquier movimiento gnóstico anterior, altamente liberal e individualista, muy parecido al maniqueísmo que fue el más conocido de todos ellos.

Propuesta religiosa cátara

Los cátaros eran gnósticos, implica que creían que la “salvación” llegaba por el conocimiento de uno mismo, en el caso de los cátaros con una mínima ayuda de Dios o de lo alto, digamos que andaban a medias entre la gnosis antigua procedente del Maniqueísmo y el Cristianismo, aunque guardaban mayor parecido con los maniqueos. La gnosis era una herejía grave ya muy conocida por la Iglesia, San Agustín de Hipona por ejemplo, fue maniqueo y al convertirse al cristianismo lo combatió dialécticamente con mucho éxito puesto que él conocía bien su doctrina y sabía identificar todos sus errores. 

El problema central de la Gnosis se encuentra en que su motivación principal es convertirse en un supuesto ser superior, en el caso de los cátaros en un "perfecto" mediante un conocimiento secreto solo apto para iniciados que se colocan por encima de los demás,  por uno mismo, sin necesidad de Dios ni de redención, por lo tanto Jesucristo no tenía mucha importancia para ellos. Se empezó a decir en tiempos modernos que al ser gnósticos, los cátaros admiraban a Lucifer, el cual se rebeló por querer ser como Dios, con una falta total de humildad, por pura soberbia. Con su "non serviam" acabó convirtiéndose en Satanás por la consumación de su propio pecado. 

De todos modos lo más probable es que los Cátaros siguiesen la gnosis sin meter la figura de Lucifer por medio. Los gnósticos esotéricos actuales, como la new age o la masonería, le dan la vuelta al Génesis y presentan a Lucifer como el bueno de la película, como el portador de la luz y afirman que no es Satanás. Esa máscara se cae por si sola cuando observamos que defienden la actitud soberbia llena de codicia, que empuja a Lucifer a ponerse contra Dios para ser más que él, justificándolo demagógicamente. No buscan llegar a Dios, buscan convertirse en uno, cayendo en la más absoluta vanidad.

Tanto en las creencias cátaras como en el gnosticismo actual en mayor grado, no hay humildad por ninguna parte, la vía de la soberbia es la que prevalece porque la gnosis conduce a ello, con sus supuestos secretos y sus grados de iniciación, que al fin y al cabo no es más que un plan de marketing para sobrealimentar el ego y la autoestima de los adeptos. Este fue el motivo religioso de base por el que la Iglesia combatía esta herejía, al igual que lo había hecho antes con otras tantas del mismo estilo, aunque la de los cátaros tuvo bastante más éxito que las anteriores.

El Consolamentum era el único sacramento que impartían, primero, en la ordenación del iniciado como bautismo y segundo, a los moribundos. Es un largo ritual frente a un altar que utiliza el Evangelio de San Juan. Al no celebrar la eucaristía cerraban el principal canal cristiano de conexión con Dios, esto fue otros de los motivos principales que causó gran conmoción en la sociedad católica de aquellos tiempos. Lógicamente esta doctrina chocaba frontalmente con la Iglesia, al revivir viejas herejías  que tenían muy poco que ver con el Cristianismo. Siglos antes, San Agustín de Hipona con su obra "Contra los herejes" rebatió en su totalidad el gnosticismo maniqueo, del cual bebían los Cátaros.
 Debido a al secretismo y misterio que envuelve a los cátaros se ha propagado el rumor ya en tiempos modernos de su supuesta relación con el Santo Grial, aunque no hay prueba histórica alguna ni ninguna mención del tema en manuscritos de la época, así que parece ser que esta leyenda es fruto de la imaginación de unos cuantos que estaban interesados (la masonería por ejemplo) en darle buena fama y renombre a este tipo de creencias gnósticas. Lo mismo sucede con su supuesta relación con los templarios, que es otra leyenda más sin base histórica o mejor dicho, que va contra la propia historia, puesto que la Orden del Temple participó actívamente contra ellos en la Cruzada Albigense.


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 Caricatura de la época sobre el catarismo


viernes, 27 de abril de 2018

La ilustración

El movimiento cultural conocido como Ilustración, se dió en el siglo XVIII con la revolución francesa y la aparición del liberalismo. Al contrario de lo que se dice, no fue ni tan brillante ni estuvo tan a favor de la libertad como se suele decir, la Ilustración estuvo impulsada por la masonería y sus máximos representantes en realidad dejaban mucho que desear como intelectuales y como seres humanos.

sábado, 14 de abril de 2018

La mitología nórdica no es una alternativa al cristianismo, sino un complemento cultural.

Desde hace unas décadas parece que se intenta crear una pseudo-religión con la mitología nórdica sobre todo, en un intento de reavivar el paganismo nórdico, juntando cuatro ideas por aquí y cuatro símbolos por allá. Siendo en realidad una posición cultural más que religiosa, contraponiéndola al cristianismo desde un desconocimiento total sobre este último, motivado por la profunda descristianización de la sociedad y la imposición de lo posmoderno.

La mitología nórdica o clásica no es una alternativa como religión al catolicismo, ya que es mucho más simple e inferior doctrinalmente, sin una liturgia, ni rituales, tocando solo superficialmente el conocimiento espiritual, centrándose más en lo cultural como los mitos y algunas costumbres. Cualquiera puede comprar un libro sobre mitología nórdica y uno de introducción al cristianismo para comparar y darse cuenta de ello. 
La mitología nórdica al igual que la griega puede actuar parcialmente como complemento cultural del catolicismo y así es como ha sido a lo largo de nuestra historia. La Iglesia Católica desde los tiempos de la Roma Imperial ya se encargó de conservar todo lo pagano que consideraban válido, como la filosofía griega, la mitología o determinadas festividades y costumbres. El Obispo Newman, docto en mitología y filosofía afirmó: 
“La naturaleza es una parábola, la Escritura es una alegoría; la literatura pagana, la filosofía, y mitología, adecuadamente entendidas, eran una preparación para el Evangelio. Los poetas griegos y sabios eran en un sentido profetas".

El mito de Odin, cuando se crucifica en el árbol de la vida (copiado de la crucifixión de Cristo) o cuando da su ojo, a cambio del conocimiento de las runas y de la sabiduría espiritual, es un claro ejemplo de mito que casa con la doctrina católica, la cual afirma que mediante el sacrificio, mediante la vida dura, se consigue alcanzar un nivel espiritual superior, acercarse a Dios.
JRR Tokien, heredero de la fe de su tutor Francis Xavier Morgan, impregnó con su fe católica el Señor de los Anillos, adornándolo con elementos mitológicos, sobre este tema él mismo aseguraba que “La mitología es el eco divino de la verdad”. A su vez Newman, que fue profesor del tutor de Tolkien, decía que tanto la mitología como la filosofía pagana bien entendidas eran una preparación para el evangelio.

  Todo lo que sabemos de El señor de los anillos, la superproducción de  Amazon Studios | Hobbyconsolas
  El Señor de los anillos, una obra maestra impregnada de Catolicismo, el anillo 
  representa la manzana del pecado original, Sauron a Lucifer, la Ciudad Blanca a la Roma cristiana, 
  Aragorn a Cristo Rey, Galadriel a la Virgen, y la aventura de Frodo, el camino de la iniciación cristiana.

Con otro tema como el Valhalla, es una muestra de que como religión era incompleta, ya que solo podían gozar de éste, los guerreros caídos en combate (no todos), la gente normal aunque fuese buena iba al inframundo, una especie de infierno pero más tranquilo, sin castigos, luego la gente mala iba a una parte del inframundo que era igual que el infierno. Los pueblos germanos solo tenían como vía para ir al cielo la muerte en combate, en cambio la religión católica, tiene la vía de la contemplación y de las buenas obras, así como la de la acción, que consistiría por ejemplo en morir luchando por una causa justa o como mártir, siendo por lo tanto muchísimo más completa y racional que las creencias nórdicas.


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Representación germánica de Cristo como un guerrero heroico que derrota a satanás (la serpiente).

Al ser el cristianismo muy superior en cuanto a doctrina, filosofía de vida y ritos (sacramentos), todos los pueblos germánicos se convirtieron masivamente a éste, y no fue solo por cuestiones políticas como los contrarios al cristianismo aducen, ya que en muchos casos éste cambio les trajo rebeliones y problemas muy graves, como a Recaredo o a varios reyes nórdicos como Harald Blatand o Olaf I de Noruega, otro caso muy interesante de conversión es el de Vladimir I de Kiev, el rey de origen vikingo que cristianizó Rusia. La razón principal fue por convicción propia en la gran mayoría de casos, con Recaredo en concreto además pesaba el hecho que el pueblo visigodo se estaba convirtiendo masivamente al catolicismo desde el arrianismo (ya habían dejado de ser paganos en el siglo IV, véase Ulfilas, el obispo godo que los cristianizó), además hubo casos concretos de conversión mística en algunos gobernantes vikingos como los antes citados Olaf I y Vladimir I.

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 Conversión de Recaredo I de España

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  Olaf I destruyendo un ídolo de Thor

Como conclusión, se puede asegurar con plena certeza que un cristiano puede ser un apasionado de la mitología, ya sea nórdica o greco-romana, ya que actúa como complemento de riqueza cultural y nunca realmente como una religión alternativa. Los que creen que la mitología nórdica hoy en día es una religión o algo parecido, lo hacen por puro desconocimiento sobre lo que es una religión.

Ya no entramos a valorar las creaciones artificiales neopaganas y new age que surgieron el siglo pasado, la mayoría de ellas de corte gnóstico (el gnosticismo es el pilar central de la doctrina masónica) e incluso con detalles abiértamente luciferinos-satánicos como la ariosofía, de origen cripto masónico. Esto lo haremos en otro artículo.



Europa Ancestral
Fuentes: 

"John Henry Newman: Una biografía", de Ian Ker.
"http://www.forumlibertas.com/hijos-de-la-misma-luz-el-cardenal-j-h-newman-y-j-r-r-tolkien/"
"https://lamazmorradelpoliedro.blogspot.com.es/2014/02/biografia-jrr-tolkien-el-senor-de-los.html"
Wikipedia "Cristianización de Escandinavia"
"Mitología nórdica" de Enrique Bernárdez 
"El Poder del anillo" de Stratford Caldecott